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El Ministerio de Educación, la misteriosa Casa de las siete chimeneas
El Ministerio de Educación, la misteriosa Casa de las siete chimeneas

Fantasmas de Madrid (I): Los clásicos

jueves 29 de octubre de 2015, 14:52h

Madridiario recoge una selección resumida de las historias de fantasmas clásicas más famosas de la Comunidad de Madrid. Es la primera parte de un recorrido por la geografía sobrenatural de la región con motivo del día de Todos los Santos.

>> Vea toda la información en la fuente original: Madridiario.es

La Casa de las Siete Chimeneas. El amor trágico entre el capitán Zapata, muerto en Flandes a poco de casarse, y su esposa Elena resultó, tras la muerte de pena de la viuda, en que un espíritu recorre el palacete que alberga el Ministerio de Cultura. En otra versión, Elena fue hallada muerta con una extraña sonrisa en la boca. Al parecer, tenía un amante: el rey Felipe II, que investigó las causas de su muerte. Al parecer, todas las noches, el fantasma se asoma a los balcones mirando en dirección al Palacio Real, mientras hace tintinear unas monedas. Una tercera versión habla del suicidio de Elena tras ser obligada a aceptar un matrimonio de conveniencia con un anciano rico.

El Palacio de Linares. Aún está reciente la leyenda que envuelve a la actual Casa de América. Según la leyenda, los marqueses de Linares, hermanos por parte de padre tras una carambola del destino, asesinaron a su hija y la enterraron en el edificio para evitar el escándalo de sus relaciones incestuosas. Desde entonces, al parecer, el fantasma de 'Raimundita' recorre el palacio cantando canciones infantiles, gritando y llamando a sus padres. Hubo varias investigaciones sobre este suceso paranormal llevadas a cabo por investigadores como el Grupo Hepta o particulares como Carmen Maceiras, o de historiadores contratados por la propia Casa de América, dan versiones contrapuestas de esta historia fantasmal.

Los fantasmas del Reina Sofía. Durante años, los vigilantes del museo denunciaron voces en salas vacías, ascensores y puertas que funcionaban solas y alarmas que saltaban sin causa. Según la leyenda, había una concentración de espíritus derivada de la construcción del edificio sobre un cementerio de personas pobres, y los sucesos que experimentó el antiguo Hospital General durante la Guerra Civil. Tras décadas de abandono, se convirtió en el Museo Reina Sofía, no sin que durante las obras se hallasen monjas momificadas enterradas en la antigua capilla del hospital. El edificio también fue objeto de estudio por parte del Grupo Hepta.

La cabeza parlante. Un sirviente acosado por las deudas asesinó a su amo, un sacerdote, le cortó la cabeza y huyó a Portugal. Años después regresó convertido en un caballero. Compró una cabeza de carnero en el Rastro para darse un festín. Fue parado por un alguacil que notó el rastro de sangre que dejaba y, al ir a mostrarle su compra, apareció la cabeza cortada bajo su capa. La leyenda está simbolizada en una placa de la calle de la Cabeza.

El alférez y el escritorio. Una doncella residente en la calle del Príncipe era cortejada por un alférez que tuvo que embarcar en un barco de la Armada Invencible. La dama presintió que le perdería para siempre. Él le dijo que, si moría en combate, sería la primera en saberlo. Tras meses sin noticias, una corriente de aire frío inundó una noche el dormitorio. A continuación, el escritorio se abrió y desparramó el contenido de uno de sus cajones por el suelo. Poco después se confirmó la muerte del alférez.

El terremoto de la beata Clara. Lo más granado de la sociedad madrileña acudía a la calle Cantarranas (actual Lope de Vega) a pedir sanación, consuelo y consejo (hasta sobre política de Estado) a la beata Clara, una milagrera supuestamente tullida que daba soluciones mágicas a todos los problemas, incluso entrando en trance. La leyenda cuenta que consiguió una dispensa papal para hacer los votos de monja de Santa Clara. El Santo Oficio investigó la superchería de la beata, con la ayuda de una criada despechada, y la encerró. Pero el pueblo pidió a su milagrera y acudió en masa a rescatarla, sin éxito. Cuando en 1804 un terremoto sacudió la ciudad, muchos lo atribuyeron a la injusta detención.


