Ayer comenzó en Bruselas la cumbre europea de dos días en la que el Reino Unido negocia un nuevo acuerdo con la UE y en la que aspectos como el control migratorio y las salvaguardas financieras son puntos clave para el Reino Unido. El primer ministro británico trata de lograr un acuerdo que pueda servir para sentar las bases para el referéndum sobre la permanencia del Reino Unido en la UE que podría celebrarse a finales del mes de junio. Los mercados están pendientes del resultado de la cumbre, lo que ha relegado a un segundo plano las actas de la última reunión del BCE que fueron publicadas ayer. En ellas se señala que los riesgos sobre el crecimiento y la inflación se han incrementado por lo que algunos miembros defienden la necesidad de actuar de forma preventiva. El descenso de los precios del crudo, un crecimiento menor de lo previsto de los salarios y un descenso en las expectativas de inflación, suponen mayores riesgos sobre el crecimiento. El BCE está tratando de impulsar la inflación, que actualmente se sitúa cerca del 0%, hacia el objetivo del 2%, y evitar que los llamados efectos secundarios por el descenso de los precios del crudo no terminen por perpetuar una baja inflación. El BCE también hizo referencia a las turbulencias financieras en China que han aumentado el riesgo de una desaceleración económica. Aunque en la reunión de enero el BCE mantuvo sin cambios los tipos de interés y el programa de compra de activos, prometió revisar y probablemente recalibrar su política monetaria en la reunión del 10 de marzo, lo que fue interpretado por los mercados como un anuncio de nuevas medidas.