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Una piedra en el camino

lunes 25 de enero de 2016, 15:30h

No sé si lo habrán notado pero el actual secretario de Organización del PSOE y número dos del tal Sánchez, Cesar Luena, ese que ahora sale en todos los telediarios soltando una hartá de pamplinas e insultando al resto de los líderes políticos, sobre todo a Rajoy, es todo un poeta frustrado. Aprovecha cualquier ocasión para hacer chistes facilones sobre sus adversarios, ya sean del PP, de Ciudadanos o de Podemos acudiendo a juegos de palabras, a frases hechas o a simples y groseros insultos que ponen en evidencia su escaso dominio de la oratoria, su escasa inteligencia y su cortedad de ideas. No me extraña nada si tenemos en cuenta el maestro que le guía y a quien Luena tiene en los altares, su jefe y guía Pedro Sánchez. Y ya estamos comprobando que Sánchez, además de ser un mentiroso nato, como demuestran sus declaraciones públicas sobre Podemos de hace solo un mes, no es desde luego el genio político que algunos nos quisieron vender y por el camino que va, va a convertir a su predecesor, José Luis Rodríguez Zapatero, en todo un estadista.

En estos momentos, todos los partidos que se juegan el ser o no ser en las próximas semanas están sacando su artillería pesada para descalificar a los adversarios. Trileros, chantajistas, chulos, prepotentes, vagos, de todo se han dicho este último fin de semana tras la renuncia momentánea de Mariano Rajoy a ser investido. Entre todas ellas quiero entresacar, por lo que nos afecta a los andaluces, una frase que ha dicho el secretario de Organización de Podemos después de que Pablo Iglesias se autoproclamara vicepresidente del Gobierno de Sánchez y colocara a sus amigotes en cuatro Ministerios, imponiendole al candidato socialista medio gabinete. El tal Sergio Pascual como su colega Luena, ha tirado de copla y ha avisado a la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, que no se convierta en “una piedra en el camino” del entendimiento entre los dos apóstoles del progreso y el cambio, Pedro y Pablo, Sánchez e Iglesias.

Viene al pelo la copla en cuestión “Sigo siendo el rey” de Luis Miguel porque su letra es bastante premonitoria de lo que está pasando y de lo que pudiera ocurrir en un futuro cercano. Observen lo que dice: “Una piedra en el camino, me enseñó que mi destino era rodar y rodar (dice rodar no confundan con robar) Después me dijo un arriero que no hay que llegar primero sino saber llegar”. Y en la estrofa anterior a ésta afirma: “Con dinero y sin dinero hago siempre lo que quiero y mi palabra es la ley. No tengo trono ni reina ni nadie que me comprenda, pero sigo siendo el rey”. Apliquen esta letra a los líderes del PSOE y Podemos y verán por qué Sergio Pascual ha utilizado el verso como amenaza a Susana. Lo confirmo cada día más, estos muchachos de Podemos son muy hábiles en el asunto de la comunicación y las redes sociales y no dan puntada sin hilo.

Y es que se quiera o no, Susana Díaz tiene en su manos el poder reconducir una situación que su secretario general está complicando cada día más. El próximo sábado se reune en Madrid el Comité Federal del PSOE y ya se han producido diversos encuentros y reuniones entre “viejas glorias” del socialismo y entre dirigentes regionales para aunar posturas ante el pretendido pacto de Sánchez con Iglesias, algo que muchos consideran una peligrosa deriva y un incumplimiento del mandato que dio el máximo órgano entre congresos al secretario general. Si Susana encabezara una rebelión de los barones desautorizando este pacto y “aconsejando” a Sánchez que se olvidara de unos acuerdos que van en contra de las tesis que históricamente siempre ha defendido el PSOE, el actual panorama de no entendimiento podría cambiar como de la noche al día. Si quieren que les diga mi opinión, yo no me creo que el Comité Director deje a Sánchez al pie de los caballos. Le buscará alguna salida honrosa para que no se vea obligado a hacer el ridículo y poner su puesto de secretario general a disposición del partido.

Decía el tal Luena que “en política no existe el limbo, o Rajoy va a la investidura o se debe ir de la política española”. Una frase que debería de habersela guardado bajo siete llaves porque podría ocurrir que dentro de unos días sea su jefe de filas, Pedro Sánchez, quien se vea obligado a renunciar a sus últimos postulados pactistas de progreso y quedarse en el limbo de tener que hablar con quien ha repetido hasta la saciedad que no hablaría nunca, es decir, con Mariano Rajoy.

Si yo tuviera ahora mismo que hacer una apuesta sobre lo que va a ocurrir en las pròximas semanas, me lo jugaría todo a una convocatoria de nuevas elecciones para finales de mayo o comienzos de junio, pero, claro, todo está cogido con pinzas tan tenues que quizás dentro de una semana el actual complicado panorama político en el que nos estamos moviendo quede despejado con unos acuerdos que en estos momentos casi nadie se espera. Así que mejor sigo sin apostar y viendo los toros desde la barrera.

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