'Mustang': 5 vírgenes turcas en la casa de Bernarda Alba

La cinta está contada casi como un cuento, desde el punto de vista de la más pequeña de las hermanas, y hay ogros y príncipes valientes pero, a la vez, plasma con bastante realidad y crudeza lo que es vivir en una sociedad en la que ser mujer es, prácticamente, ser un objeto en manos de los hombres. La película comienza con el último día del colegio, cinco hermanas adolescentes se van al mar a jugar inocentemente con varios compañeros subiéndose en sus hombros. Cuando llegan a casa su abuela las golpea una a una por haberse "dado placer en el cuello" y haber avergonzado a la familia. A partir de ahí, serán confinadas en casa y se las hará ir renunciando a todo, móviles, ordenadores, maquillaje, el fútbol y, principalmente, los chicos. También comenzará un adoctrinamiento para convertirlas en "buenas esposas".

La debutante Deniz Gamze Ergüven entrega una película sobre el problema que están viviendo muchas mujeres en la Turquía rural, ella es turca pero vive desde la adolescencia en París, sin olvidar el humor y la esperanza. Para ello ha conseguido un gran reparto, en especial, las hermanas, sobre todo la más pequeña, que es desde la que vemos la historia. Ha querido destacar en las cinco su aspecto juvenil, su belleza, su largo pelo, rasgos que acentúan la sexualidad latente de los primeros años de la adolescencia y que hacen más pronunciado el agobiante encierro al que se ven abocadas.

El único problema de 'Mustang' es que siendo una película totalmente feminista que reivindica la complejidad de la mujer, los cinco personajes femeninos no están perfilados igual de bien. Quitando a la mayor y, principalmente, a la menor y protagonista, cuesta diferenciar un personaje de otro, algo que no pasaba en 'La casa de Bernarda Alba' donde cada personaje era totalmente único.

Pero más allá de eso el debut de Deniz Gamze Ergüven sobresale por los momentos más íntimos, por cómo retrata la relación entre las cinco, cómo disfrutan juntas de la vida antes e incluso después del encierro formando un vínculo casi irrompible. Momentos como el inicio, con el juego en el mar, la escapada para ver el partido de fútbol (que recuerda mucho a 'Offside' del iraní, Jafar Panahi) o sus juegos dentro de la casa. Es ahí dónde reside su gran mérito, demostrando que no existen muros impuestos por la sociedad que no se puedan saltar.