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Un día con Albert Rivera

jueves 03 de diciembre de 2015, 14:03h

Repaso, una y otra vez, los resultados de la encuesta del CIS de este jueves. Está claro: Ciudadanos resulta imprescindible para que alguien pueda formar gobierno, si se cumplen los vaticinios que, de manera más o menos unánime, nos arrojan, cada uno con sus diferencias, los sondeos. El PP ganará las elecciones, el PSOE quedará en segundo lugar, con C’s pisándole los talones, y Podemos queda ya algo lejos, fuera del podio en el que se otorgan las medallas de oro, plata y bronce. ¿Con quién se aliará la tercera fuerza? ¿Con Rajoy y, por tanto, el PP? ¿Con el PSOE, es decir, Pedro Sánchez? Pasé varias horas este miércoles compartiendo diversos foros con Albert Rivera, el líder de Ciudadanos: “mi partido no apoyará ni a Rajoy ni a Sánchez para que gobiernen”, responde, tajante, a las preguntas insistentes de los periodistas que le interrogamos. ¿Y si no están ni Rajoy ni Pedro Sánchez, que, suponiendo que obtengan malos resultados, podrían dimitir y ser sustituidos en sus respectivas formaciones? Pues tampoco: “eso sería un cambio cosmético, no un auténtico cambio”, replica, no menos categórico, Rivera.

Y entonces, ¿qué?

Rivera deja abierto un portillo a acuerdos puntuales, para según qué cosas, con la formación ganadora –que todo indica, fuera cautelas, que será el PP--. Pero no deja de repetir que ni Rajoy ni Pedro Sánchez significan el cambio que necesita este país. O sea, no hace falta ser un lince para comprender que, según su versión, interesada, él personifica el cambio. Como lo fue, sugiere, Adolfo Suárez, del que él se autoproclama, sin decirlo tan expresamente, heredero.

Es el político de moda, el personaje al que todos quieren ahora conocer. El blanco de los dardos envenenados de los otros dos que aparecen como los ‘grandes’ a escala nacional –PP y PSOE--, que no dejan de insinuar que Ciudadanos es la opción mimada por ‘los del Ibex’. Como si los del Ibex no hubiesen mimado, qué remedio, a otros antes. O le llaman el candidato de la televisión, olvidando que la caja tonta ha sido la fabricante de todos los nuevos líderes, y de la ‘nueva’ imagen de este Mariano Rajoy que, hoy tan simpático, departe sobre su vida y milagros con Bertín Osborne, y la gana al futbolín: está demostrando Rajoy que sabe manejar la comunicación como jamás quienes tanto le hemos criticado hubiésemos imaginado. Intenté transmitirle una pregunta a alguien que en estas horas le entrevistaba: ¿durará, si gana, este nuevo talante del Rajoy casi humano, casi cercano?¿Seguirá este ‘nuevo Rajoy’ si sigue ocupando el palacio presidencial? No llegó a tiempo mi pregunta al colega que ya le entrevistaba en La Moncloa. A mí, la verdad, ni me ha permitido formular mis preguntas en sucesivas ruedas de prensa de esas de fin de curso en el palacio presidencial, así que tengo que intentar enviárselas por persona interpuesta.

Este comentario no quiere ser, desde luego, una defensa de Rivera como posible líder de un centro-derecha (incluso esta definición molestaría no poco al líder de Ciudadanos). Ni tampoco del nuevo Rajoy, que, de momento, no pasa de ser el Rayoy que está haciendo campaña electoral. Ciudadanos es un partido que debe fortalecer sus cuadros y asentar sus postulados, demasiado apresurados algunos en el área económica y más aún en su rigor centralista. Pero podría ser un factor corrector de algunos errores de los otros dos que son, con apoyos, capaces de formar Gobierno, es decir, populares y socialistas. Rechaza con un gesto de ‘imposible’ un hipotético pacto tripartito para una Legislatura abreviada tras el 20-D. Aunque una mayoría de encuestas sugiera que los tres que van en cabeza corren demasiado juntos como para, perdón por la paradoja, ir luego por separado.

Pero comprendo que no es el momento para que ‘ellos’ hablen de los acuerdos futuros. Ni de las soluciones que estudian para arreglar el mundo que nos atribula. Ahora todos insisten en la tesis machacona de siempre: yo salgo a ganar, así que no voy a hablar de pactos futuros. Solo uno, al que las encuestas identifican con el PP, ganará. Los otros dos compiten por la plata. Los tres serían necesarios para gobernar el país, pero no lo admiten…por ahora. Rivera el que menos: los otros dos le acusan de estar preparando ya el pacto con el PP, si es el PSOE quien lo dice, o con los socialistas, si hablan los ‘populares’. Lo que Rivera vaya a hacer solamente lo sabe, si es que lo sabe a estas alturas, Rivera. Así que le toca a usted administrar su voto desde las relativas tinieblas en las que estamos: ¿dará el hombre de moda la victoria a Rajoy? ¿A Sánchez? ¿O conseguirá ser él el próximo inquilino de La Moncloa? Pues eso.

- El blog de Fernando Jáuregui: 'Cenáculos y mentideros'

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