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La Esperanza, es lo penúltimo que se pierde

lunes 15 de febrero de 2016, 08:25h

Recuerdo que de niño me sorprendía ver a una mujer ocupando puestos de alta responsabilidad al frente de sus respectivos estados pues en este país nuestro que es España, la única mujer que aparecía en un puesto político vestía indumentaria anti lujuria con camisa azul los días de fiesta, peinado de la época y que se llamaba Pilar Primo de Rivera, hermana del fundador de la Falange y dirigía la Sección Femenina, una organización dedicada a fomentar los valores patrios de época. A esta dirigente política de la dictadura, un escritor llamado Ernesto Giménez -el mismo que firmó el manifiesto fundacional del fascismo español- aprovechando un congreso de escritores fascistas en Berlín, se acercó a Goebbels para proponerle que Hitler pudiera contraer nupcias con la líder falangista, con el fin de crear una nueva dinastía europea hortero-nazi-fascista, lo cual fue no solo tomado a broma, sino que tal vez alguien se lo haya contado a Angela Merkel pues los alemanes son muy suyos en cuestión de mestizaje y aun estemos pagando las consecuencias de tan funesto propósito.

Pero volviendo al principio, pocas eran las mujeres en todo el mundo que hubieran ostentado la más alta magistratura de sus respectivas naciones. En 1960 Sirimavo Bandaranaike fue elegida Presidente en Sri Lanka y se convirtió en la primera, la segunda fue Indira Ghandi, primera ministra de India y la tercera Golda Meir (Meyerson) una ucraniana que fue la primera mujer (y única hasta la fecha) en ocupar este cargo en el estado de Israel. A esta última, su política intransigente y su estilo de liderazgo le valió el apodo de «Dama de Hierro», mucho antes que a Margaret Tatcher, la que fuera primer ministro del Reino Unido. Esta forma de denominar a una dirigente política, ha tenido en España su homónima en la que ha dirigido hasta ayer el Partido Popular en Madrid. Esperanza Aguirre ha sido casi de todo en los treinta y tres años que lleva viviendo de la política, ostentando cargos de todo tipo tanto en el partido como en diversas instituciones del Estado.

Esta misma Esperanza Aguirre y Gil de Biedma, la condesa como diría Simancas, persona de gran formación y admiradora de todo lo relacionado con el estilo de vida británico, pues es buena jugadora de golf, habla un inglés de muy buen nivel y maneja un español fluido donde no escatima calificativos e incorpora palabras soeces a algunos correligionarios suyos, sobre todo cuando tocaba neutralizar algún nombramiento, sobre todo si esos venían de la mano de Ruiz-Galladón.

Esta ilustre política que presume de mano dura y control absoluto en su entorno, resulta que está rodeada de gentes corruptas y conductas irregulares, sin que ella tenga el mas mínimo conocimiento de lo que ocurre a su alrededor como si fuese tan disipada como una concursante de Gran Hermano. Ella a la que José María Aznar, nombró ministra de Educación y Cultura, cargo en el que estaría hasta 1999, siendo sucedida en el cargo curiosamente por Mariano Rajoy.

Esta mujer de recio carácter que igual baila con Joaquín Sabina que da palmaditas en la espalda a Rodrigo Rato, asegura que de 500 nombramientos que ha hecho, “solo dos me han salido rana” en referencia a López-Viejo aquel que pedía comisión hasta a los que se cruzaba por la calle, o Francisco Granados ese que en las tertulias de radio y televisión clamaba contra los corruptos como jugando con un boomerang envenenado. Compartimos esta aseveración de Esperanza, solo dos ranas, unos cuantos lobos, buitres y ladillas (p. ej. Benjamín Martin Vasco, Guillermo Ortega, Alfonso Bosch, Jesús Sepúlveda, Arturo González Panero, José Galeote, Ginés López...)

Ella que provoco uno de los mayores ataques de estupor, mezclados con risas y una alta dosis de vergüenza ajena cuando dijo aquello de “yo destape la trama Gürtel”, la misma que sin saberlo la Comunidad de Madrid asignó 66 contratos por valor de 760.717,87 euros a este grupo de golfos y maleantes que se paseaban con puertas francas en los despachos más influyentes de la Comunidad de Madrid, ayuntamientos incluidos.

La misma Esperanza que se jactaba de que “a mi nadie me hace el programa o las listas". Ella presidenta del PP de Madrid desde 2004, ha sido la máxima responsable de todos los nombres que el PP ha llevado en sus listas. De esa fauna de ranas y otras especies, en 2007 de 67 escaños, nueve de ellos caerían por corrupción, imputados por cohecho, tráfico de influencias, blanqueo de capitales, falsedad documental, asociación ilícita……..prácticamente la totalidad de delitos que se pueden cometer estando en un cargo público. A ella que le estalla la operación Púnica en el subsuelo de su despacho y aun dice que tampoco sabe nada……

Ahora, justamente el día de los enamorados, va y convoca a la prensa para decir que ella que es muy british, asume su responsabilidad política y que dimite de la presidencia del PP de Madrid. Dice que llamó a Rajoy pero que esté no cogió el teléfono, tal vez por si acaso le llamaba Carlos Alsina para hacerle una entrevista. Ante esta falta de respuesta Esperanza le mando un whatsapp donde seguramente le respondió Mariano con un “Esperanza, se fuerte”. Nada se ha dicho sobre si Espe le mandó otro a su amiga Rita, diciéndole que regale los bolsos, que cuantas menos pruebas, mejor.

Amenaza Aguirre con irse a lo Michael Jordan, ese que se retira tantas veces, como vueltas a la actividad hace, y por lo que se intuye con este gesto en toda su extensión a Mariano si le dice lo de pon tus barbas a remojar, aunque éste como siempre, pasa palabra. Como si de una premonición se tratase, hace días se quemo ese extraño pirulí que se denomina Faro de la Moncloa. Era todo un signo inequívoco de que algo estaba pasando.

Esperanza seguirá al frente del Grupo Popular en el Ayuntamiento de Madrid, como si eso de las responsabilidades políticas solo afectara a un trozo de su anatomía y donde ante una parte gangrenada, la amputación parcial le permite salvar la vida.

Rajoy ya sabe que además de Pedro Sánchez, le acaba de salir una nueva oposición, esta vez en su propia casa. La Esperanza es lo penúltimo que se pierde. ¿Quién será lo último? ¡No ganamos para disgustos!

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