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Feria de Albacete: heroico López Simón e indultador y bochornoso presidente
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Feria de Albacete: heroico López Simón e indultador y bochornoso presidente

A hombros Simón, El Juli y Garrido en la última del abono

jueves 17 de septiembre de 2015, 14:32h
Los antitaurinos lo tiene fácil, porque, como en el caballo de Troya, el enemigo está dentro de la propia Fiesta. Y en mucha medida en la autoridad, tantas veces incompetente. Como los dos usías del coso de Albacete, sobre todo uno, Joaquín Coy, que con la ayuda de El Juli, incumplió el reglamento al indultar el cuarto de la tarde, muy justo de trapío, de otro de los poderes fácticos de la tauromaquia albaceteña, Daniel Ruiz. Lo más auténtico fue un heroico López Simón, que reaparecía.

Porque la normativa expresa con rotunda claridad que para indultar un toro, es menester, justo, necesario e imprescibdible que tenga un gran comportamiento en los tres tercios y que lo pida mayoritariamente el público. Nada de eso aconteció con 'Cortesano' número 100, de esta divisa. En el primer tercio recibió un leve picotazito sin
entrega, en banderillas tampoco destacó especialmente ni se entregó, y con la flámula era un animalote repetidor incansable, que hizo intención de rajarse en varias ocasiones.

Eso sí, la muleta poderosa de su matador, que llevaba cinco toros en la Feria sin dar ni una vuelta al ruedo, lo sujetó y en plan acelerado y pasional, le endilgó pases de todas las marcas, pocos de ellos cargando la suerte y sin ventajismo, pocos de ellos con calidad. Pero en sospechosa actitud, El Juli retrasó su entrada a matar y el usía tiró rápido de pañuelo naranja mientras los tendidos se dividían. Todo un bochorno antirreglamentario.

Al margen de esta cuestión que deja a Albacete a la altura del betún, por culpa de la autoridad, lo más interesante y verdadero del festejo lo realizó López Simón, que reaparecía con la herida sin curar de su percance en esta misma plaza hace una semana. Era una apuesta arriesgada y valiente, como su toreo. Un cara o cruz que le salió bien, aunque eu primer toro le volteó dramática y espectacularmente pero sin graves consecuencias.

El heroico coletudo, desmadejado y disminuido volvió a la cara del burel y le toreó aún mejor, con más verdad y con el público en pie y gritos de !torero torero¡. Lo que no fue óbice para en otro gesto de mal aficionado, el usía le denegara la segunda oreja, esas que tanto ha regalado a las figuras lo largo de su estancia en el palco tantos años. Una oreja que Simón obtuvo funalmente, tras nuevo paso por la enfermería, del quinto.


En la triunfal salida a hombros le acompañó José Garrido, sensacional un par de días antes y que junto a López Simón se había ganado la sustitución del herido Perera. El extremeño lo bordó con el capote y bajó mucho el tono con la pañosa, pero se ganó cada trofeo por sus dos magníficos espadazos. Triunfalista y aabtirreglamentario fin del largo abono albaceteño. Y una pregunta: ¿A quién defiende la autoridad? Y una afirmación rotunda: los antitaurinos están dentro.

Ficha

Toros de DANIEL RUIZ, mal presentados en general excepto el 5º, con 2º y 4º anovillados y 3º abecerrdo. Nobles, manejales y flojos. El 4º, 'Cortesano', fue indultado. EL JULI: silencio; dos orejas y rabo simbólicos. LÓPEZ SIMÓN: oreja y dos vueltas al ruedo tras fuerte petición de la segunda; oreja. JOSÉ GARRIDO: oreja; oreja. Plaza de
Albacete, 17 de septiembre. 10ª y última de Feria. Lleno.

