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Los 100 mejores discos de los años 60 (del 40 al 31)
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Los 100 mejores discos de los años 60 (del 40 al 31)

lunes 01 de febrero de 2016, 11:21h

Después de repasar las 100 mejores canciones del pop español, los 50 mejores discos de lo que llevamos de década (2010-2014), y los 100 mejores discos de los años 80 ahora llega el momento de repasar los mejores discos de la conocida como década prodigiosa. Los 60 abrieron la Caja de Pandora de los sonidos, de aquí salieron los más importantes músicos de rock de la historia, en sólo 5 años, los que van de 1964 a 1969, surgieron más modas, estilos y figuras que en ninguna otra época, si el rock ya forma parte de la historia es porque también tiene parte de leyenda, como el Oeste de John Ford, y las mayores leyendas provienen de aquí, ¿conocen al Rey Lagarto? ¿Han paseado alguna vez por la Autopista 61? ¿Escucharon tocar la guitarra al Salvaje Ángel Azul? ¿Saben cuál es el reino de Sus Satánicas Majestades?... Los años 60 son territorio de leyenda.

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40. Neil Young – Everybody knows this is nowhere (1969)

‘Everybody knows this is nowhere’ es el segundo disco en solitario de Young, después de su aventura con Buffalo Springfield. Tras un debut que, en sus propias palabras, tenía demasiadas ‘pregrabaciones’ con este disco el canadiense encontró su sonido fichando al grupo The Rockets, que se cambió el nombre a Crazy Horse y compartió crédito con el solista. Con el sólido acompañamiento de Danny Whitten, Billy Talbot y Ralph Molina Neil Young se embarcó en largas jams guitarreras en ‘Cowgril in the sand’ y ‘Down by the wire’, además de regalar otras dos gemas que apenas superan los dos minutos, ‘Cinnamon girl’ y la canción que le da título. La mayor parte de estas canciones fueron compuestas en un mismo día mientras Young ardía con 39º de pura fiebre creativa.



39. Simon & Garfunkel - Parsley, Sage, Rosemary & Thyme (1966)

El tercer disco del dúo fue con el que finalmente Paul Simon cogió las riendas del control creativo, no solo como único compositor, sino detrás de la mesa de mezclas. El resultado es su primera obra maestra y, posiblemente, su mejor colección de canciones. 'Homeward Bound', 'The Dangling Conversation', 'For Emily, Whenever I May Find Her', 'Scarborough Fair/Canticle', 'The 59th Street Bridge Song (Feelin' Groovy)' o 'Cloudy' demuestran que la altura de Simon como compositor está casi al mismo nivel del propio Dylan, al que se imita en la divertida 'A Simple Desultory Philippic (Or How I Was Robert McNamara'd into Submission)'.



38. John Coltrane – A love supreme (1964)

Los dos discos que suelen servir de entrada al fascinante mundo del jazz son 'Kind of blue' de Miles Davis y 'A love supreme' de John Coltrane. Si la obra maestra de Davis, en la que también participa Coltrane, es la perfección hecha disco y resulta mucho más accesible, la obra cumbre de Coltrane está llena de aristas, resultado de un hombre que intenta ir un paso más allá de la perfección. Se puede considerar este disco como el que mejor resume una carrera que siempre intentó llevar al límite las posibilidades de su instrumento. En 'A love supreme' encontramos a un Coltrane que mezcla el hard bop de sus inicios en el quinteto de Davis con el jazz modal y el free jazz que abrazó en su carrera en solitario. Junto a él están los otros tres miembros de su cuarteto clásico, Jimmy Garrison al bajo, Elvin Jones a la batería y el otro gran protagonista del disco, el pianista McCoy Tyner. Juntos grabaron uno de los discos más intensos y espirituales que haya dado cualquier tipo de música.



