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Clara Campoamor, diputada del Partido Radical que abanderó la lucha por el sufragio femenino
Clara Campoamor, diputada del Partido Radical que abanderó la lucha por el sufragio femenino

Clara Campoamor, la victoria de la mujer que llevó en solitario la lucha por el voto femenino

La diputada del Partido Radical Clara Campoamor fue una luchadora del sufragio femenino, causa que lideró en solitario durante el surgimiento de la II República española. Un conflicto por un derecho que le llevó a numerosos enfrentamientos en el Congreso con Victoria Kent, sufragista que no confiaba en la conveniencia de aprobar el derecho a voto de la mujer.

El busto de Clara Campoamor reside ahora en las calles de Madrid, aquellas que recorrió durante un tiempo tan agitado políticamente como era el año 1931 del siglo pasado. Fueron éstas las que le mostraron que la presencia de la mujer en la actividad política y en las calles era mayor que nunca, y que ardían en ansias de participar en la república, según la diputada. Porque aquello era una realidad aún inexistente en España: el sufragio femenino aún no había sido aprobado.

En pleno proceso de construcción, la república aún era una realidad que se tambaleaba por momentos, cuando tres mujeres irrumpieron en el Congreso español para redactar la primera constitución republicana que habría de ver la luz: Victoria Kent, Clara Campoamor y Margarita Nelken. Las elecciones constituyentes habían permitido el sufragio pasivo de las mujeres, es decir, que se pudieran presentar a los comicios. Sin embargo, el sufragio activo aún era una tarea pendiente.

El debate en torno al sufragio comenzó en septiembre del año 1931, pero el debate tuvo que ser aplazado al 1 de octubre. Algo había cambiado. De las 3 mujeres allí presentes, sólo una estaba de acuerdo con la aprobación del sufragio femenino: Clara Campoamor.

Una gran batalla

La diputada libró la batalla contra dos frentes, ni hombres ni mujeres querían que el derecho de voto de la mujer fuera reconocido, al menos no en ese momento. Su principal contrincante en el hemiciclo vino de la sufragista Victoria Kent, diputada por el Partido Republicano Socialista. Que la mujer votase significaba entregar la república a la derecha, representada por la CEDA. Un partido que aún no había jurado lealtad al nuevo régimen en construcción y que mostraría simpatías de algunos de sus miembros hacia la Alemania de Hitler a partir del año 1933 y la Italia de Mussolini.

Finalmente, el tiempo daría la razón a Victoria Kent, ya que el Partido Radical, al que pertenecía Campoamor, se abandonó al apoyo de la CEDA en 1933. Hecho que le llevó a abandonar el Partido. Pero para Campoamor nunca fue motivo suficiente como para seguir relegando a la mujer a su papel de oprimida, una victoria necesaria que la historia le ha reconocido pese a estar sola en aquel hemiciclo.

Los argumentos fueron varios, y siempre se han explicado de la misma manera: la mujer aún dependía del hombre y la Iglesia Católica, un agitador político muy activo en aquellos años, aún amarraba a la mujer a la costumbre. Para muchos, que la mujer votase, no significaba que votase libremente. Pero Campoamor veía necesario el reconocimiento urgente de un derecho que les pertenecía y necesario para la construcción de la nueva república.

Pero éste no fue el único frente con el que tuvo que lidiar. Una vez aprobado dicho artículo, su rival más directo fue quien le dejaría sola en el Parlamento: Victoria Kent. La única salida que le quedaba era retrasar cuanto se pudiese la implantación del sufragio femenino para seguir augurando una victoria clara a la izquierda y mantener el rumbo de la república. Su propuesta fue la inserción de una disposición transitoria que cerrase el derecho de la mujer a votar en elecciones generales hasta no haber votado dos veces en las municipales. De nuevo fue la intervención de Clara Campoamor la que evitó el “error histórico” de “dejar al margen de la República a la mujer”, según sus palabras. Una votación mucho más reñida que le dio la victoria a Campoamor por 4 votos.

Una diputada que pasó a la historia por ser la única que luchó hasta el final por el derecho a voto de la mujer pese a estar sola en la misma.

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