Crónica del festejo anterior: mediocridad de las figuras

Tras la tempestad de toreo 'der güeno', llegó la calma. La calma chicha de la mediocridad, siendo generoso. A lo que es justo y necesario, es nuestro deber -pero no salvación-, añadir que volvieron las figuras a la Feria -El Fandi, Castella y Manzanares-y bajó la presentación del toro, así como también regresaron los líos de corrales y los problemas y amenazas de estos mandamases del escalafón de caerse del cartel en los reconocimientos si no aprobaban sus toretes.

De modo que a la sensacional tarde que nos obsequió el martes José Garrido, que le valió para entrar en la última de abono, este jueves, en sustitución del herido Perera, le sucedió un festejo plano, muy plano, y malo, muy malo, siendo generoso, se insiste. Claro que de uno de esos ocupantes de los altos puestos del escalafón desde hace más de un lustro como es David Fandila 'El Fandi'-así está la Fiesta, así-, no podía esperarse nada que se acerque al toreo y mucho al destoreo.

De tal forma obró en el que abrió corrida, tanto con percal como con rehiletes y pañosa, obteniendo el regalo presidencial de turno, a pesar de que no había moqueros suficientes. ¿A quién defiende la autoridad...? Desde luego no a los aficionados que mantienen el espectáculo. ¿Por qué?... Pues ya se sabe, como en la mítica canción de Dylan, la respuesta está en el viento. Por ser generoso.

Sin embargo, por difícil que parezca, el granadino fue capaz de estar peor, mucho peor en el cuarto, lo que tiene mérito, mucho mérito.Y si el director de lidia fue la vulgaridad, el segundo de la terna, el francés Sebastián Castella, fue la 'vulgarité' ante sus dos enemigos, tan noblotes y colaboradores como todo el encierro. Lo que en su caso es peor, mucho peor, ya que el galo ha demostrado con creces en otras ocasiones ser capaz de torear bien. Y para no desmerecer a su compañero, los mantazos y enganchones de su primer enemigo los aumentó en el otro.

Tampoco el esperado y vitoreado Manzanares, que volvía a Albacete después de dos años de ausencia, levantó el diapasón de la mediocridad, por seguir siendo generoso en la crítica. No se acopló con el tercero, que punteaba levamente por ambos pitones, y ese camino llevaba en el que cerró plaza, cuando el animalote se tragó una tanda de naturales despegados, aunque con el empaque del alicantino, que obligaron a éste a un par de series más y un extraordinario pase de pecho.

Poca chicha, que después emborronó con tizona y verduguillo, resultando volteado de maenra escalofirante al quinto intento de descabello, aunque por todo quedó en un fuerte golpe en la cabeza, pendiente de un TAC, por lo que Manzanares ha quedado ingresado en una clínica por precaución.

Ficha

Toros de EL PILAR y 1º, 2º -como sobrero al lastimarse el titular durante la lidia- y 3º de TORREALTA. Desiguales de presentación con 1º, 2º y 5º chicos. Nobles, manejables y flojos. EL FANDI: oreja; silencio tras dos avisos. SEBASTIÁN CASTELLA: ovación; ovación tras aviso. JOSÉ MARÍA MANZANARES: silencio; cogido por el sexto al que remató El Fandi tras dos avisos. Plaza de Albacete, 16 de septiembre. 9ª de abono. Lleno.

Crónica del festejo anterior: gran triunfo de José Garrido

La Fiesta, no olvidemos, de los toros, se engrandece cuando hay toros. Una obviedad que cada vez más e suna excpeción. Claro, toros con trapío y bravura o casta. Y cuando les hace frente algún coletudo con agallas, técnica y clase. Cual aconteció en esta octava del largo abono albacetense con un gran encierro de Montalvo y un enorme José Garrido, que cortó tres orejas de verdad de verdad de la buena.

La gente, además de emocionada, salió toreando del bello coso mudéjar manchego camino del ferial, donde la gran actuación de José Garrido era uno de los comentarios más habituales. ¿Qué hizo el extremeño? Torear. Casi 'na', en estos tiempos posmodernos de destoreo y 'desolé'. ¿Ante quien lo llevó a cabo? Ante dos bicornazos bravos en estos
tiempos de descaste y 'desolé'.

