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La carta

lunes 30 de noviembre de 2015, 09:23h
Querido hijo, espero que cuando leas esta carta te encuentres bien de salud y pleno de felicidad. Ya sabes que tu madre y yo no somos de la generación de las redes sociales y, entre otras cosas, es agradable no perder la costumbre de escribir a mano y facilitar la agilidad mental, tan necesaria, a nuestros años. Espero que para ti tampoco sea un incordio leer un escrito que no aparezca en la pantalla de un móvil o en un ordenador.
Desde que tuviste que irte, forzosamente, a Dinamarca, la casa ya no está igual. Tu madre se muere de pena, y yo maldigo a diario, por varias veces, al gobierno de corruptos que se llevó el dinero destinado a la investigación que realizabas en España, seguro que te cruzaste con ellos de camino a Suiza.
Fíjate como es la cosa, que nosotros, una familia de derechas de toda la vida, y tú sabes hasta que punto, no vamos a votar al Partido Popular en las próximas elecciones, tus hermanos tampoco.
Nos hemos sentido traicionados en tantas cosas, que ahora nos parece haber vivido en la más absoluta ignorancia durante toda una vida. Tu hermana se decanta por el chico éste de Ciudadanos, tu madre en cambio, está tan enojada que se plantea votar al de la coleta. Luis; tu hermano, le dice que no sea exagerada, que esa gente no puede traer nada bueno, que ya están en el ayuntamiento de Madrid y lo tienen mangas por hombro.
Quería decirte que estamos ayudando a tu hermana con lo de la hipoteca, pues desde que su marido se quedó sin trabajo lo están pasando muy mal, los pobres, y con ese asunto de la cláusula suelo van ahogados, menos mal que podemos quitar un poco de nuestra pensión, que aún es algo que no han recortado, y con eso van tirando. Están esperando que venga una resolución de Europa para que los bancos dejen de aplicarlas, porque son ilegales, pero el gobierno lo sabe y hace la vista gorda, como siempre, les interesan más los bancos que las personas. Yo no les quiero desanimar, pero aquí las cosas son distintas a como las pintan en otros países europeos, y tú lo sabes bien. Los gobiernos de España están vendidos a la banca, que es la que tapa sus corruptelas y contabilidades opacas, que ya sabes que donde yo estuve trabajando era el pan de cada día.
Hoy hemos visto por la tele una entrevista de ese chico de gafas, que no tiene pelos en la lengua, Évole creo que se llama, seguro que sabes quien te digo. La hemos visto porque entrevistaba al presidente del Parlamento de Dinamarca, y como es donde tú estás, pues hemos querido ver que decía, para estar más cerca de ti. No sé si ha sido buena idea, porque al finalizar tu madre lloraba a lágrima viva, y yo me las tragaba, por no hacer un drama de dos viejos en un sofá. No era llorar por nostalgia de saber que por esas calles seguro que has paseado tú, era de rabia e impotencia, de saber que dentro de la misma Europa hay gobiernos decentes y gobiernos de criminales y corruptos.
Nos ha dado mucha envidia sana, y nos hemos alegrado por ti, porque al menos no estas viviendo con toda esta canalla que tenemos. Veía la entrevista y me parecía recordar la España aquella de los emigrantes, como en la película aquella de “Un franco catorce pesetas”, que salía ese actor tan gracioso.
Los vecinos del cuarto también tienen a una hija en Irlanda, seguro que te acuerdas de ella, una chica que llevaba el pelo y la ropa como los hippies, pero por lo visto trabaja en uno de los mejores bancos del mundo; que cosas. Eso decía su padre, el otro día, que éste gobierno de corruptos, entre los recortes y unas cosas y otras, van a poner a España patas arriba, que desde los años cuarenta no se había visto una cosa igual, que se han cargado el estado del bienestar y todo lo que hizo Aznar. Yo no he querido entrar en detalles de política, porque el hombre estaba un poco alterado, puede que fuera porque su hija, como tú, era la pequeña de la casa, y les han quitado la poca alegría que nos quedaba.
Dirás que vaya cartas que te escribo, que para contarte penas no hacía falta que me pusiera a escribir, pero la verdad es que me sirve de desahogo, aunque he de confesarte que alguna lagrimilla se me cae por el camino. Estoy deseando que vengas para Navidad, que vayamos a votar juntos y nos aconsejes. Esta vez nos jugamos mucho, fuera de ideales de cada uno, esta vez queremos un cambio verdadero, lejos del bipartidismo ese que hace bisagra y parece que algo cambia y luego son los mismo perros con diferentes collares. Queremos que llegue aire fresco, que vosotros los jóvenes os encarguéis de regenerar a éste país que parece no tener remedio, que podías quedaros investigando en España, trabajando, sacando el país de la cloaca en que lo han metido los políticos.
Bueno hijo, ya hablaremos más despacio cuando vengas, que no quiero que al leer mis cartas se te quede la idea de que tu padre sufre. Y ojala que cuando te marches, después de las fiestas navideñas, lo hagas con la ilusión de que en España se queda gobernando gente decente, que los españoles por fin le hemos echado bemoles a la cosa, y vamos a empezar a ser europeos, aunque probablemente no me toque verlo. Besos.
Ismael Álvarez de Toledo
periodista y escritor
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