El lío de la boda gay de Maroto: ¿se atreverá a ir Rajoy?

Invitado está, pero... ¿se atreverá el presidente del Gobierno y del PP a ir a la boda homosexual de Javier Maroto? El caso es que el nuevo dirigente 'popular' contrae matrimonio con su pareja este día 18 en Vitoria, la ciudad donde fue alcalde durante 4 años. Al parecer el tema se ha convertido ya en todo un caso interno a debate en Génova, ya que por una parte se junta que se quieren mantener buenas relaciones entre los miembros de la cúpula del partido, y que la cercanía de las elecciones generales está siendo en todo momento un motivo para dar imagen de modernidad y de cercanía con la ciudadanía. Pero una cosa es todo eso del marketing político y otra muy distinta, opinan otras voces en el PP, es que Mariano Rajoy acuda a una boda gay con todo lo que eso supone para la imagen del partido.

Según el diario 'El Mundo', el tema ha sido incluso debatido en las reuniones de la cúpula de Génova, y quien estaría liderando al sector contrario a la asistencia al acto sería el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, de conocido perfil conservador y católico.

A nadie se le escapa ni nadie olvida que el PP fue, durante los años en la oposición al Gobierno de Zapatero, un firme rival para aprobar las conocidas popularmente como 'bodas gays', que se basaba en la equiparación de las parejas homosexuales con las heterosexuales a la hora de poder contraer matrimonio. El PP, en su momento, no se oponía a que las parejas gay pudieran hacer oficial su relación, pero fuera de la terminología de "matrimonio" y, sobre todo, sin la equiparación completa con una unión tradicional entre personas de distinto sexo.

Al final, por eso de las contiendas políticas, la izquierda hizo bandera de las uniones gays y obtuvo su beneficio traducido en términos de buena imagen pública. La derecha se llevó ese golpe y sólo los sectores más conservadores aplaudían las opciones de partidos como el PP, entre otros. Ahora, unos años después, está en manos de Rajoy acabar con esta vieja polémica. Por eso decíamos... ¿se atreverá Rajoy a marcar un antes y un después?