Ruptura total entre Benítez y la plantilla del Real Madrid

Ya no hay para más. Mientras que tras el 0-4 del Barça en el Bernabéu se quiso lanzar un mensaje de apoyo por parte de la cúpula del club, en este último mes han pasado demasiadas cosas. Florentino Pérez, reacio a dar la razón tan pronto a sus detractores destituyendo a Rafa Benítez, se lo piensa ahora. Y es que aunque sería reconocer un grave error de planificación el dejar de contar tan pronto con el entrenador, que no se comería el turrón, está valorando que serían mayores las consecuencias de no ceder a los que presionan para que se produzca un cambio en el equipo y en el club.

Para empezar, no sólo se trata de Benítez. El grave incidente de la alineación indebida de Cherysev en la Copa del Rey frente al Cádiz abrió otra crisis interna en el Real Madrid. Las iras se dirigieron hacia Chendo, el delegado del equipo, pero en realidad no es una responsabilidad directa suya, sino que la dirección deportiva del club no fue capaz de organizar ese tipo de información tan importante como es una sanción pendiente por parte de un jugador de la plantilla. Por eso en los últimos días se ha hablado de que Florentino busca desesperadamente un director deportivo.

Desde que llegara al club hace más de una década, apostó por Jorge Valdano y después le rescató, para finalmente quedarse sin esa figura directiva por las presiones ejercidas por José Mourinho, que quería el poder absoluto del ámbito deportivo del club. Tras la marcha del portugués esa cuota de poder se quedó vacía, y Carlo Ancelotti fue incapaz de retomar las riendas de esa parcela. Tras la marcha también de Miguel Pardeza, un director deportivo al que no se le vio tampoco a la altura, se busca con urgencia ese cargo. Se ha pensado en Fernando Hierro y Pedja Mijatovic, dos ex jugadores con carisma y con cariño por parte de la afición, pero ambos se negaran a trabajar para Pérez. Los dos fueron 'despedidos' por el presidente cuando eran jugadores aún en activo, aludiendo a que eran 'viejos' y que se podía sacar un rédito económico, como fue el caso del montenegrino, héroe máximo de la Séptima.

La derrota en Villarreal del pasado domingo ha colmado la paciencia de la afición y el club. Se percibe a Benítez incapaz de hacerse con la plantilla, que se ha rebelado al entrenador y actulmente el divorcio entre cuerpo técnico y plantilla es absoluto y definitivo. Ayer miércoles, sin ir más lejos, el equipo se reunió en una cena de navidad donde no estuvo invitado el entrenador madrileño (como sí lo fue Ancelotti), mal visto por la mayor parte de los jugadores, a quien no respetan pese a su currículum, ya que estiman que un ex jugador mediocre no puede llevar las riendas de un vestuario lleno de cracks internacionales. Además, su excesiva carga de conocimientos técnicos y de planteamientos de pizarra y estrategia terminan por cohartar la libertad creativa de unos jugadores netamente ofensivos acostumbrados a la libertad táctica sobre el terreno de juego.

Pese a que lo niega públicamente, Cristiano Ronaldo sería el que lidera esta corriente crítica, y habría conseguido sumar para su causa a compañeros antes distantes, como el galés Gareth Bale, rival en cuanto a estrellato en el equipo. Una realidad que ya predestinaban los que bien conocen a estos jugadores, incluso antes de que Benítez firmara su contrato. Ya echaron a Mourinho a base de presión y querían a Ancelotti, un 'padre' además de entrenador.

Dicen los que están bien informados en fuentes directas del equipo y el club que los tiempos están contados para Benítez. Pueden pasar ahora dos cosas: que se fuerce su destitución ante una nueva derrota o resultados bochornoso para el Madrid en Liga, anticipando así una nueva etapa antes de que en febrero vuelva la Champions, o, por contra, que Florentino sea el valiente y dé el paso. Para sustituir a Benítez, siendo así su primera destitución en mitad de temporada, habría recibido el consejo de ascender a Zinedine Zidane. El francés goza del visto bueno de la plantilla, ofrece un perfil ofensivo y ambicioso para ganar títulos y su perfil de crack de la historia del fútbol enamoraría a una afición que le perdonaría casi todo, incluso no ganar títulos en su primera temporada.

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