La casaca de Luis Daoíz y el ‘falso’ sudario de Velarde, protagonistas en el Museo del Ejército

Madrid. 2 de mayo de 1808. Nace la leyenda en torno a Daoíz y Velarde, capitanes de artilleros, los ‘niños mimados’ de Godoy dentro del ejército español de la época.

El levantamiento del 2 de mayo contra los franceses de Napoleón dejaba muchas víctimas y muchas leyendas tras de sí. Algunas de ellas relacionadas con ambos personajes que fueron mortalmente heridos ese día, enterrados y exhumados diez años después en un acto en el que el pueblo les aclamó como héroes.

De entre sus restos, se recuperaron parte de las ropas con las que fueron enterrados. Una casaca perteneciente a Daoíz y el sudario en el que, supuestamente, se habría envuelto a Velarde.

Ambas piezas se depositaron en el Museo del Ejército, viajando desde el siglo XIX por sus diferentes sedes primero en Madrid, pasando por el Alcázar de Segovia y en sus últimos tiempos en Toledo.

Hasta 2013, las piezas habían permanecido en urnas, en cuyo interior se guardaban cajas de madera con los restos textiles. Durante siglo y medio pasaron desapercibidas. Fue así hasta que el Museo del Ejército, ya con su sede en la capital de Castilla-La Mancha, decidía abrir una investigación e iniciar la restauración de las prendas.

El resultado: revelaciones que, aunque provisionales, han terminado desterrando algunos mitos y creencias en torno a la muerte de los héroes del siglo XIX.

La casaca destrozada por ‘cazareliquias’ de Daoíz

Por un lado, una casaca ennegrecida por el paso del tiempo- azul en sus mejores días- que se ha demostrado, “sin la menor duda”, que perteneció a Luis Daoíz se ha convertido en la pieza textil, relacionada con el ejército, más antigua de la que se dispone físicamente en nuestro país.

Agujereada por las bayonetas, con restos de sangre y desgarrada por la acción de los ‘cazareliquias’ es una de las nuevas piezas que se exhiben desde ahora en el Museo del Ejército de Toledo.

Su estudio ha permitido abandonar la idea de que su muerte, “a bayonetazos”, se produjera “a traición” por la espalda porque los restos en la casaca muestran que murió luchando cara a cara.

Su importancia histórica radica también en que ha permitido conocer “al natural” la indumentaria de una época de la que sólo se tenían referencias gráficas o del propio reglamento militar y que ha deparado “verdaderas sorpresas” en su confección, asegura Luis Soranzo, experto en uniformología militar.

La ‘oscura’ muerte de Velarde

Sobre lo que no se ha podido arrojar tanta luz ha sido sobre la muerte de Pedro Velarde.

Los restos textiles que se le atribuían hasta ahora -un sudario del que se decía era un hábito de monje improvisado por un desconocido para enterrarle dignamente- han resultado ser unos calzones “que podrían ser el sudario de algún patriota madrileño”, asegura el coronel José Fernández del Barrio.

Quizá se mintió sobre cómo se enterró a Velarde, una “mentira piadosa” dicen los investigadores, o quizá hubo un error al identificar su cadáver.

Los expertos aún trabajan en ello y aunque la pieza está en el Museo no será expuesta al público ante la falta de datos.

Una exposición en la Sala Guerra de la Independencia

La casaca, sometida a un intenso trabajo de restauración durante tres meses por parte de la experta Mercedes Amézaga, puede contemplarse desde hoy en el Museo del Ejército, en la sala dedicada a la Guerra de la Independencia.

Junto a ella está la edición de una publicación que recoge el contenido de todos los informes científicos de la investigación y ya se baraja la posibilidad de organizar una exposición temporal centrada en el Dos de Mayo.

Los resultados de la investigación –financiada por el Banco Santander- han sido presentados coincidiendo con la celebración el próximo 19 de julio del quinto aniversario del traslado del Museo al Alcázar de Toledo.

En ella han colaborado expertos en ADN de la Universidad de Granada o la Escuela de Medicina Legal de la Complutense de Madrid, entre otros.