Pere Ponce, actor: "El conflicto del soberanismo no existe en la calle, sólo da pie a sobremesas apasionantes"

-Nos sorprende el “nuevo look”: patillas y bigote…

-No le asombre: es mérito del departamento de maquillaje de la comedia que obra que estoy haciendo, junto a mis compañeros Eduard Farelo, Toni Sevilla, LLuisa Mallol y Marta Milla. El bigote y las patillas ¡son postizos!. Hemos tratado de adaptarnos a la época en que Alan Ayckbourn escribió el texto: los años setenta.

-El espectáculo, ¿sólo pretende hacer reír?

-Sí, y no es poco. Son tres matrimonios que coinciden en tres noches de Navidad, todas ellas incompatibles, de distintas clases sociales y que reflejan miserias conyugales, así como la obsesión por el fracaso y la soledad.

¿Y por qué figura la cocina como escenografía?

-Es una forma de que el espectador sepa lo que se cuece en la trastienda y que imagine el resto de la casa. En la cocina es donde se viven los chascarrillos, los comentarios en la intimidad…Yo interpreto a un arquitecto casado con una mujer ( la actriz Marta Milla) neurótica, que consume ansiolíticos sin parar.

¿Son más necesarias la comedias en el momento que vivimos?

-A mí es uno de los géneros que me gustan, “me pirro por las comedias”. Es la mejor forma de llegar al público, sobre todo cuando se tratan temas áridos. De alguna forma, la tragedia se puede filtrar a través de la comedia.

-En la última obra que protagonizó- y en este teatro- compartía escenario con un solo personaje: el que hacía Juanjo Puigcorbé. ¿Prefiere trabajar en grupo?

-Me da igual. Quizá existe más complicidad con un solo personaje. En obras corales como ésta tienes que estar más atento para intervenir en el momento justo, para que todo funciones como un gran engranaje.

-Es un actor “pluriempleado”: está haciendo teatro y no para de salir en televisión.

-Ja, ja, ja, lo que pasa es que a veces coincide todo, y en televisión emiten lo hecho hace tiempo. Ahora programan en TV-3 la serie “Merlí”, que ya rodé. En TVE haré de Cervantes en el “El Ministerio del tiempo”. No puedo adelantar mucho, sólo que se recupera del tiempo al insigne escritor, en el momento en que está a punto de interrumpir su escritura de “El Quijote”.

¿Qué opina del fenómeno de “Ocho apellidos vascos”, ahora “catalanes”?

-Le diré una cosa curiosa: su director Emilio Martínez Lázaro, fue con quien hice mi primera película, “Amo tu cama rica” en el 91. Y no he vuelto a trabajar con él, aunque nos hemos visto mucho. Y añadiré más: me llamó para intervenir en “Ocho apellidos catalanes”, pero ya estaba involucrado en el rodaje de “Merlí” y fue imposible. Martínez Lázaro conoce perfectamente los engranajes de de la comedia, sabe manejar los gags, dirige muy bien a los actores. Lo comprobé en esa película de años ha.

¿Y cómo valora el conflicto político del soberanismo que se vive en Cataluña?

-Yo soy catalán pero vivo mucho en Madrid por cuestiones de trabajo. Y la verdad es que no existe ese conflicto en la calle, que sí da pie a sobremesas apasionantes…Es más lo que provoca el vender periódicos y ofrecer titulares que la realidad. Tengo muchos amigos en Madrid, por cierto…

-Volviendo a la televisión, ¿le gusta el programa de Bertín Osborne?.

-Mucho, consigue una atmósfera muy cercana que llega a la gente. Nunca he estado con él en una fiesta y me parece un tipo interesante. Espero que me llame para ir a su casa. Y que abra el abanico de invitados en cuanto a su espectro ideológico…