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El desafío o el terremoto

domingo 20 de diciembre de 2015, 23:04h

“Una desesperada lucha por la supervivencia. Pronto descubrirán que el mayor peligro no proviene de la naturaleza humana sino del miedo y la traición de los hombres”. Disculpen. No son las primeras declaraciones de Mariano Rajoy ni de Pedro Sánchez tras los resultados electorales. Son los créditos publicitarios de la película “El desafío”, que se estrena en estas fechas en los cines españoles. ¿A quién se le ocurrido el guion del 20-D? Ese sí que es un desafío trascendente. Pero puede ser un terremoto, un tsunami. Los ciudadanos han puesto el país a prueba y los políticos de los cuatro partidos mayoritarios –se acabó el bipartidismo, se acabó Izquierda Unida, fagocitada por Podemos, dice adiós UPyD- tienen que buscar acuerdos muy complejos.

Es pronto para hablar de alianzas. Lo de dividir entre derechas e izquierdas no siempre funciona y aunque el país ha dado la victoria electoral al PP, mayoritariamente ha castigado a los de siempre. Los bloques derecha-izquierda están muy igualados, porque ERC es otra cosa. No parece viable un acuerdo entre PP y Ciudadanos –su resultado es absolutamente decepcionante- porque no suman nada más, pero a la izquierda, la lucha fratricida entre Podemos y el PSOE –el tercer gran derrotado de las elecciones, con el PP y Ciudadanos- tampoco va a ser fácil. Es posible que ideológicamente puedan sumar a ERC y a Izquierda Unida o a Convergencia y conseguir una mayoría suficiente para formar gobierno, pero sería un acuerdo de intereses opuestos y esencialmente inestable. Como predecía Felipe González, éste es un Parlamento a la italiana, pero sin italianos.

El gran triunfador parece Podemos, con sólo un 20 por ciento de los votos. ¿Pero qué es Podemos? Entre el grupo inicial, asambleario y popular, anti constitucionalista, y el grupo que dirigen hoy con mano de hierro Pablo Iglesias y su estado mayor hay una diferencia abismal, que nadie sabe si es estrategia o táctica, y, sobre todo, qué Podemos –el original, el de la campaña, otro- va a ser el que tiene la llave real de la izquierda. ¿Dará paso esta situación de ingobernabilidad a un Gobierno PP-PSOE, con mayoría suficiente para llevar a cabo las reformas necesarias, amortizados Rajoy y Sánchez y bajo la auctoritas de un independiente? Aunque todos se niegan hoy, posiblemente es la salida más práctica. Todo son incógnitas.

En resumen, la democracia se somete a una revisión profunda, posiblemente en el peor momento, cuando habíamos empezado la recuperación. ¿Cómo se van a gestionar los desafíos, las pasiones y las ilusiones? ¿Qué va a pasar con la economía, la justicia, la educación? ¿Cómo se va a afrontar el conflicto de Cataluña? ¿Hasta dónde va a llegar la renovación de los dos partidos que hasta ahora eran absolutamente predominantes? Es una incógnita que deberemos resolver con diálogo, con pactos y con una visión de Estado que, personalmente, creo que no existe. Las urnas han dicho lo que querían los españoles que han votado y lo que han callado otros muchos españoles que, faltando a su deber de civismo, no han acudido a votar. Nadie se puede quejar. Ahora hay que aceptar el desafío. O prepararse para el terremoto.

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