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Asesores y expertos políticos

jueves 17 de septiembre de 2015, 20:20h
Ante la situación por la cual, cientos de cargos políticos, de medio y alto nivel ocupan y ocuparán en los próximos meses puestos de alta y mediana responsabilidad política y administrativa en la función pública.
Y teniendo en cuenta, que una parte importante de ellos, pueden que tengan titulaciones universitarias pero no tienen experiencia directa de gestión política, de gestión de recursos económicos y de recursos humanos, y tampoco de consecuencias de las acciones políticas y económicas y administrativas reales y no solo vistas desde la teoría, parece que conviene analizar un poco el papel de los asesores políticos, en general.
1. Admitiendo que un asesor político puede estar en cualquiera de los niveles de la administración territorial política (ayuntamiento, diputación, gobierno regional, gobierno nacional). Pero teniendo en cuenta, que las entidades antes indicadas, son diferentes y diferenciadas, diferentes vectores de responsabilidad demográfica, responsabilidad económica, responsabilidad en multitud de aspectos, por ejemplo, de opciones políticas institucionales, en mayor o menor grado. Debemos admitir que el poder de administrar en todos los sentidos puede y de hecho ser muy grande e importante, en la diversidad de los casos posibles.
2. Es lógico y razonable y racional, que con experiencia o sin ella, la responsabilidad política y administrativa que docenas o cientos de personas tendrán que soportar sobre sus hombros es demasiado grande. Nadie puede saber de todo, pero si además se añade que existen y existirán multitud de cargos y cargas que irán sobre las cabezas y hombros de personas, que no tienen responsabilidad política de gestión directa previa, y sobre organizaciones sociopolíticas, que podemos decir, que en mayor o menor grado le sucede lo mismo. Lo mínimo que podemos pensar, por el bien general y el bien común buscar sistemas que las consecuencias positivas sean lo más amplias posibles, y las consecuencias negativas sean las menores posibles.
3. Ante esta situación la figura del asesor político o administrativo o económico, es una figura esencial.Se discute mucho estas figuras y cargos, y en general, no están suficientemente valoradas, por la opinión pública. Y yo quisiera aquí romper una lanza, de la necesidad de este “actor” en el gran teatro político del mundo. Hoy, que el mundo es tan complejo, y que tiene tantas aristas, que los gestores públicos, gestionan, el equivalente, en dinero, a cientos o miles de millones de euros, y el equivalente, a miles, docenas de miles, cientos de miles o incluso millones de personas.
Hoy no cabe duda que la figura del asesor político o técnico o técnico político es esencial. No es suficiente, diríamos la doble organización administrativa, sino la triple. O dicho de otro modo, hoy la “rex pública” se organiza con una tiple pata: la administración pública de carrera de funcionarios, la gestión pública política de un determinado partido político, en un determinado tiempo, elegido según el sistema jurídico de la democracia, y un tercero, que sería el de los asesores.
4. Nos enfrentamos a un problema que es eterno, que en los altos y bajos y medianos niveles de responsabilidad política, al final, existe un uno, que tiene que decidir. Es decir, un alcalde, un presidente de diputación, un presidente de gobierno regional, un presidente de gobierno nacional. Por lo cual, todo el organigrama anterior, es decir, diríamos la pata de una ideología política que gestiona una entidad jurídico política, la pata administrativa de funcionarios a todos los niveles de responsabilidad, y la pata de los asesores políticos nombrados por la misma entidad para ese periodo, nombrados libremente. Estos tres niveles de “organización de la función pública” deber dar sus informes a la cabeza máxima de esa entidad territorial de responsabilidad política.
Dicho de otro modo, más sencillo, que ante un problema equis, toda la organización de la administración política, puede ofrecer tres soluciones o respuestas a la máxima autoridad. Pero es esa máxima autoridad la que tiene que seleccionar una de esas tres soluciones. La “cabeza” máxima en esa entidad, sea ayuntamiento o sea presidente de gobierno o sea alcaldía tiene que tomar una solución dentro de las varias opciones que les ofrecen o que él o ella ha pensado. Por muchos asesores de todo tipo que tenga, por muchos funcionarios de alto nivel, por muchos responsables políticos de su misma dirección y opción ideológica.
5. No podemos olvidar y obviar, que hoy, determinadas entidades sociopolíticas territoriales, a y en todos los niveles, gestionan, o son similares a medianas o grandes empresas… Una entidad equis, que sea un ayuntamiento de más de cien mil habitantes, gestiona la vida política de esas cien mil personas, y desde luego, pueden tener que administrar cientos de millones de euros. Ciertamente mucho gasto está ya dedicado a tal o cual fin.