Garrido bordó sus labores con el percal en sus dos enemigos de la divisa de Montalvo, que pedían el carnet de torero. Lo bordó en mecidas verónicas como en majestuosos delantales, chicuelinas ajustadísimas y belmontinas medias barrocas. Y con la flámula festoneó, sobre la ortodoxia, unas amplias dosis artísticas casi de cante jondo y un sentimiento a flor de piel.

Con tales armas, siempre mandando y sometiendo las codiciosas embestidas, alumbró series al redondo y al natural abrochadas con pases de pecho que eran arrebatados monumentos escultóricos para cerrar ambas faenas con creativa variedad. Para después tirarse a matar como un cañón y dejar dos estoconazos, aunque en el sexto necesitó tres golpes de verduguillo, reduciendo la estadística de premios a sólo una oreja. Daba igual, José Garrido bordó el toreo. Y punto. Y olé.

A años luz de un Diego Urdiales con el peor lote -el primero por su invalidez y el cuarto por su descastamiento-, pero que, cosa rara en él, anduvo apático. Entre el riojano y el extremeño quedó Juan del Álamo, que apuntó con el muy flojo segundo y sometió al encastado quinto con valor y pulcritud.

Crónica anterior: la ley del embudo

Una vez más en la injustísima Fiesta se aplicó la ley del embudo: lo ancho para mí (los que la manipulan y manejan), y lo estrecho para vosotros (los coletudos sin contratos, y si son novilleros, mejor). Porque el encierro de los Lozano que lidió la terna de chavales tenía más trapío que la mayoría de los toretes de las figuras en lo que va de feria. Pese a todo, destacó el local Diego Carretero, que cortó una oreja.

El trofeo de Diego Carretero, que está empezando su carrera, fue ante su primer burelaco por una labor seria, reposada y con aromas de ortodoxia y clasicismo, que refrendó con la tizona. Su intento de abrir la puerta grande de Albaete se frustró con el último, un animal paradote que llegó a voltearle feamente -en la foto- aunque sin consecuencias. Pero el chaval dio su llamativo toque de atención.

Es lo que pretendía también su colega y paisano Pedro Jesús Merín, sin vestirse de luces desde hace un año y al que de nada le sirvió su triunfo entonces en este mismo coso, sólo para repetir. Poco placeado, Merín intentó de manera intermitente la pureza y la verdad, que le caracterizan, con el noblote segundo, pero marró a espadas. Como con el peligroso quinto, con el que no pudo acoplarse.

Peor anduvo Filiberto,pese a sus muchas actuaciones en la categoría y que desaprovechó la encastada embestida del que abrió festejo. Llevaba las orejas para que el de Calasparra criado en Albacete se las cortara, pero Filiberto se limitó a estar aseado con muchos pases y poco toreo. También apostó por la cantidad con el otro, de menor codicia pero igualmente noblón, y dio un mitin con las armas toricidas en ambos.

FICHA

Tres novillos de El Cortijillo y 2º, 4º y 6º de Hermanos Lozano; magníficamente presentados; nobles excepto 5º y 6º, y 1º encastado. Filiberto: ovación tras aviso; ovación tras dos avisos. Pedro Jesús Merín: ovación tras dos avisos; saludos tras dos avisos. Diego Carretero: oreja; palmas tras dos avisos. Plaza de Albacete, 14 de septiembre. 7ª de abono. Más de dos tercios de entrada.

Crónia del anterior festejo a pie: orejas para Pinar y Serrano

Tres coletudos paisanos, sembradores sin cosecha, se enfrentaron con dignidad a un serio y ofensivo encierro de la también divisa local de Samuel Flores, cuyos morlacos no dieron facilidades. Sin embargo, Rubén Pinar y Sergio Serrano, de desigual forma, tocaron pelo por méritos propios y nada localistas. José María Arnenas se fue de vacío.