37. Buffalo Springfield Again (1967)

Si el debut de Buffalo Springfield ya les colocaba como uno de los puntales del rock americano con su segunda obra, los de Stephen Stills y Neil Young, abrían el camino a todo tipo de músicas. Rock, country, soul y psicodelia se mezclan a la perfección en un disco que ve la aparición de un tercer compositor dentro de la banda, Richie Furay, que en breve iba a formar una de las bandas fundamentales del country rock, Poco. El sonido de esa banda ya se puede apreciar en la fundamental, 'A child's claim to fame', sus otras dos contribuciones son 'Sad memory', una canción que se adelanta a los cantautores de principios de los 70, y 'Good time boy', un homenaje a la música de Otis Redding cantado por Dewey Martin. Pero, a pesar de la calidad de las contribuciones de Furay, lo mejor de 'Again' es la lucha de los dos líderes de la banda por entregar las mejores canciones. Stills coquetea con el jazz en la envolvente 'Everydays', adelanta el sonido y las armonías de Crosby, Stills & Nash con 'Rock & Roll Woman' y entrega dos de sus mejores canciones con 'Bluebird' y 'Hung upside down'. Por su parte Neil Young entrega la potente 'Mr. Soul', muy en la onda de los Rolling Stones, y las psicodélicas y orquestales, 'Expecting to fly' y 'Broken arrow', dos de sus grandes canciones que inician su colaboración con Jack Nitzsche, el discípulo aventajado de Phil Spector. El resultado, un triunfo para una banda mítica.



36. The Velvet Underground (1969)

El tercer disco de la Velvet podría considerarse como la calma después de la tempestad. Si 'White light/White Heat' fue la tormenta perfecta de electricidad y ruido, 'The Velvet Underground' comenzaba con una delicada caricia como 'Candy says', una canción que iba a marcar la pauta del disco. Desde el inicio los de Lou Reed marcaban las distancias con su antecesor, es más 'Candy says' está cantada por Doug Yule, el sustituto de John Cale en la banda. Sin el galés haciéndole sombra Reed vuelve a poner el foco en la composición, entregando canciones tan inolvidables como 'Jesus', 'I'm set free' o, por encima de todas, 'Pale blue eyes'. Pero el autor de 'Sweet Jane' no se olvida tampoco del rock en otros dos clásicos de la banda como 'What goes on' o 'I'm beginning to see the light'. Su pasado experimental solo se ve reflejado en 'The Murder Mistery', una canción en la que sobre un fondo sonoro cercano a la psicodelia que tanto denostaban, Reed y Sterling Morrison recitan a la vez distintos poemas y, en el estribillo, Maureen Tucker y Doug Yule cantan distintas melodías. Y para el cierre, Reed le regala a Maureen Tucker y, su voz infantil, la maravillosa 'Afterhours'.



35. The Rolling Stones - Aftermath (1966)

'Aftermath' supuso el sexto disco en estudio de la banda y su primera obra maestra. Compuesto en su totalidad por el tándem Jagger-Richards, el disco se beneficia de las aportaciones del tercero en discordia, un Brian Jones que ejerce de mago multiinstrumentrista, contento con ser el centro de todas las miradas en EEUU, dónde la banda ha cosechado un tremendo éxito el año anterior, gracias a '(I can´t get no) Satisfaction'. Musicalmente 'Aftermath' es un paso adelante desde su primera canción, 'Mother´s little helper' que coquetea con el folk. En 'Lady Jane' se puede escuchar a Jones tocando el dulcimer y en 'Under my thumb' la marimba. Claro que aquí no se acaban las virtudes del disco, 'Out of time' y 'What to do' son de las mejores canciones pop de la banda, 'I am waiting' una de sus primeras grandes baladas y 'Think' una de esas perlas a descubrir. Eso sí, no olvidan los sonidos más blues con 'High and dry' o 'Goin´ home' que quizás sea el momento más flojo del disco. Puede que en 1966 sus 11 minutos de duración fuesen un shock, actualmente ha quedado superada. Fue uno de los últimos discos que tuvo una versión distinta en EEUU, donde quitaron 'Mother´s little helper', 'Out of time', 'Take it or leave it' y 'What to do' y las sustituyeron por uno de sus mejores singles, 'Paint it black'.



