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Iñigo Manterola: “El Cantábrico es el mar de mis amores, pero también el de mis tormentos”
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Iñigo Manterola: “El Cantábrico es el mar de mis amores, pero también el de mis tormentos”

> El pintor y escultor vasco habla con Diariocrítico

miércoles 12 de agosto de 2015, 10:43h
Iñigo Manterola es un pintor y escultor vasco (Orio, 1973) que, a pesar de tener una obra definida, él mismo reconoce que “es muy difícil definirse uno mismo como artista” y que lo que cree es que está “anclado en la figuración, sobre la que construyo ejercicios abstractos, tanto pictóricos como escultóricos”. Se reconoce “abierto, dinámico (en cuanto a la evolución constante que pretendo) y sobre todo trabajador”. Además, afirma estar interesado últimamente “por el movimiento y la línea, mis ejercicios escultóricos pretenden llevar a las tres dimensiones la idea de garabato”.
Sencillo y poco dado a creerse nada, a pesar de su dilatada trayectoria internacional considera que “tener muchas obras en colecciones particulares de EEUU, México, y aquí en Europa, en una decena de países no le dan a uno renombre internacional”. Aunque, reconoce estar satisfecho con lo que ha logrado “en líneas generales el balance es positivo. Soy un privilegiado al poder vivir de esto. No obstante, es una pena contar con tan poco apoyo institucional y no poder llevar adelante algunos proyectos que tengo en mente”, se lamenta.

Reconoce sentirse atrapado en las dos disciplinas, la pintura y la escultura “voy alternándolas con el objetivo de oxigenar las neuronas en función de las necesidades creativas” y, está convencido de haber evolucionado en ambas “mi obsesión por no estancarme me empuja a ello”, explica.

Manterola no es ajeno a los que empiezan ahora como él en su día lo hizo: “El panorama no es más complicado que cuando yo empezaba. Esto es una carrera de fondo” Reconoce que hay trabas en cuanto a las ayudas de quienes gobiernas pero también asume que no pertenece “al tipo de artista que persigue al político o cargo público para conseguir llevar adelante sus proyectos, ya que eso requiere tal esfuerzo que mermaría la capacidad creativa”, explica.

Manterola, que es padre de dos niñas, habla sobre cómo se les puede inculcar a los más pequeños el amor hacia las artes plásticas desde el sistema educativo que, reconoce el artista “les pone en contacto con el color y la forma, al principio mediante juegos y después como asignatura de plástica” Lógicamente no todos los niños son iguales y Manterola confía en que el profesor tiene la palabra a la hora de “percibirlo, canalizarlo y fomentarlo tal y como me pasó a mí”, recuerda. “Además, añade, como dice Arno Stern, al niño hay que dejarlo jugar sin juzgar el resultado. En el momento en el que lo hacemos, deja de pintar para él y condicionamos y limitamos su potencial”

Si algo define la pintura de Manterola son sus marinas, del mar Cantábrico, de la playa de Zarautz, lugar donde vive. “Toda mi familia por parte de padre han sido pescadores, mi bisabuelo Gregorio, recuerda, pescaba ballenas en el Cantábrico, así que sí, es el mar de mis amores pero también, a ratos, de mis tormentos”, reconoce el artista.

Iñigo Manterola, 42 años, veinte como artista sin obsesionarse por dejar huella o poso, “eso me podría limitar, me llega con obsesionarme con que mi discurso sea coherente y honesto aunque no cale” Con las ideas claras, se muestra crítico con ciertos aspectos relacionados con su profesión como ARCO una feria en la que no cree ya considera que “muchas de las propuestas no tienen recorrido y, lo que buscan es la polémica y llegar a los medios”.

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