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Víctor Mendes, torero: "La corriente antitaurina y animalista está alentada por los políticos"

martes 23 de febrero de 2016, 09:24h
Víctor Mendes, torero: 'La corriente antitaurina y animalista está alentada por los políticos'
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Víctor Mendes es todo pasión. Vehemente en la plaza y charlando,demostrando una gran cultura. Diestro poderoso y maestro de la oratoria. Se hizo desde el escalafón inferior- fue subalterno- hasta convertirse en una figura a base de fajarse toros de las ganaderías más duras. Pocos se han asomado al balcón como él poniendo banderillas. Últimamente se viste de luces de forma intermitente, y lo cierto es que no ha acabado de retirarse. El 27 de Febrero, de momento, toreará un festival a beneficio de la ONG de Mozambique en Campo Pequenho… En el polémico asunto de los antitaurinos afirma que los que los toreros y el espectáculo no tiene porqué defenderse, ya que es legal, aunque le duele elapoyo mayoritario de los políticos.
-¿Usted se ha retirado, o sigue como Joe Rígoli?

-La verdad es que no pensaba que fuera tan difícil decir “me retiro”, tío (sonríe). Siempre hay necesidad de continuar y es muy complicado dejarlo del todo. En cuanto te reúnes en el campo con compañeros de profesión y pegas tres o cuatro capotazos a una becerra, sientes un placer inconmensurable.

-Pero a la hora de salir al ruedo está el miedo. ¿Cómo lo vive?

-El miedo es algo necesario para un torero…siempre que sepas controlarlo. Estamos preparados física y psicológicamente. Sinceramente, nunca he pensado al dirigirme a una plaza que me vaya a coger un toro, aunque he tenido percances ¡y graves!. Siempre he ido a torear para divertirme, superar las dificultades del toro con la técnica. Y reafirmar mi arte y talento. Pero, volviendo a la pregunta, el miedo “engancha”, tiene algo de morboso…

-¿Podría definir el concepto del toreo?

-Es una cultura enraizada en la sociedad destinada a engrandecer un espectáculo, abierto a diferentes estilos. Y también es reflejo de la sociedad de cada época. El torero, como el pintor, pasa por diferentes fases. Últimamente se ha perdido un poco el respeto al torero, y cuando no existe el sentido protocolario, mal asunto…

-¿Es cierto que conoció mucho a Paquirri?

-No sólo lo conocí, sino que tuve la fortuna de vivir en su casa, en mis inicios. Era una persona extraordinaria y me aconsejaba en el día a día. Una de las cosas que me decía era que “había que ser un torero completo en todos los tercios, por eso nos llamamos matador de toros”.

-Y compartió en algunas fases el “cartel de banderilleros”.

-Esa es una historia larga…Francisco Rivera fue el ideólogo de un cartel formado por matadores banderilleros. Primero él alternaba con Paco Alcalde y Ángel Teruel, pero ese cartel no cuajó. Su idea era abrir cartel con otros dos diestros que pusieran banderillas. Con él alternamos Esplá y yo. Incluso dimos una vuelta al ruedo tras el sexto toro en la Monumental de Barcelona, y salimos a hombros en Granada. Pero falleció y…

-El cartel definitivo.

-Lo formamos Luis Francisco Esplá, servidor y El Soro, un nuevo diestro heterodoxo de una tierra cuna de grandes banderilleros. Cada uno tenía su estilo. Fue un cartel rentable para las empresas, y a la vez maltratado por ellas, porque nos descuidaban con dejadez las ganaderías. En muchas ferias era el que más público congregaba…

-¿A usted le encasillaron en las corridas duras?

-No es ningún menoscabo. Gracias a esas corridas se me ha considerado un torero poderoso. Como torero, te enriquece ver que cómo un mismo toro va cambiando durante la lidia de comportamiento.

-"Su plaza", ¿fue Madrid?


-Fue la que me dio el espaldarazo: salí a hombros con una corrida de Victorino en el 85, y a punto estuve de lograrlo otra tarde. Ahora bien, también digo que cuando llegas arriba, el público de Las Ventas se convierte en superexigente y no te perdonan ni una. Pero he triunfado en todas las plazas.