34. The Who sell out (1967)

Para su tercer disco los Who se sacaron de la manga una obra maestra de la psicodelia, 'The Who Sell Out'. El disco está unido por una idea brillante, hacer como si fuera la emisión de la estación de radio pirata Radio London. Usando como nexo entre canciones 'jingles' inventados por la banda 'The Who Sell Out' suena como el perfecto artefacto 'pop art' que tanto le interesaba a Pete Townshend en la época. El disco se abre con 'Armenia city in the sky', una canción escrita para la banda por Speedy Ken, compañero de piso de Townshend que además le hacía las veces de chófer. Claro que el guitarrista no se queda atrás y deja su firma en maravillas como 'Mary Anne with the Shaky Hand' (¿una oda a la masturbación?), 'Tattoo', 'Our love was' o una de las mejores canciones de la historia de los Who, 'I can see for miles'. Además en el final del disco con 'Rael (1 and 2)' adelanta partes de su creación más famosa, 'Tommy'.



33. Led Zeppelin (1969)

El debut de la banda de rock más importante de los 70 es la fusión definitiva entre blues y rock para crear algo totalmente nuevo. Jimmy Page se basa mayormente en otras canciones, principalmente de blues, para crear estos temas pero el resultado, una vez tocado por los cuatro miembros de Led Zeppelin es algo propio. Es cierto que Page podría haber cuidado más a la hora de repartir los méritos de la composición pero en su primer disco los Zeppelin ya suenan como la más perfecta máquina de hacer rock de la historia. Propulsados por los riffs de Page y la batería de John Bonham, el grupo endurece el blues hasta convertirlo en heavy en temas como 'Dazed and confused', 'You shook me', 'I can´t quit you baby' o 'How many more times' pero también les da tiempo de maravilas como 'Good times, bad times', 'Communication breakdown' (¿el punk de Led Zeppelin?), coquetear con la psicodelia en 'Your time is gonna come' o mostrar su cara más folk y acústica con 'Black mountain side'. Y es que, aparte de ser Dioses del rock, los Zeppelin tenían múltiples caras.



32. Flying Burrito Brothers - The gilded palace of sin (1969)

Gram Parsons ya había entregado dos de los primeros discos de country rock con su primera banda, The International Submarine Band, y con los Byrds de 'Sweetheart of the rodeo' pero con el primer disco de los Flying Burrito Brothers lo que hizo fue dar al género su obra maestra definitiva. Arropado por Chris Hillman, que había abandonado los Byrds para unirse a Parsons, y la pedal steel de "Sneaky" Pete Kleinow, Parsons alcanza la perfección de lo que él mismo denominaba 'American Cosmic Music' y que se convertiría, con el paso de los años, en un género en sí mismo, Americana. El disco se abre con 'Christine's Tune', una especie de psicodelia country con un magnífico juego de guitarras de Kleinow. La gema del disco la encontramos en 'Sin city', la mejor canción firmada por Parsons y Hillman, con unas increíbles voces a cargo de sus compositores. Luego Parsons hace totalmente suyos dos clásicos del soul sureño como 'Do Right Woman' y 'Dark end of the street' demostrando que estamos ante uno de los mejores cantantes americanos. 'The gilded palace of sin' solo vendió unos miles de copias cuando se publicó en 1969 pero, como en el caso del primer disco de la Velvet Underground, parece como si todos los que lo escucharon formaron una banda para rendirle tributo.



31. Fairport Convention - Liege & Lief (1969)

El mejor disco de folk británico es también el tercer disco que los Fairport Convention publicaron en 1969, el momento en que su formación tenía a Sandy Denny, su mejor voz, y Richard Thompson, su mejor guitarrista y compositor. 'Liege & Lief' logra unir con éxito canciones tradicionales del siglo XVII con el rock de los años 60. El mejor ejemplo de ello es 'Matty Groves' pero también se puede ver en 'Reynardine' o 'Tam Lin'. Claro que el grupo no tiene por qué vivir solo de adaptaciones ya que su propio material está a la altura, con canciones como 'Come all ye', compuesta por Sandy Denny y el bajista Ashley Hutchings, o la preciosa 'Farewell, farewell' de Thompson.

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