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'Danny y Roberta', dos vidas condenadas a la violencia y el fracaso

'Danny y Roberta', dos vidas condenadas a la violencia y el fracaso

miércoles 09 de marzo de 2016, 08:08h

Mariano de Paco dirige la adaptación de ‘Danny y Roberta’, un texto original del dramaturgo estadounidense John Patrick Shanley, en donde Armando del Río y Laia Alemany son la pareja protagonista y Ester Rodríguez pone la banda sonora al montaje con música en directo. Todo ha sucedido en la Sala Mirador de Madrid entre los días 12 de febrero y 6 de marzo pasados.

El texto original se desarrolla en los suburbios del Bronx neoyorquino, mientras que la adaptación de Mariano de Paco sitúa la acción en un barrio de la periferia de Madrid. Lo común, en ambas versiones, es el encuentro de dos perdedores, Danny y Roberta, que tienen adherida la violencia a sus vidas por causas distintas, que un día se encuentran en un bar y un guiño del destino les hace dar un giro de 180 grados a sus vidas.

El espacio escénico del montaje presenta un sórdido bar de barrio con dos mesas distanciadas entre sí. Al fondo del escenario hay también un somier que, más tarde, formará parte de una aún más sórdida habitación donde duerme Roberta en casa de sus padres.

Roberta entra en escena con paso decidido, mientras Danny, algo más discreto, hace lo mismo. Se sientan cada uno en una mesa del bar. Roberta, 31 años, divorciada y con un hijo al que cuidan sus padres. Danny, 39 años, camionero, es un tipo hosco, huraño y violento con cara de pocos amigos. Vive con su madre. Su padre, al que odiaba, ya murió. A menudo acaba dando palizas al que se le pone delante (cree que la noche pasada mató a uno).

Los dos son seres sin ternura, solos, sin futuro ni presente... No son capaces de querer... Pero la brusquedad en el trato del muchacho -atento a todo lo que se mueve, para enfrentarse a puñetazos con ello- encierra unas ansias de ternura infinitas y su encuentro con Roberta irá tamizando ese carácter insoportable después de haber pasado por tensiones, enfrentamientos, sexo y un cierto compromiso en su relación.

Roberta, por su lado, esconde un secreto íntimo que descubrirá solo a Danny y que la hará más vulnerable. Ambos se encuentran un día, entre el juego y la osadía del ¡y tú más..!, y al encontrarse con algo parecido a una noche de amor, cambian definitivamente en su forma de ver la vida (“seamos felices, seamos románticos, esta noche”, le dice Roberta a Danny).

La necesidad de amor que los dos personajes buscan -sabiéndolo o no-, cambiará definitivamente sus vidas y la violencia extrema y el ambiente oscuro inicial dejarán al final de una jornada vivida después de ese encuentro casual en un barucho de barrio, un rayo de esperanza en dos personajes que parecían condenados a morir como sabían vivir: enfrentados a todo y a todos.

Y, entre episodio y episodio, Ester Rodríguez, guitarra eléctrica en mano, va desgranando canciones (estremecedora esa ‘Ay pena, penita, pena…’ a ritmo de blues) y melodías en directo que hace algo menos miserable la vida de aquellos a quienes el destino parece haber decidido ponerles zancadillas continuas para que nunca salgan del pozo y puedan cumplir en él la condena de ver fracasada su existencia.


‘Danny y Roberta’, de John Patrick Shanley

Traducción: Enrique Arce

Dirección: Mariano de Paco Serrano

Iluminación: Felype de Lima

Sonido: Javier Almela

Vestuario: Sergio Rodríguez

Intérpretes: Laia Alemany y Armando del Río

Producción: Cromagnon Producciones

Sala Mirador. Madrid

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