Pinar y Serrano, Serrano y Pinar llevan demasiado tiempo sentados en la balaustrada de la Fiesta a la espera de que les den más contraros, que sin duda se merecen. De ahí que, aunque no lograron su objetivo esencial de descerrojar la puerta grande del bello coso neomudéjar de su tierra, salvaron con creces la papeleta. Ojalá les sirva para salir de su situación, pero no es previsible.

La oreja que cortó Rubén fue a sangre y fuego ante el peligroso cuarto, al que sin arreboles artísticos sometió y dominó antes de un espadazo que ya de por sí valía el trofeo, en mayor medida que otros de los regalados a las figuritas sin tanto toro. Ante su primero, casi una alimaña que iba directamente a por el coletudo sin hacer caso de los engaños, Pinar anduvo serio, profesional y valiente.

Sergio se dejó casi sin picar al morlacón que hizo segundo, adornado con una cabeza de escalofrío y que no humillaba, pero el corazón del albaceteño se impuso a base de un derroche de testosterona, sin que faltaran pasajes de clasicismo. Con el otro, un mulo con cuernos, era labor imposible. Arenas se vio desbordado por la casta del tercero y por la movilidad del último intentando lucimiento y/o lidia y sin conseguirlo.

Toros de SAMUEL FLORES (1º, con el hierro de Manuela Agustina López Flores): impresionantes de trapío y defensas; de juego desigual, con 1º y 4º peligrosos. RUBÉN PINAR: silencio tras aviso; oreja. SERGIO SERRANO: oreja; ovación tras dos avisos. JOSÉ Mª ARENAS: silencio; silencio. Plaza de Albacete, 12 de septiembre. 5ª de abono. Casi lleno.

Festejo del viernes: rotundo fracaso de El Juli y su (anti)tauromaquia

Bicornitos elegidos, presidentes entregados a la causa del peor taurinismo y público festivo y facilongo, salvo los rodalicos de buenos aficionados. O sea, todo a favor para que El Juli, que mataba cuatro bureles por la baja de Talavante, cortara 'tropecientasmil' orejas. Mas, cual decían los charlatanes antiguos: pues no fueron ni 8 ni 7 ni 6 ni 5 ni... Fueron ¡cero patatero! O sea un petardazo del coletudo y su (anti)tauromaquia. El rejoneador Diego Ventura, en tono grisáceo, sí echó una, de escaso fuste, en su esportón.

A mitad del festejo, cuando ya se barruntaba el petardazo, un espectador se levantó y comentó: "Y luego, estos que nos engañan casi todos los días quieren que nos manifestemos para salvar la Fiesta, su Fiesta: anda y 'veros' al pijo". Se llevó una restallante ovación de los que le escucharon. Porque ya en ese momento, un Juli extraámente descentrado había aplicado su (anti)tauromaquia -el cite con el pico de la muleta, el burel a medio metro, el remate para fuera, la rectificación de terrenos y similares- que empeoró hasta con sus desaciertos con ese mentiroso 'julipié' a la hora de despenar a sus enemigos.

Unos enemigos, de sus dos divisas favoritas, Garcigrande y Domingo Hernández, justos de presentación, cuando no anovillados como su tercero, noblotes 'ad infinitum', cambiados con un picotazito, sin fuerza ni casta ni 'na' de 'na' a los que aplicó su (anti)toreo industrial sin un gramo de sentimiento ni calidad, ni pureza, ni 'na' de 'na'. Pero tras la merendola del cotarro, a base de los magníficos productos de la tierra, el madrileño fue capaz de empeorar más.

Porque con ese tercero aún estuvo más vulgar que de costumbre, aunque cueste creerlo, para redondear su heroica tarde en el último con 2 bonitos desarmes, 2, que ya provocaron algunos pitos hasta de sus forofos, con los que fue despedido. Tampoco Diego Ventura, con un lote de San Pelayo, casacabeleó nada destacable, salvo la belleza de sus monturas. Aunque, eso sí, se llevó una oreja de regalo -y antirreglamentaria, por la escasísima petición- de ese usía colaborador con los taurinos y sus intereses que es Joaquín Coy.

