La única explicación que veo ante las excelentes críticas cosechadas por ‘Brooklyn’ es que algunos han quedado obnubilados por sus credenciales, una novela de Colm Toibin hecha guión por Nick Hornby e interpretada por una de las actrices más prometedoras de su generación, Saoirse Ronan. A pesar de estar ante una película llena de lugares comunes en la que no pasa nada, ‘Brooklyn’ ha llegado a las puertas de los Oscar entre las ocho candidatas a mejor película...
Muchos han visto en esta película una vuelta a las raíces de Hollywood, una película de la vieja escuela, hay, incluso, algún osado que ha sacado a relucir el nombre de John Ford. Más allá del tema irlandés cualquier comparación de este film de sobremesa con la obra de uno de los directores más importantes de la historia es herejía. Hablando de lo cual, ‘Brooklyn’ es una película tan blandita que, a pesar de estar ambientada en los años 50, nos presenta una sociedad en la que parece no existir la ‘caza de brujas’, los problemas raciales, etc. Aquí todo el mundo tiene un corazón de oro y está dispuesto a ayudar, menos una malvada bruja a la que solo le falta el palo y la escoba.
‘Brooklyn’ es una película sin conflictos en la que no pasa nada. No tengo ningún problema con ello, muchos grandes directores son capaces de hacer películas verdaderamente increíbles con los elementos más sencillos. John Crowley no es uno de ellos y ‘Brooklyn’ no es una de esas películas. La historia trata de una joven irlandesa sin ningún futuro en su país que tiene que emigrar a EEUU, gracias a su hermana y a un cura que vive allí, para labrarse un futuro. Allí sentirá nostalgia del hogar, hasta que conoce a un joven fontanero de raíces italianas con el que comenzará una relación. Cuando, por fin, comienza a asentarse en su nuevo país, un acontecimiento la hará regresar a Irlanda donde comenzará una nueva vida y tendrá que tomar una importante decisión, quedarse o regresar.
También hay quien ha visto esta película como el epítome del romanticismo. Han debido ver otra película, las decisiones que toma la protagonista en la segunda parte no se entienden de ningún modo y, mucho menos, desde un punto de vista romántico. El señor Nick Hornby y el señor Crowley podrían haber tomado la decisión de mostrarnos a la protagonista como una gran pragmática pero no, quieren que nos creamos que detrás de todo está el amor... Tampoco debería sorprender, durante la primera parte no hay nada en esta película que se salga del academicismo más superficial. Doloroso es ver a Hornby, escritor de las estupendas ‘Alta fidelidad’ o ‘Fiebre en la grada’, caer en tantos lugares comunes en su guión. Los irlandeses beben y cantan bonitas canciones (solo falta ‘Danny boy’), los italianos comen pasta y hablan gritando y Nueva York parece un paraíso en el que no existen ni ratas, ni la paranoia de la ‘era McCarthy’. Es increíble que una película como ‘Carol’, que está ambientada en la misma época, haya sido ninguneada en beneficio de esta película.
Que nadie se equivoque, ‘Brooklyn’ tiene una buena fotografía y unas interpretaciones de lo más aceptables pero poco más. También puede que todo lo anterior sea mentira y que se me haya escapado algo intangible que los demás sí han visto. Y es que en esta ocasión me siento como el dentista díscolo que entre los diez preguntados no recomienda el producto.
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