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Paz y bien

miércoles 28 de octubre de 2015, 10:40h
Laz paz social y política quizás sea el bien más precioso y más necesario. Porque de la paz nace todo tipo de riquezas, riquezas materiales, riquezas culturales, riquezas espirituales, riquezas morales.
Sin la paz vienen multitud de males. Males en la sociedad, males a los colectivos, males a los individuos. Solo hay que mirar al siglo veinte y mirar unos periodos de paz y unos periodos de no paz en el mundo.
1. Para que haya paz social y política, los individuos, cada individuo debe esforzarse en buscar y aceptar ideas de paz en si mismo. Y esa paz proyectarla en esquemas sociales y políticos.
Todos o la mayoría de individuos, colectivos, grupos, ideologías deben tener en cuenta que la paz, si no es el gran valor sociopolítico, es uno de los más grandes. Porque con la paz política y social se consiguen multitud de valores positivos y de bienes, bienes en todos los sentidos. Y sin paz, se destruyen todos, todo se complica, los males se amplifican, males de y para los individuos, para los colectivos, para la sociedad y para la política. Repito vean lo sucedido en el siglo veinte, que después de la segunda guerra mundial, en cualquier década existían docenas de conflictos armados en los diversos lugares del mundo.
2. Para conseguir la paz, la paz civil, social, político, todos los grupos, colectivos, ideologías, sistemas sociopolíticos, sus líderes y sus afiliados y sus creyentes en ellos deben esforzarse en buscar lo bueno en sí mismo y lo bueno en los otros, buscar el consenso, negociar, buscar lo que les une y no lo que les separa, buscar caminos de entendimiento, buscar el mínimo común múltiplo entre todos.
Para hacer la paz se necesitan a todos, para romper la paz, solo que con uno o dos, grandes fuerzas sociopolíticas, quieran, se destruye. Pera que la rueda ruede y funcione, todos los palos de la rueda deben de estar en su sitio y cumplir con su cometido, es decir, ir desde el centro al exterior. De ahí la necesidad imperiosa, de lo que podríamos denominar, de buscar y desear “la voluntad de paz y la voluntad de consenso”.
Por el bien de todos y para todos, minorías y mayorías, de unas ideologías y de otras, de unos estratos sociales y de otros. Perder todos algo, para ganar todos mucho… Conseguir el poder, no puede ser a cualquier precio, el fin no justifica los medios. El poder hay que alcanzarlo con ideologías de paz, de consenso. No sirve cualquier cosa. Ni siquiera de palabras y discursos. No se puede engañar y dejarse engañar el pueblo con bonitos eslóganes que son imposibles de cumplir.
Con campañas masivas de propaganda para decir al pueblo lo que quier oír, pero que no es factible, ningún cirujano le sería admitido que engañara a un enfermo, sino que tiene que decirle la verdad…, aunque la verdad sea dura, sea dramática, sea dolorosa, porque es la única manera de encontrar la salud, de aplicar la terapia correcta y adecuada y conveniente y justa.
3. Creemos que el ser humano desea, desde lo más profundo de su ser, la paz, la paz interior, la paz social, la paz política, porque todo hombre o mujer sabe que sin paz, todo se complica, lo malo se amplifica, y con la paz, es posible disminuir lo malo, amplificar lo bueno, perfeccionar el bien, el bien en todos los sentidos… Bajo ninguna ideología o ningún proyecto sociopolítico, ni ninguna ideología de identidad o secesión como proyecto debemos permitirnos caer en etapas de medio paz, en etapas que la paz social y política y el consenso se puedan ver heridos. Heridos en mayor o menor grado.
Ningún bien, social o político, ningún fin o proyecto social o político puede llevarnos a olvidar la paz, la paz social y política.
4. La paz es una planta muy frágil. Puede romperse de multitud de maneras, igual que la salud biológica puede destruirse o mermarse de multitud de maneras. Pero la paz social y política, entre todas las ideologías de una sociedad y un Estado es la que permite que la economía funcione lo mejor posible, y si tiene heridas y mermas puede permitir que se vayan solucionando poco a poco. Sin paz el estado del bienestar se vería dañado de forma irreparable e impredecible.
Sin paz la economía se verá desestabilizada, y la economía exige paz, la inversión exige paz, la creación de riqueza exige paz y estabilidad y esperanza de futuro a medio plazo cierta.
Sin paz no hay estabilidad económica, y sin estabilidad económica no hay suficiente inversión, y sin inversión no hay trabajo suficiente, y sin trabajo no hay mercancías y servicios suficientes y necesarios…
5. Los líderes de las distintas fuerzas ideológicas, de los distintos movimientos y organizaciones sociopolíticas, los líderes de los distintos estratos sociales y económicos, de los distintos territorios de un Estado, deben tener claro que es más importante una paz imperfecta, que una no paz perfecta. Y los pueblos y el pueblo, las mayorías, los colectivos y colectividades, y los diversos estratos sociales, deben buscar la paz y la armonía y el consenso y el mutuo acuerdo. El otro no está en todo equivocado, nosotros o los nuestros no estamos en todo acertados.
El pueblo, y yo soy pueblo, el pueblo debe buscar en su vida normal y rutinaria la paz, la paz del otro y la paz con el otro. No debe buscar el enfrentamiento ideológico, ni la polémica innecesaria, sin negar que cada uno tenga su proyecto ideológico y futuro.