Menos mal que por la mañana se rindió homenaje a un gran matador, ya en la historia, y mejor persona, Dámaso González, con el descubrimiento de una estatua por suscripción popular, lo que no impidió que los políticos se apuntaran, y que fue lo más torero de la jornada. Y antes de la corrida hubo una manifestación a favor de la Fiesta, también convocada por aficionados y no por los pofesionales, que son los que viven de ello. Llevaba razón el espectador vociferante: Y luego estos que nos engañan y torean quieren que los salvemos: anda y 'veros'...

Festejo del jueves

La verdad sólo tiene un camino par los que empiezan y quieren llegar. Como el quijotesco número uno en atractivo profesional de los coletudos actuales: Alberto López Simón. Que por jugársela de verdad de la buena, buscando conquistar otra plaza, cambió la posible repetición del trofeo cortado en su primero por una fuerte y grave cornada con el que cerraba festejo. El madrileño dio la cara, estremeció al cotarro y se merendó a dos 'sanchopanzescas' figuras como Castella y Perera.

Malos tiempos, y no sólo en la tauromaquia, para los quijotes, para los soñadores. Porque llegar a la cima les va a costar sangre y fuego (léase cornadas), cual bien sabe Alberto López Simón. El chaval aplicó quietud y pureza, con percal y flámula, en su primero, calando hondo en los manchegos, siendo premiado con una oreja de verdad, pedida mayoritariamente y que pudieron ser dos de no haber engorrinado en parte su labor con un feo bajonazo.

Volvió a arrojar el naipe del valor en el último, un mansazo de libro que se dejó crudo en el penco, y se clavó de hinojos para torearlo en redondo, sufriendo un achuchón. En lugar de arredrarse, este nuevo quijote se lanzó a la aventura de intentar una espaldina y el burel ya no le perdonó. Cambió la posible salida a hombros por la entrada en la enfermería con un fuerte 'tabaco' en la pierna derecha. Pero, con y sin percance, la Nueva York de la Mancha ya figura entre las conquistas de este ilusionante remedo del mejor José Tomás.

Poco que relatar destacable de Sebastián Castella y Miguel Ángel Perera, otrora quijotes y hoy 'sanchopanzas' lejos de la utopía. Cual es habitual con las figuras se trajeron un encierro muy justo de presentación, con un bochornoso y anovillado quinto, y deambularon por allí esturreando muletazos por acá y por acullá. Al menos el galo brilló en algunos pasajes frente al que abrió función, aunque también hubo ventajismos y enganchones.

Casi nadie pidió la oreja, pero el presidente Natalio Cuesta practicó la elegancia social del regalo al torero de la empresa (ejem, ejem...), lo que ya le fue imposible con el descastadísimo cuarto, porque Castella se lo cargó rápidamente. Tampoco un Perera apagado y torpe fue capaz de la ortodxia con su primero, mientras que ante el impresentable quinto se pegó un arrimón entre sus afliadas navajas para justificar lo injustificable.

Ficha

Toros de Alcurrucén, justos de presencia, con 5º anovillado; descastados aunque nobles excepto 6º, y justos de fuerza. Sebastián Castella: oreja sin apenas petición; silencio. Miguel Ángel Perera: silencio; ovación. Alberto López Simón: oreja; cogido por el sexto (sufre una herida con orificio de entrada de 4 cm. en cara interna de muslo derecho tercio medio con dos trayectorias. Una descendiente de 14 cm. con desgarro de músculos semitendinoso y recto interno; otra ascendente de 15 cm. que afecta a tejido celular subcutáneo y fascia muscular. Pronóstico grave). Plaza de Albacete, 10 de septiembre. 3ª de Feria. Lleno.