O dicho de otra manera, como cualquier familia, tiene unos gastos fijos que son el setenta o el noventa por ciento de todo su presupuesto.En las entidades administrativos políticas sucede lo mismo, si no más.
6. Pero nos enfrentamos al problema grave, diríamos de anteojeras, que si los cargos políticos, han sido, como es normal ocupados por personas de tu misma entidad e ideología política que administra ese cargo, si los funcionarios de carrera, se les escucha, y se les tiene en cuenta, pero son solo una parte de las tres, que dirimen la solución final. Y los asesores son escogidos como personas paralelas a la misma orientación política. (Sin analizar otra cuarta pata, que pueden recibir orientaciones de otros niveles del poder político de su formación política para que vayan en una dirección o en otra…). Podemos encontrarnos que esas cabezas, teniendo en cuenta que no tienen suficiente experiencia de la gestión pública, y todos los que están alrededor, en mayor o menor medida, van a darle soluciones solo similares a lo que ellos o ellas esperan. Nos podemos encontrar con un panorama de que “nadie se atreverá decir que el rey está desnudo”. Nadie dirá o podrá llegar a ese núcleo de poder, para al menos, indicarle como sugerencia a esa cabeza o entidad máxima de esa administración, que quizás existen otras soluciones y otras opciones.
7. ¿Qué remedio ante este grave problema, que es en definitiva el problema político por antonomasia, en mayor o menor grado? O dicho de otro modo, que los cargos políticos, en mayor o menor medida, al final, se blindan en su situación, y pocas veces, van caminando por la calle, pocas veces, escuchan o tienen ocasiones de oír, a personas, expertas o no expertas, que les ofrezcan argumentos desde otros puntos de vista. Y poco a poco, se van encerrando en sus esferas.
Y poco a poco, van perdiendo el contacto, en mayor o menor grado con la realidad. ¿Qué hacer entonces…? Recuerdo ahora, lo que dicen que Churchill hacía ya que tenía personas que le contaban los chistes que sobre su política o su gobierno o sobre su persona se contaban en esos momentos, por la sociedad.
Por supuesto no voy a aconsejar que contraten a personas con ese fin, suponiendo que esa anécdota sea verdad. Pero si creo que ante dicha cuestión, yo les diría a estos cargos, la siguiente posible solución, si van a contratar a dos asesores en tal o cual ámbito de responsabilidad, uno de ellos, lo contraten según su ideología o según su parecer, pero el segundo, sea no solo asesor, sino experto, si es posible de alto nivel universitario y suficiente grado de profesionalidad y de fama, admitido así por toda la comunidad en esa especialidad, pero que sea “de otra ideología diferente, y si es posible contraria a la propia”.
8. Puede que esta solución suene a singular o rara. Pero creo que es la única manera o forma, que dentro del núcleo de las responsabilidades de alto nivel, en los altos cargos, teniendo en cuenta, que la mayoría no tienen experiencia de gestión directa de los recursos públicos, teniendo en cuenta, la enorme crisis, no solo económica que el país y la sociedad está pasando, teniendo en cuenta la enormes consecuencias que pueden tener sus directrices y sus normativas y su aplicación de su poder.
Teniendo en cuenta todas esas variables y algunas más, que no se pueden narrar, indicaría que en la contratación de los asesores, a y en todos los niveles en ese caso, si son dos o si son cuatro o si son diez, que la mitad, sean no solo asesores, sino expertos de alto nivel en esas materias, y que sean de otras ideologías distintas a las que ocupa el poder político de esa administración.
O al menos encarguen informes externos, sobre dicha materia, a personas de alto nivel de formación y sean expertos a personas de otras ideologías. Así creo que cuando la cabeza máxima de esa institución (sea ayuntamiento, sea presidente regional…) tenga entre las tres opciones o cuatro ante un problema, una que pueda ser diferente a las otras, y quizás esa una, sea la más práctica, la más realista, la más pragmática, aunque no vaya en la misma dirección ideológica. O al menos, tenga como asesores, a personas, que le puedan decir, con respeto, pero con razones, “su excelencia tiene usted desnudo un muslo y un brazo…”.
De otra forma sucede lo de siempre las personas se van enrocando en sus posiciones, y todos los que le rodean, al final, consciente o inconscientemente van diciendo lo que la máxima cabeza de esa entidad quiere oír y escuchar y hacer…
9. Nos guste o no, la historia demuestra, que al final, los altos cargos, sean de la función pública o privada, al final, pueden caer en la tentación de sentirse como pequeños dioses. Es la naturaleza y la fragilidad y vulnerabilidad humana. Por lo tanto, pongamos algún posible freno.
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