-Le apoderó la casa Balañá. Dicen que explota a los toreros…

-Vamos a ver: explotar, explotan todas las casas grandes, son un coto cerrado donde se intercambiar cromos, al ser empresarios y apoderados. Pero en honor a la verdad, tengo que reconocer que Pedro Balañá, en concreto Don Pedro, tras triunfar como novillero en la Monumental, me ofreció tomar la alternativa el 13 de Septiembre de 1.981 con un cartel de tronío: el maestro Palomo Linares de padrino y Manzanares de testigo con una corrida de Carlos Núñez. Corté tres orejas. Y entre Septiembre y Octubre de ese año salí a hombros tres veces en cinco corridas de toros.

-Y empezó desde abajo, dicen que de subalterno.

-¡Excelente aprendizaje!. Eso me forjó como profesional. Como me vieron poner banderillas tan bien, querían incluirme en sus cuadrillas. Fui con el propio Palomo, con El Niño de la Capea, y suelto. Me vio Gonzalito y quiso traerme a España. Llegué a la estación de Atocha en el 78 con la ilusión de un niño. Luego debuté como novillero, etc.

-Volviendo a los palitroques, su gran rival fue Esplá…

-Sí, pero éramos y somos amigos. Es una persona muy inteligente, y como torero admiraba su sapiencia al entender a los toros desde el principio, según los comentarios que me hacía…No era- es (porque reaparece en Arles)- un estilista. Y si hubiera sido un certero estoqueador, hubiera llegado todavía más arriba de lo que es: una figura del toreo.

-¿Cuál es su opinión sobre el movimiento antitaurino?

- Antes que nada, me duele lo de Barcelona. Y también la corriente antitaurina y animalista que prolifera alentada por la mayoría de los políticos. Creo que no es momento de defendernos, porque somos- toreros y espectadores- partícipes de un espectáculo legal. Por tanto, lo necesario es que se creen leyes para dejar en el lugar que merecen a los antitaurinos, con sus insultos ofensivos. Lo que han hecho en Francia, en definitiva.

-Todo el mundo alaba su oratoria. ¿Es cierto que es abogado?

-No exactamente: sí que estudié Derecho hasta tercer curso, pero luego se cruzó la Revolución de los Claveles, y tuve que interrumpirlo. Me gusta explicar, analizar las cosas. He leído mucho, hay que saber contar tus vivencias…

-¿Cómo es su vida taurina en Portugal?

-Vivo en el campo, en Villafranca de Xira, y allí tengo ganado. Pero a veces quedo con compañeros como Espartaco o Paco Ojeda, de mi generación, y disfruto tentando en ganaderías.

-¿Este año volverá a “probar suerte” en los ruedos?

-De momento, tan sólo torearé en cuatro o cinco festivales. Pero lo de ponerme el traje de luces impone. Piense que tengo ya 58 años, aunque me cuido mucho físicamente.

-¿Y su familia qué dice?


-Intentan apartarme del tema, porque saben que no me hace falta para vivir…Y son conscientes del riesgo que se corre, incluso en un festival. El mayor Diego, es veterinario y los dos gemelos son aficionados: ambos estudian Empresariales.

-Habiendo estando cerca de la muerte tantas tardes de toros, ¿se valora más la vida?

-La vida hay que valorarla siempre, porque lo que hagamos tiene trascendencia una vez fallecemos. No me asusta la muerte, porque forma parte del ciclo de la vida, y hay algo que pervive…He estado tres veces más cerca del “más allá” que aquí. Y una, no por circunstancias no taurinas. Una mañana que toreaba, practiqué mi afición de pilotar una avioneta… y me estrellé. Fue grave el daño físico, pero me recuperé.

-¿Cómo se domina el miedo ante una corrida de toros?

-Cada maestrillo tiene su librillo. Siempre, ante tardes trascendentes hay síntomas físicos: la boca seca, el hormigueo en las manos…Pero como le decía al principio, es un miedo que controlas. Aunque yo, y no le diré nombres, he conocido a diestros que ya estaban vestidos con el traje de luces a las 4.30… cuando la corrida era a las 6.30. Yo en cambio, apuraba al máximo.


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