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Todos no somos París, de momento

domingo 15 de noviembre de 2015, 19:19h

Quisiera por un momento que se imaginaran una situación que, afortunadamente, aún no se ha producido en España. Quisiera que imaginaran que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, cumpliendo sus compromisos internacionales con nuestros aliados, hubiese mandado una cuadrilla de aviones junto con los Estados Unidos, Inglaterra y Francia, además de Rusia, para bombardear las posiciones del Esrado Islámico en Siria o, ni tan siquera eso, sino un pequeño destacamento militar para el simple apoyo logístico de las fuerzas que combaten “in situ” ese monumento a la sin razón y a la locura surgido de las madrazas y las mezquitas financiadas por Arabia Saudí o los ricos emiratos del Golfo arábico. Y supongamos que los hechos ocurridos en las calles de París en la noche del pasado viernes 13 de noviembre, se hubiesen producido en Madrid, Barcelona, Valencia o Sevilla. ¿Alguien cree que aquí, en España. todos los ciudadanos y todas las fuerzas politicas estarían, como en Francia, unidas como una piña en torno a sus dirigentes políticos y saldrían a la calle portando la bandera española (obvio lo de cantar el himno porque, para colmo, nosotros no tenemos ni tan siquiera una letra que entonar) como símbolo de unidad y fuerza contra el terror? ¿No creen que serían muchos los que lanzarían mensajes a través del whatsapp con el ya conocido texto de “querenos un Gobierno que no nos mienta”?

Les digo lo que hubiese pasado aquí si hubiese ocurrido algo similar a lo de París con más de cien muertos ametrallados por los terroristas islámicos o reventados por sus chalecos-bomba. Lo primero es que gente como Podemos, Izquierda Unida y hasta los mismos socialistas hubiesen culpado directamente al Gobierno del PP de la masacre, que las redes sociales se habrían inundado con mensajes de “no a la guerra” pidiendo la dimisión, no sólo del ministro del Interior por no haber previsto los atentados, sino también del propio presidente del Gobierno y todo su gabinete por ser los responsables directos de las matanzas, y que buena parte de los ciudadanos que pensaban darle su confianza a Rajoy o a Ciudadanos en próximo 20-D, cambiarían radicalmente su voto. Ya lo vimos no hace tanto tiempo con los atentados del 11-M en Atocha y, como entonces, ahora estamos a las puertas de unas nuevas elecciones generales que pueden ser claves. Así que más nos vale a todos estar atentos por lo que pudiera ocurrir en las próximas semanas con multitud de concentraciones humanas en todas las ciudades con motivo de las fiestas navideñas.

Lo digo porque en esta tercera guerra mundial declarada a Occidente por Isis tenemos que irnos acostumbrando a ser las víctimas inocentes mientras quienes tienen en sus manos la posibilidad de defendernos no decidan, por prudencia o por miedo, por cobardía o por intereses, desenfundar las armas y plantar cara a un entrenado ejército suicida dispuesto a morir matando a cuanta más gente mejor. Es más que evidente que ningún dirigente occidental quiere volver a caer en la trampa de la ocupación de un territorio lejano como Siria. Las recientes y frustradas experiencias de Afganistán o Irak le han servido a muchos para curarse en salud. Pero también lo es que los simples bombardeos, por muy masivos y elegidos que estén los objetivos, por certeros que sean los drones encargados de matar a sus dirigentes, van a servir para poco.

Porque son dos concepciones distintas, muy distintas de cultura y vida. Para ellos, como en pleno siglo XII en Europa, su guerra actual es una Cruzada contra el decadente mundo occidental, la yihad, basada en concepciones místico religiosas antagónicas con las nuestras. A ellos les importa un comino los derechos humanos, la igualdad, la libertad y la fraternidad, asesinan a sus enemigos sin que les tiemble el pulso lo más mínimo, ya sean niños, mujeres ancianos. Y en nuestra sociedad occidental, tan buenista y garantista, tienen todo a su favor para desarrollar los planes más perversos sin que nadie se los impida. El ejemplo de que alguno de los terroristas de los atentados de París podría haberse “colado” en Europa dentro de la nube de refugiados no hace sino dar la razón a algún obispo católico que ya advirtió en su momento de este peligro y al que la progresía española protectora de los desamparados, acusó de xenófobo.

Solo digo que va siendo hora de defenderse. Tenemos los medios y las razones para ello y hay que ponerlos en marcha antes de que lamentemos miles de muertos más en nuestras principales ciudades. Y un aviso a mis paisanos, Al-Andalus es uno de los objetivos de la yihad. Esperemos que en sus madrazas no se lo recuerden a menudo. Hasta entonces la frase “Todos somos París” que tantas veces hemos visto estos días en las imágenes de televisión e internet, queda muy bien, pero es sólo eso, una frase que no implica nada. Si todos fuésemos París, como en otro momento fuimos Nueva York, Madrid, Londres o Charlie Hebdo, ya habríamos puesto algo de nuestra parte para evitar que el día de mañana. todos seamos victimas del estado islámico. Y me refiero no sólo a eslóganes, frases, flores, velas, pancartas, manifestaciones de duelo y minutos de silencio, sino a algo más, a mucho más para acabar con la barbarie de una vez por todas. O lo hacemos pronto o la barbarie acabará con nuestra civilización.

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