No es justo, Manuel Marín, después de 30 años pisando alfombra parlamentaria marcharte como un predicador en el desierto, sin que te vayan a hacer ni caso y nadie ponga coto a tanta bronca y cuchillada trapera por los escaños. Pero, ¿qué quieres?, hay lo que hay y ya estamos en los minutos de la basura de esta Legislatura. Pedir ahora mesura, grandeza y consenso es tan difícil como devolver a sus casas a esa panda de energúmenos de hoy en la entrada del Congreso, y que han convertido la alfombra roja colocada por Protocolo para los invitados con las dos hileras del juego de la “mosca”. Ya sabes, seguro que algún día lo sufrirías en la mili, tú tenías que pasar corriendo y agachado por el estrecho pasillo que dejaban entre medias para protegerte como pudieras de todas las collejas, golpes y puñetazos a granel que se te venían encima de uno y otro lado. Los ultras han tomado la calle. Son pocos pero hacen el ruido necesario para salir en todas las teles y ocupar las fotos de las primeras páginas de los periódicos o protagonizar los viídeos de los digitales. Es la misma estrategia que los otros descerebrados que quemaban fotos del Rey hace meses. Aunque estos más parecen ultras de los otros, de los del aguilucho. Distintas facciones de la misma “mosca” callejera dispuesta al linchamiento. Se la montaron a Zerolo el lunes en la concentración del ayuntamiento en Cibeles; lo repitieron el martes en el pseudoacto unitario de la Puerta de Alcalá con todo el que pudieron y, de nuevo esta mañana, en la carrera de San Jerónimo lo pusieron en marcha entrara o saliera quien fuera, ministro, presidente autonómico y hasta dirigente de la oposición. Aunque para ser justos los mamporros se sueltan y los insultos se vociferan más, mucho más, ¿dónde va a parar? contra los políticos de la izquierda que contra los de la derecha.
Nada nuevo porque en el fondo, aunque sean más cutres, imitan las tropelías de tantos diputados y senadores desde el 14M04. Hemos vivido lo mismo todos los miércoles de estos cuatro años en las sesiones de control y se acumulan en tu experiencia presidencial los rifirrafes incontrolados de comisiones o de las juntas de portavoces. Solo que sobre las gruesas alfombras de la Cámara, tras los modernos ordenadores de las bancadas y con la voz educada por los logopedas que asesoran a sus señorías queda como más fino. Pero es la misma bronca barriovajera la de estos ultras en la calle que la “mosca” violenta y visceral, pero parlamentaria, contra el presidente, ministros, portavoz o diputado que se terciara en cada momento. Por favor votemos ya, cuanto antes, hagamos callar para siempre a esta Legislatura. Pasar por las urnas parece la la única forma de acabar con tanto desatino. Al menos esa era la esperanza que manifestabas esta mañana en tu discurso: que los ciudadanos obliguen a sus representantes a volver a la mesura y al sentido común de gestionar la discrepancia sin la algarada ni el bloqueo de las instituciones. ¿Y si tampoco lo conseguimos después del 9M? Tranquilo, Manolo, alguien tenía que decirlo y tú, al menos, lo has intentado. Aunque te haya costado el puesto.
Si (
No(
