Ya se sabe que, por desgracia, hacen falta tragedias para solucionar las cosas. Como la que pudo acontecer en el Vicente Calderón, durante el partido entre Atlético y Benfica, con el lanzamiento desde el anfiteatro del estadio por parte de seguidores violentos del Benfica de muchas bengalas encendidas que cayeron en los espectadores rojiblancos que estaban en la grada a pie de campo. Por fortuna, no hubo heridos graves, aunque sí hubo que atender a cinco personas, entre ellas un niño de dos años, con leves quemaduras y el susto.
Al margen de la posible multa al Atlético e incluso amenaza de cerrarle el estadio, que llevará a cabo la UEFA, hay que buscar otras responsabilidades a los encargados de la seguridad, fundamentalmente la Policía Nacional, cuya misión es vigilar a la hinchada violenta de cada equipo -los lisboetas entraron protegidos por las fuerzas policiales para evitar problemas con la gente- y resgistrarla concienzudamente.
Y en este registro estuvo el fallo, porque los benfiquistas, con motivo del gol del empate de su equipo, en el minuto 36 del primer tiempo, sacaron gran numero de bengalas que encendieron y tiraron hacia el césped, causando una enorme humareda, y hacia los espectadores que estaban debajo. Un fallo garrafal que debe investivarse y sancionarse a fondo por parte de las autoridades policales. Porque no siempre va a haber la suerte de que no quemaran a nadie.
Si (
No(