El devorador de niños. Un día, comenzaron a oírse lamentos en la Puerta de Moros. Se atribuyeron al Diablo y a los espíritus de los musulmanes que habitaron Madrid, aunque finalmente se supo, según la leyenda, que respondían al llanto de tres espectros de niños que habían sido devorado por su padre.

La dama del baile. Un joven diplomático extranjero conoció a mediados del siglo XIX a una bellísima joven de alta alcurnia. Compartió con ella toda una maravillosa noche antes de que su acompañante desapareciese después de mostrarle la iglesia de San José. Al día siguiente descubrió en el templo el funeral de la joven, que había muerto días atrás.

La hija del doctor Velasco. Cuenta la leyenda que el prestigioso anatomista Pedro González Velasco mató sin querer a Concha, su hija enferma de tifus, con un purgante que había elaborado. Roto de dolor, la embalsamó y trasladó el cadáver a su casa desde el cementerio. Una vez momificada, su padre ordenó que la vistieran, maquillaran, peinaran y adornaran con joyas. Hablaba con ella, la sentaba a la mesa y la llevaba a pasear. De hecho, se dice que fue visto, junto al antiguo novio de la niña, paseando en carruaje por la noche con Concha vestida de novia por las calles de Madrid.

El decapitado de San Ginés. En época del reinado de Pedro I, unos ladrones que saqueaban esta iglesia hallaron a un anciano en su interior. Tras asesinarle, le decapitaron. Poco después, una sombra sin cabeza visitó la iglesia para revelar la identidad de sus asesinos.

El fantasma de las carboneras. La fundadora del convento del Corpus Christi o de las Carboneras acudía puntualmente al refectorio y a rezar el rosario, incluso después de muerta.

La misa del Buen Suceso. Cuenta un aviso de Jerónimo de Barrionuevo que el mayordomo del duque de Alba fue a misa un día de 1656. Una joven y bella dama se colocó en el banco de delante. El hombre quiso presentar sus respetos tras la homilía a la dama, que permanecía inmóvil en su lugar. Cuando se acercó, vio que la mujer tenía el rostro de la muerte.

Las endemoniadas de San Plácido. Las monjas de este convento se mostraron poseídas por seres infernales en época de Felipe IV. Los exorcismos no funcionaban y el proceso inquisitorial posterior determinó que el confesor había cometido actos pecaminosos con las novicias.

El demonio de la Casa de Correos. Durante las obras de construcción de la Real Casa de Correos, los albañiles recibieron, según cuenta la leyenda, la visita del Demonio, que les dijo que el nuevo inmueble estaba maldito y que pasaría a manos de su legítimo dueño: Satanás. El caso paralizó las obras y acabó en manos de la Inquisición.

La chica de la curva. En la carretera de Majadahonda a Pozuelo, un hombre recogió a una joven que le pidió que le llevase a Madrid. En el camino, la chica le recomendó que redujese la velocidad en una curva peligrosa. El conductor la tomó prudentemente y cuando volvió la cabeza para agradecérselo, la chica había desaparecido.

La maldición de Valmores. Una mujer principal con rasgos diabólicos ordenó el asesinato de la amante de su marido en el poblado de Valmores. La amante se refugió en la iglesia del pueblo pero fue asesinada ante la imagen de la Virgen. La aldea sufrió un castigo divino por el acto, que supuso el traslado de la población a Olmeda de las Fuentes.

Bibliografía:

- Tahoces, Clara. 'Guía del Madrid Mágico'. Ed. Cúpula Enigmas. Barcelona. 2014.

- Del Río, Ángel. 'Duendes, fantasmas y casas encantadas'. La Librería. Madrid. 2002.

- Leralta, Javier. 'Madrid. Cuentos, leyendas y anécdotas'. Sílex Ediciones. Madrid. 2000.

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