Mariano Rajoy no va a tirar la toalla. No va a dejar su puesto a otro candidato del Partido Popular. No se va a rendir por más conspiraciones que se formen en su contra dentro y fuera del PP. Las conoce casi todas y espera su momento para devolver los golpes. Algunos ya los ha dado, tanto en el ámbito de la política como del mundo de los negocios.
Son muchos los que dicen en público que debería irse para favorecer un acuerdo con los socialistas y con Ciudadanos, pero son más los que lo dicen en privado, sobre todo cuando hablas con dirigentes empresariales y financieros. Lo dicen y hacen todo lo posible para que se haga realidad. No quieren njevas elecciones y mucho menos que Podemos pueda alcanzar parcelas de poder.
El que mejor expresa ambos deseos es Albert Rivera. El líder de Ciudadanos ya ha dicho muchas veces que Rajoy es un estorbo para formar lo que llama un " gobierno constitucional". Y une el ataque al,presidente en funciones con otro ataque: el que realiza sobre Pablo iglesias y Podemos. Ecléctico, los ataca pero está dispuesto a sentarse y negociar con los dos, siempre al lado de su " aliado", Pedro Sánchez.
Se acerca el 25 de abril, que es la fecha clave para que haya un nuevo debate de investidura o pasemos el 3 de mayo a una ueva convocatoria electoral y los nervios están a flor de piel. Cualquier cambio o declaración por parte de los líderes políticos o empresariales se interpreta como parte de la guerra ( de las guerras ) contra Mariano Rajoy.
El presidente del PP se conoce a la perfección los mecanismos subterráneos de la vida pública. Lleva más de treinta años en ella y ha recorrido Dioutaciones, gobiernos autonómicos, ministerios, vicepresidencias, candidaturas, congresos...hasta llegar a base de paciencia a La Moncloa. Y no está dispuesto a irse con sólo una Legislatura en el poder. Pese a todo, el voto más fiel sigue siendo el voto popular y como el único camino para conservar su puesto son unas nuevas elecciones, son en éstas en las que ya ha puesto sus esperanzas.
No le van a convencer sus malas y muy tensas relaciones con Felipe VI, que han ido a peor desde su violenta discusión con Jaime Alfonsín en Zarzuela delante del Rey. No le van a doblegar los líderes empresariales que estaban y están en un deteriorado Consejo de la Competitividad, al que la futura ausencia de Cesar Alierta dejará tocado de muerte. Ni le van a convencer los más duros de los suyos, ni José María Aznar, ni Pablo Casado, ni ningún otro barón o baronesa del partido.
Dicen los que más le conocen que detrás de su imagen de tranquilidad y hasta desidia en muchas ocasiones se esconde una voluntad de supervivencia muy elevada. Y que no olvida, que sus venganzas son en frio sin que le tiemble la mano cuando cree que ha llegado la hora de golpear; que se sabe de memoria la lista de incondicionales, amigos, adversarios y enemigos
Sólo una derrota en las urnas el 26 de junio o la imposibilidad de sumar una mayoría de gobierno con otras fuerzas le empujaria a la renuncia. Sabs Rajoy y saben en su circulo de confianza que se han creado muchos enemigos y algunos muy peligrosos. Por esa razon van a resistir y combatir con todo el arsenal que el poder del estado proporciona y que es mucho.
Mariano Rajoy es hoy un lïder en soledad. Tiene apenas un puñado de fieles que le acompañan pero con los resortes del poder en sus manos. Dentro del PP no le van a obligar a convocar un Congreso para perderlo y los " sucesores" pueden matarse entre ellos antes se matarle a èl. Ha obligado a Núñez Feijöo a volver a presentaree en Galicia. Ha alejado a Esperanza Aguirre de los puestos de decisión. Ha dado la espalda por completo a Josè Maria Aznar. Y ni Saenz de Santamaria, ni Cristina Cifuentes van a elevar la voz en su contra. Y los nuevos vicesecretarios generales carecen de fuerza interna en el PP. Ha " recuperado" a Dolores Cospedal, que es la que maneja los hilos en las distintas provincias. Si de esperar se trata, tiene una acreditada paciencia.
Si (
No(
