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Préstamos y créditos: Para emprender y vivir

viernes 01 de abril de 2016, 15:08h
En el artículo de hoy, vamos a mencionar cómo los préstamos personales y los créditos de diferentes tipos pueden ayudarte a emprender un negocio, mejorar tu capital humano y, por supuesto, a adquirir una vivienda. Estos son los dos únicos aspectos por los que deberías contraer deudas… ¡Nada más!

¿Comprar una vivienda con una hipoteca?

Durante mucho tiempo, sobre todo en España, para la gente era lo más normal del mundo contratar una hipoteca para pagar, así, su vivienda. Y no es algo que esté mal en sí mismo, pero hay que entender cómo funciona el mercado y tomar decisiones inteligentes para no tener problemas.

Se debe entender que, a la hora de querer un lugar para vivir, en primer lugar, no siempre es mejor comprar una vivienda. El hecho de poder alquilar da un dinamismo muy interesante que todos los jóvenes deberían tener en cuenta.

Muchas personas tienen la percepción de que pagar un alquiler es tirar el dinero, y que comprar una vivienda, aunque sea hipotecándose, es una mejor opción. Lo cierto es que, cuando se es joven, existen grandes beneficios en tener libertad para cambiar de país (algo que una vivienda en propiedad no te permite).

En cualquier caso, en el caso de que quieras comprar una vivienda para vivir, o para dedicarte a la compra y venta de pisos y propiedades (como hacen en www.mundopisos.com), debes comprender que las hipotecas son una buena opción.

En el caso de que seas un profesional, no necesitas que te aconseje al respecto, pero si eres un particular y quieres contratar una hipoteca para pagar tu vivienda, lo más importante que tienes que tener en cuenta es la regla del 33%.

La regla del 33% dice que JAMÁS, bajo ningún concepto, el pago mensual de tu hipoteca debe suponer más de un 33% de tus ingresos mensuales. De esta forma, por muy mal que se pongan las cosas, podrás hacer frente a los costes.

Los préstamos personales

Pero el endeudarse no es algo que se limite a la compra de viviendas. Los prestamos personales también están muy extendidos, y, en este caso, lo más importante es comprender para qué deben utilizarse estos créditos personales.

Desde nuestro punto de vista, los préstamos personales solo deben utilizarse para dos objetivos, y solo para dos:

Por un lado, la inversión en capital humano. Es decir, en tu propia formación. Tu formación es una inversión, es algo que te permitirá tener grandes beneficios en el futuro, por lo que no es una opción fuera de lo común endeudarte para hacer frente a sus costes.

Piensa, por ejemplo, en los universitarios estadounidenses. Una persona recién graduada en el MIT puede que arrastre una deuda de 100.000 dólares, pero, en la medida en que tiene un título que le permitirá ganar, como mínimo, 50.000 dólares al año, esa inversión le ha resultado positiva.

El otro aspecto en el que puede ser interesante incurrir en deudas, es en la inversión para emprender. Si tienes en mente un negocio o un proyecto con el que conseguirás unos rendimientos, puedes incurrir en deudas para hacer frente a los costes iniciales.

Los que debes tener en cuenta es si tu proyecto generará mayor rentabilidad que lo que te costará devolver el crédito. Si haces los cálculos y te salen bien, puedes incurrir en esa deuda para empezar tu proyecto.

Sin embargo, no deberías contratar el préstamo personal si no has hecho dichas cuentas. Y, por supuesto, no deberías incurrir en esa deuda para otros objetivos que no sean los anteriores (quítate de la cabeza por completo el pagarte un viaje a crédito).

Préstamos personales para emprender

En el caso de que tu interés sea pedir un préstamo personal para emprender, lo que tienes que tener en cuenta es la viabilidad de tu proyecto. Además, tendrás que tener en cuenta la necesidad de dinero que tienes.

Por ejemplo, si lo que necesitas es comprarte un ordenador de, digamos, 500€, para empezar a trabajar como autónomo en el campo del diseño o de la programación, puede que un préstamo personal no sea la mejor opción, sino un microcrédito.

Los microcréditos están pensados para ese tipo de cosas, por ejemplo, para comprar los mejores portátiles y empezar a trabajar cuando antes. Es decir, son créditos para pequeñas inversiones, como los gastos de comprar un portátil barato para dedicarte al diseño web.

Sin embargo, si lo que quieres montar es un restaurante, entonces necesitarás acudir a un banco y pedir un préstamo personal como tal, para poder hacer frente a gastos mucho mayores, del orden de miles de euros.

Como ves, cada proyecto tiene sus propias necesidades, y tendrás que acudir a diferentes entidades financieras para que te ayuden a resolver esos problemas de financiación inicial.

¿Y la parte de la formación?

Por último, tenemos la opción de pedir un préstamo personal para invertir en formación. Por ejemplo, imagina que quieres hacer un Máster en Marketing Digital, por la razón que sea (puede que sea porque estás trabajando en una empresa del sector, o porque crees que es un sector en el que podrás obtener trabajo).

En ese caso, necesitarás un crédito personal, porque el coste de un máster, aunque es variable, siempre suele ser de algunos miles de euros. Y, para conseguir ese préstamo personal, deberás convencer a la entidad financiera de que, dejándote el dinero, está haciendo un buen negocio.

La mejor forma de demostrarles que es un buen negocio es evidenciando que eres un buen estudiante, responsable y comprometido, y que, cuando consigas tu título, ganarás el suficiente dinero como para devolver tu deuda y los intereses asociados a la misma.

Así, conseguirás el dinero necesario para invertir en tu formación… ¡Que es lo más importante!

Como ves, estos dos son los únicos aspectos por los que deberías atreverte a contraer una deuda. Todas las demás, especialmente las de la tarjeta de crédito, deberías eliminarlas de la ecuación. Endeudarse solo es legítimo para aprender, emprender y tener un lugar donde vivir.

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