Así fue el eclipse de superluna que tiñó el cielo de rojo

Esta pasada madrugada del 27 al 28 de septiembre hemos podido ver un eclipse total de Luna muy especial, ya que fue un acontecimiento único que tiene lugar muy pocas veces. Según anticiparon los expertos, se trató del primer eclipse superlunar que se produce desde 1982 y no se podrá observar ninguno igual hasta 2033.

Lo que ha tenido lugar es la cuarta y última de las tétradas o eclipses totales de Luna que comenzaron en abril de 2014 y han ido ocurriendo en el intervalo de seis meses. Se trata de un fenómeno que se conoce popularmente como luna de sangre y que coincide son la superluna. En este caso, la Luna se sumerge por completo en la sombra que proyecta la Tierra. "En el instante en que quede totalmente cubierta no dejamos de verla", contaba Asunción Sánchez, directora del Planetario de Madrid. Lo impresionante de este acontecimiento es que la Luna adquiere un tono rojizo por los rayos solares que todavía le llegan en ese momento. El que se oscurezca más ó menos, y el tono rojizo (u ocre, o anaranjado) que adquiera, dependía de la cantidad y calidad del polvo en suspensión que exista en la atmósfera terrestre (normalmente de origen volcánico).

Coincidió con el fenómeno de la Superluna -la Luna en su máximo apogeo- por lo que además el satélite se veía un 14 por ciento más grande y un 30 por ciento más brillante que las lunas llenas. El fenoméno astronómico comenzó sobre las 2.30 horas y terminó sobre las 6.30. A las 4 horas y 11 minutos se alcanzó el máximo del eclipse con la tonalidad rojiza.

La luna de sangre es un fenómeno que siempre ha inspirado leyendas y supersticiones. Y aunque parece que están claras las causas que lo provocan, se continúan elaborando teorías apocalípticas como que la Tierra podría sufrir el impacto de un gran asteroide, provocando la apocalipsis mundial. Teorías futuristas aparte, la Luna de sangre merece la pena ser observada aún con madrugón incluido.