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Rajoy recurre al manual del buen opositor para el reto de 'La calle pregunta' de La Sexta

EP
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domingo 06 de diciembre de 2015, 00:14h

Demasiado formal, demasiado señor de Pontevedra. Mariano Rajoy llegó un tanto envarado al plató de La Sexta en “un día histórico para la cadena”, según el presentador del programa político por excelencia en la televisión de la noche de los sábados. El presidente del Gobierno y candidato del PP tenía una cita con ‘La calle pregunta’ para responder en directo a 16 ciudadanos que dieron toda una lección de sentido común. El invitado, por su parte, aguantó impasible el chaparrón con la actitud del opositor que se sabe todas las respuestas.

¿Pactaría con Ciudadanos? Tras una pregunta sobre la edad de jubilación, la segunda fue clara y directa en términos políticos. “La pregunta es si yo pactaría con Ciudadanos”, corrigió Rajoy aunque respondió en gallego: ni si ni no ni todo lo contrario, simplemente no contestó y se fue por las peteneras de que debe gobernar el más votado.

La tercera entró en materia de corrupción. ¿Qué medidas adoptará? Una pregunta que puso en bandeja al candidato popular la oportunidad de sacar pecho sin tener que entrar en profundidades salvo para tirar balones hacia la lentitud de la Justicia como uno de los culpables de la mala imagen de los políticos. Más adelante, encogiendo los hombros en gesto de impotencia, se referiría a Rodrigo Rato con un “no sé qué decir”.

Rajoy supo cambiar el tono cuando los temas tocaron el suelo de la calle y mostró su lado más humano cuando tuvo que hablar de discapacidad y violencia de género, pero también eran preguntas de personas amables a pesar de su dureza que le permitieron lucirse como una persona ‘de bien’ y cercana a los problemas de la gente, que era de lo que se trataba.

Y como los ciudadanos no son ciegos, también se le preguntó por su estupendo estado de forma tras su apocada imagen de los últimos cuatro años. El pletórico Rajoy de las últimas semanas no ha pasado desapercibido en contraste con las ojeras de sus jóvenes adversarios. Caminar por los montes gallegos es, por lo visto, el gran secreto del aún presidente del Gobierno además de intentar hacer ejercicio todos los días.

También se le preguntó por el impuesto al sol y por la ley mordaza. Salió airoso de ambos temas convirtiendo el primero en una lucha contra los intereses de un puñado de grandes empresas que sólo quieren lucrarse y, en el segundo, con la generalización de que la libertad de expresión no es el principal problema de España.

¿Por qué no recortan en coches oficiales? La pregunta provocó los primeros aplausos del público. El presidente-contable recorrió el gasto público, concentrado en Educación y Sanidad, y aseguró que se ha recortado en 30.000 millones suprimiendo partidas superfluas. “Se puede mejorar, pero estoy contento con lo hecho”, afirmó.

En el espacio reservado para ciudadanos ‘especiales’, Mónica Oltra, la líder de Compromís que gobierna en Valencia con el PSOE, le preguntó por la corrupción del PP en esta Comunidad cuando Rajoy puede presentar ya una dirección renovada y con gente ya condenada, aunque aseguró que es un asunto “que le ha hecho sufrir mucho”.

Con más de una hora transcurrida, la tensión empezó a flaquear pese a que Rajoy incluso trató de mostrarse sorprendido cuando le afearon desde Nueva York las dificultades de los españoles que intentan votar desde el extranjero. El presidente recurrió a la anécdota de unos votos procedentes de Venezuela que se perdieron para excusarse en problemas de seguridad y acabar dando la razón al joven abogado autor de la pregunta. El agotamiento dejó pasar, por ejemplo, la tragedia del paro en boca de una emocionada joven de 25 años a la que le candidato sólo pudo prometer esperanza.

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