Es mejor perder todos algo, en una negociación o perder bastante en una negociación, que perder todos o la mayoría casi todo. Solo es cuestión de ver y estudiar la historia…
6. La paz según Cicerón es “Pax es tranquilla libertas”. Definición que en Occidente se ha repetido de mil maneras, y se ha intentado aplicar de mil modos. Según Hobbes, la paz sería la ley universal de la naturaleza, la paz sería la ausencia de conflictos entre los seres humanos, al menos de conflictos armados, la cesación del conflicto. No olvidemos que dicho autor vivió una de las épocas peores de Europa, las famosas guerras de religión.
Según Kant la paz es un estado que debe ser instituido, o dicho de otro modo, los hombres deben esforzarse en buscarlo y aplicarlo y legalizarlo.
7. Nadie puede negar las áreas de sufrimiento, de injusticia, de males que existen en la sociedad, pero no vayamos para evitar esas angustias, crear estructuras teóricas y prácticas que nos traerían muchos mayores males.
Ningún cirujano puede negar que exista el mal fisiobiológico, que tal enfermo hay que amputarle un dedo, pero una cosa es cercenarle un dedo para salvarle la vida, y otra cosa es seccionarle un brazo o poner al enfermo al borde de la muerte.
Como ya decían los antiguos, lo mejor o lo que parece lo mejor, lo utópico o lo ideal, a veces, va en contra de lo bueno, de lo conveniente, de lo racional, del sentido común, de la racionalidad. Demasiadas veces las grandes palabras y discursos y eslóganes van en contra de la racionalidad, de la racionalidad del auténtico saber.
A veces, la medicina más agria es la que nos cura, y la medicina más suave y dulce no sirve para nada… Es fácil dejarse convencer por lo que nos gusta o nos halaga o deseamos, pero el principio de realidad, nos diría Freud, es esencial para entenderse a sí mismo, para comprender de verdad la realidad y lo real.
En tiempos de crisis, diría Ignacio de Loyola, hay que tener mesura, hay que tener templanza, hay que tener comedimiento, hay que tener saber y ciencia ortodoxa.
8. Hoy el saber científico, las ciencias sociales han aumentado enormemente, hoy el saber ha crecido en estos dos últimos siglos de una forma y manera exponencial.
Hoy, se ha amplificado conceptos e ideas, hipótesis, teorías, que en los terrenos de las ciencias sociales, si no son todas las definiciones, totalmente correctas y verdaderas, lo son en mucho grado. No podemos caer en el error de seguir ideas filosóficas y en ciencias sociales, que son de siglos anteriores, y que las ciencias sociales y el aumento y avance de la filosofía ha demostrado que son erróneas en muchos sentidos.
Todo tiene que ir evolucionando y las grandes ideas sobre el ser humano y sobre la sociedad, deben ir en consonancia con los tiempos, y con lo que nos dicen las ciencias sociales.
Hoy no admitiríamos que ideas de ciencia social de hace tres siglos (que por cierto estaban en mantillas) se aplicasen hoy, sin las debidas rectificaciones. Pues este error se comete en multitud de campos. No pondré ejemplos, pero ustedes observen y piensen. Se siguen ideas de un genial autor, o de varios, de hace dos siglos o tres siglos o uno. Y no nos damos cuenta, que en este tiempo todo el saber ortodoxo ha aumentado en multitud de campos, y por tanto se han visto modificados por nuevas concepciones, datos, hechos, experimentos.
Es más, si esos geniales autores de hace un siglo o dos viviesen hoy, ellos mismos modificarían sus concepciones, teorías, ideas, etc. Por eso, los genios son genios, y nosotros, la mayoría de nosotros no somos capaces de llegar a sus alturas intelectuales o afectivas o estéticas de ellos o ellas…
9. Dice el sentir popular “que no es lo mismo predicar que dar trigo”, “no es lo mismo sembrar que recoger”, “no es lo mismo sembrar que aventar”.
La paz social y política, sobre esas dos estructuras o niveles de paz se monta el gran edificio de multitud de bienes y de derechos, en multitud de campos. Hay que curarse las propias heridas, los propios sufrimientos, los propios traumas, individuales y familiares y colectivos, para siempre poner el objetivo de la paz, como el esencial o uno de los tres más esenciales. Porque sobre ellos se montan los rascacielos de muchos derechos humanos, de muchos derechos sociales, de muchos derechos económicos, de muchos derechos morales, de muchos derechos espirituales…
10. Y para terminar, nadie niega los problemas sociales, políticos, institucionales, económicos. Nadie los niega en las áreas individuales, familiares, colectivas, sociales, políticas... Por eso pensamos algunos, y por eso hemos escrito desde hace meses, la necesidad imperiosa de un pacto entre todas las ideologías, fuerzas políticas, nacionales y no nacionales, ideologías de un color y de otro, para encontrar un consenso, para realizar un gran pacto nacional y estatal.
Para estabilizar la sociedad y la economía y el país y el Estado. Y para que la paz sea posible, y junto con la paz vengan los frutos de la riqueza, riqueza en todos los sentidos… Paz y bien, diría un tal, Francisco de Asís.
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