Festejo del miércoles: novillada impresentable

Una novillada chica e inválida con los dos hierros de Juan Pedro (el primer bichito era de Parladé) fue la antítesis, este miércoles, del corridón de La Quinta. Ante ella, cortaron una oreja en cada uno de su lote Álvaro Lorenzo con cierta justicia, y Ginés Marín, que toreó de salón y sin emoción a dos burelitos que rodaban por la arena de continuo. Mientras que los fallos a espada de Varea le impidieron llevarse sus óbolos de un usía, Joaquín Coy, cómplice con la tomadura de pelo a los aficionados por no devolver a ninguno de los inválidos. No vale la pena extenderse más.

Festejo del martes:triunfo de Adame en una corrida de La Quinta de enorme interés

Cuando sale el toro, como este martes 8, lo que acontece en el ruedo interesa. Cual sucedió en la primera del abono albacetense, merced a una corrida santacolomeña de La Quinta, de enorme trapío, y que se adornaba con la cara y la cruz de la casta. También hubo cara y cruz sobre el ruedo de la bella plaza mudéjar: el triunfo de puerta grande de Joselito Adame y la grave cornada del picador Marcial Rodríguez.

Ya se sabe que las figuras, salvo excepciones, huyen de las corridas de sangre santacolomeña y/o saltillo y/o albaserrada, como los defraudadores de Hacienda de los recaudadores de alcabalas. Porque sus bicones, con más o menos bravura, suelen ser encastados y plantear problemas. Los que no ofrecen casi nunca los del monoencaste Domecq y derivados. Problemas y espectáculo como los de La Quinta, que saltaron al ruedo de 'La Chata' en la apertura del abono.

Con diversa catadura y comportamiento, y dentro de la desigualdad con magnífica presentación, amén de astifinos, el encierro hizo que en ningún momento se desviara la atención del público del espectáculo sobre la arena. Dentro de ello, Eugenio de Mora pechó con el peor lote y Joselito Adame con el mejor.... Sí, pero el mexicano lo aprovechó a su manera para robarle un trofeo a cada uno de sus bureles y salir en volandas por la puerta grande.

No hay que ponerle muchas pegas a este triunfo, porque Adame aportó quietud, mando y templaza, además de ortodoxia, con la flámula, aunque pocas veces cargara la suerte y aunque a veces abusara del pico de la muleta. Pero en conjunto le echó valor y también casta -como la de su lote-, además de matarlos recibiendo de dos estoconazos, y lucirse con variedad capotil.

Todo lo contrario de un Eugenio de Mora, al que correspondieron dos toros con peligro, sobre todo el primero, que derribó y corneó gravemente a su picador Marcial Rodríguez, lo que pudo afectar a su jefe, pues intentó el toreo sobre los brazos cuando el bicho lo pedía sobre las piernas, a la antigua, hasta que se rindió. El cuarto también era difícil, aunque no imposible, y el de Mora tras intentarlo tibiamente de nuevo, cortó rápido y lo mató.

Por su parte, Manuel Escribano sí aprovechó a su manera la colaboración del segundo, al que le extrajo una faena poco más que aseada. Lo que intentó con el quinto, con algún problema mayor -y con el que se jugó la vida en un gran par de banderillas al quiebro junto a tablas- sin llegar a brillar en demasía, aparte de que falló repetidas veces con las armas toricidas.

FICHA

Toros de La Quinta, con trapío y muy ofensivos; encastados en general: con 1º y 4º peligrosos y el 6º bravo. EUGENIO DE MORA: ovación; algunos pitos. MANUEL ESCRIBANO. oreja; ovación tras aviso. JOSELITO ADAME: oreja tras aviso; oreja. Salió a hombros. Plaza de Albacete, 8 de septiembre, 1ª de Feria. Dos tercios de entrada. Incidencias: el picador Marcial Rodríguez resultó herido en la pierna derecha con dos cornadas, de 15 y 30 centímetros, evisceración de testículo y contusiones varias, de pronóstico grave.

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