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El ambicioso plan de Pedro Sánchez

sábado 16 de enero de 2016, 11:21h

Para poder descartar la convocatoria de unas nuevas elecciones generales en mayo, hay dos grandes opciones para formar gobierno en España: la de Mariano Rajoy, difícil de llevar a cabo sin al menos la abstención del PSOE, y la de Pedro Sánchez, que parte de peores números que Rajoy pero que en cambio tiene más opciones de sumar a otras fuerzas políticas a su proyecto de gobierno.

El PSOE no está haciendo nada que no haya dicho siempre: construir un Estado federal, donde sea posible encajar Cataluña. El problema, de haberlo, no estaría, por tanto en sus objetivos, claros y transparentes, sino en sus modestas cifras de partida para alcanzar una mayoría parlamentaria suficiente. Y, en ese sentido, sí podría estarlo también en las condiciones que le pongan sus potenciales aliados.

Dos son los socios potenciales de los socialistas, como siempre ha pasado en España: los situados a su izquierda y los nacionalistas periféricos. El PSOE siempre se entendió mejor con los nacionalistas que con los comunistas y otros grupos de la extrema izquierda, pero esta vez, como quiera que algunos nacionalistas se han hecho independentistas, pudiera parecer lo contrario. En realidad, está por verse que esto sea cierto, una vez escuchado el mensaje del presidente de la Generalitat de Cataluña, Carles Puigdemont, que admite que aún no tiene bastante fuerza para la secesión, y conocida la preferencia del líder de Convergéncia, Artur Mas, por el PSOE antes que por el PP.

Se supone que España precisa resolver el encaje de Cataluña, lejos de un posible choque de trenes, y que a estas alturas ni siquiera el PP y Ciudadanos discuten que el soberanismo de muchos catalanes no es un capricho, sino una causa política que hay que saber gestionar y encauzar. Por tanto, habría que considerar interesante el intento de un Gobierno español de arreglar las cosas con los catalanes, lo cual da sentido a la iniciativa de Pedro Sánchez de llamar a Puigdemont para ofrecerle una reforma federal.

Supongamos -la verdad es que es mucho suponer- que Pedro Sánchez logra un cierto acuerdo con Cataluña, no sólo por su capacidad política, sino también porque desde Barcelona ven que hay que encontrar alguna salida, lejos del bloqueo actual, una vez que ya han constatado que no están todavía en condiciones de forzar el salto a la independencia. Incluso en ese escenario, al que en buena lógica podrían sumarse ERC y el PNV, al PSOE le quedaría la asignatura Podemos, un grupo con fuertes tensiones internas que todo el mundo sabe que prefiere otras elecciones -convencido de seguir creciendo a costa del PSOE- antes de ponerse a gobernar mano a mano con los socialistas. La otra opción sería Ciudadanos.

De momento, el PP de Rajoy, lejos de abanderar una gran alternativa de la derecha para resolver el evidente problema territorial de España, mira con lupa cada paso que da el PSOE y jalea sus contradicciones internas. Teniendo los números que tiene, ¿qué le impide a Rajoy a liderar el gran cambio que precisa el Estado? ¿Y si algo se lo impide, por qué no favorece que otro haga esa labor histórica? ¿O alguien en su sano juicio se propone ilegalizar a dos millones de catalanes?

José Luis Gómez

Fundador y editor de Mundiario, también es columnista de la agencia Europa Press. Tertuliano de TVG y Radio Galega, colabora en La Región. Dirigió Capital, Xornal y La Voz de Galicia. Ex director editorial de Grupo Zeta. Autor del libro Cómo salir de esta. Coeditor del Anuario del Foro Económico de Galicia.

Twitter: @J_L_Gomez

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