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Vaya mesesito que nos espera

viernes 20 de noviembre de 2015, 08:01h

Dentro de treinta días, el 20 de diciembre, los españoles tenemos una nueva cita con las urnas, la tercera del año 2015. Para los andaluces, autonómicas en marzo, municipales en mayo y generales en diciembre.Todo un record en un país que aún sufre los desastres y las penurias de la crisis económica y donde parece que tiramos con pólvora de rey cuando se trata de dilapidar los dineros públicos en convocatorias electorales y gastos de campañas. Hasta ahora las anteriores convocatorias han servido para castigar con dureza el clásico bipartidismo que ha gobernado España en los últimos 35 años, para poner en evidencia al PP y al PSOE y abrirle las puertas de nuevos gobiernos a los dos nuevos partidos emergentes que aspiran, al menos de momento, a ser la llave que descerroje los candados que socialistas y populares habían colocado en la mayoría de los estamentos públicos, Ciudadanos y Podemos. Pero también han servido, y eso es de agradecer, para que los españoles conozcamos de primera mano como se las gastan unos y otros a la hora de acceder al poder. Madrid, Barcelona, Zaragoza, Cádiz y la comunidad andaluza, entre otras muchas ciudades y regiones, llevan seis meses comprobando la validez de esas nuevas políticas alternativas y progresistas, honradas y populares, que propugnaban la regeneración de un sistema caduco y la muerte de la casta..

Por un lado tenemos a Manuela Carmena, a Ada Colau, a Pedro Santisteve o a José María González Santos, el Kichi de Cádiz, todos ellos pertenecientes a Podemos o a sus marcas blancas, dirigiendo erráticamente unos ayuntamientos de primera magnitud y dejando a sus ciudadanos estupefactos con una medidas populistas y contradictorias que amenazan con llevarles al caos y a la ruína en un abrir y cerrar de ojos, eso sí, todas ellas cargadas de buenas intenciones para con los más desfavorecidos, según declaran ellos. Por otro, los Ciudadanos de Albert Rivera juegan con cinco barajas apoyando al PSOE en unas comunidades y ayuntamientos y al PP en otros para demostrarle a los españoles, dicen sus líderes, que no se casan con nadie y que son independientes: Pero salvando honrosas y cualificadas excepciones como la catalana Inés Arrimadas, Albert Rivera sólo ha demostrado que, aunque tenga fachada de político con futuro, carece de líderes cualificados en muchas partes del territorio español y que su programa, preñado de buenas intenciones y de obviedades que suenan bien en los oídos de los desencantados, está cogido con pinzas.

En esas estamos y con esas dos fuerzas políticas, Ciudadanos al alza y Podemos claramente a la baja por la ineptitud de sus dirigentes, sobre todo Pablo Iglesias que para contentar a sus huestes justifica lo injustificable, esperando recoger los frutos del descontento, nos queda un mesesito que puede ser de coco y huevo. Es indudable que Rajoy va a granjearse el respeto de muchos ciudadanos que no iban a votar al PP gracias a las chifladuras y las astracanadas de los independentistas catalanes y a que parece haberle salido bien su “laissez faire, laissez passer” que tantas críticas había recibido en estos cuatro años de mandato. También lo es que los últimos atentados de París y el Pacto Antiyihadista al que se han sumado otras fuerzas como el PSOE y Ciudadanos, van a proporcionarle un apoyo adicional de última hora si no tiene la torpeza de meterse en un berenjenal guerrero digno de su predecesor. Y no lo es menos que el líder socialista, Pedro Sánchez, anda como loco buscando votos perdidos tanto a su izquierda como a su derecha para no cavarse la tumba que le tienen preparada si, tal y como auguran las encuestas, se estrella el 20-D. Yo sé de alguna que espera tranquilamente sentada en un banco de San Telmo ver pasar el cadáver de su amigo y compañero para poder dar el salto hacia más altas aspiraciones.

Es algo que se suele decir ante todas las citas electorales, una frase manida, pero esta vez sí que nos enfrentamos a unas elecciones que pueden ser claves para el futuro de España a corto y medio plazo. Quedarse en casa por dejadez, hartazgo o apatía, abtenerse o votar en blanco puede acarrear unas consecuencias que, ahora sí, podríamos lamentar todos durante muchísimo tiempo. Tal y como están las cosas en el mundo, con la amenaza terrorista cada vez más peligrosa para todo occidente, con el reto independentista catalán y sin acabar de salir de la crisis, el pròximo 20-D nos jugamos mucho y deberíamos meditar con seriedad nuestro voto. Después, pase lo que pase, todos deberíamos cerrar filas con quienes hayan sido elegidos. Y si no nos gustán todavía estamos a tiempo de comprar unos decimitos de la Lotería de Navidad que se juega dos días después de la jornada electoral. Quizás haya suerte y podamos emigrar a la Bahamas.

P.D.-Tras varios años de abandono por la desidia y la ineptitud de los directivos de la única caja andaluza, Unicaja, empezando por su presidente, Braulio Medel, esta semana la Policía desalojó a los okupas que habían invadido el Colegio Mayor San Juan Evangelista y destrozado sus instalaciones. Ya era hora. El mítico Johnny cantera de rebeldía y cultura, donde tuve la dicha de vivir los cinco años que estudié Periodismo en Madrid, vuelve `por fin a manos de la Universidad Complutense tras la denodada lucha de una comisión de excolegiales que se ha partido los cuernos para su resurrección. La broma de los okupas nos va a costar a todos ocho millones de euros que tendría que pagar Unicaja, responsible última del desaguisado. Atrás queda una nube de gratísimos recuerdos y vivencias con los conciertos de jazz, los ciclos de cine alternativo, el flamenco, la primera actuación de Carlos Cano y última de Camarón y un sin fin de vivencias culturales y políticas que formaron a una generación irrepetible capaz de traer la democracia a España sin que se derramara una sola gota de sangre. ¡Larga vida al Johnny!

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