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La explicación de por qué PP y Ciudadanos pueden obtener la mayoría absoluta si hay nuevas elecciones
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La explicación de por qué PP y Ciudadanos pueden obtener la mayoría absoluta si hay nuevas elecciones

> El experto Álvaro Marchante describe cómo se beneficiarán por cada punto que baje la participación

martes 12 de abril de 2016, 07:55h

Mucho se está hablando últimamente de la participación electoral, uno de los elementos más difíciles de calcular, incluso más difícil que el voto a los partidos. Además, en muchas ocasiones se hacen afirmaciones un tanto apresuradas basadas en la lógica y en el sentido común, más no en base a cálculos estadísticos. De este modo, se puede acertar o errar, pero sin saber en qué posición se está.

Agrupando todos los datos de participación de las encuestas que se han publicado (teniendo en cuenta que cada encuestadora utiliza métodos de cálculo diferentes) vemos que sólo el PP y Ciudadanos se verían realmente afectados por los niveles de participación (Ver gráfico). Así, el PP mejoraría su porcentaje de voto a medida que disminuya la participación electoral (por cada punto que aumente la participación, el PP bajaría 0,21 puntos); mientras que para Ciudadanos sería del revés y contrario a la lógica (por cada punto que aumentase la participación electoral, Ciudadanos subiría 0,49 puntos). Para el resto de partidos la explicación del voto en función de la participación (el R cuadrado, que mide la relación entre ambas variables) es casi insignificante. En el caso de Podemos la explicación es baja, pero la afectación negativa sería importante.

Pero lo importante, no sólo es saber cómo afecta la participación al voto de los partidos, sino el por qué. Por ejemplo, Popkin en The Reasoning Voter, da varias razones que justificarían una baja participación:

1) por el debilitamiento de la afinidad partidista
2) baja estimulación para votar
3) las diferencias entre las distintas opciones son triviales

De las dos primeras no hay dudas y no parece que vayan a solucionarse en el corto plazo. La afinidad partidista (al menos hacia los partidos tradicionales) debe estar en sus niveles más bajos y no parece haber estímulos para votar, porque lo más probable es que en unas nuevas elecciones los resultados fueran muy similares. El tercer caso es lo único que podría motivar en el caso de que se superen las trivialidades y se polarice en las próximas elecciones sobre algún tema concreto y fuerte que venza el desencanto.

Éstos son los motivos teóricos, pero también los hay prácticos, por llamarlos de alguna manera que afectan tanto a la participación como a la decisión del voto. Entendiendo por práctica al hecho de que los ciudadanos van profundizando su conocimiento sobre los líderes políticos y sobre los partidos, en especial los más nuevos. Así, los escándalos internos que ha tenido Podemos y su aparente deseo de llegar al poder explican más por qué están cayendo que el hecho de que la participación fluctúe.

El caso de Ciudadanos es diferente. En base a las encuestas que presentan la matriz de transferencias, podemos ver que este partido podría estar captando el voto de los desencantados lo cual podría estar sobredimensionando su voto. Los votantes desencantados al ser encuestados pueden decir que votan o que tienen simpatía por este partido y que luego a la hora de votar no vayan. Esto podría ser lo que le ocurrió a la formación naranja en las elecciones de diciembre, parecía que podría llegar a ser la segunda opción más votada con más del 20% del voto y terminó teniendo el 13,9% del voto.

El caso del PP vendría dado por la fidelidad de sus votantes. Al aumentar la participación, este partido no recibiría nuevos votos, sino que irían hacia los demás y por tanto su porcentaje se reduciría.

Dado que todo indica a que habrá elecciones en junio (salvo campanada de última hora), los partidos deberían tratar de correguir las razones que indicaba anteriormente en base al libro de Popkin:

1) Si la afinidad partidista está baja deberían dejar las siglas y la ideología a un lado para potenciar las imágenes de sus líderes y así tratar de movilizar a las personas que estarían pensando en abstenerse.

2 y 3) Si no hay estímulos es porque no hay diferencias entre partidos. En los intentos por llegar a un acuerdo de gobierno, Podemos ha estado dispuesto a ceder tanto que se ha parecido demasiado al PSOE. Así, tal vez haya generado un importante rechazo entre los votantes que le quitó al PSOE en las últimas elecciones. Si el PP quiere ser novedoso, tal vez tenga que renunciar a que el candidato sea Rajoy y dejar paso a la política mejor valorada del panorama actual, a Soraya Sáenz de Santamaría.

Si no ocurre nada novedoso en las próximas elecciones, los resultados serán similares y tal vez los niveles de participación y la forma de reparto de los escaños generen alguna pequeña variación. Lo que es seguro es que si no hay novedades, algo que nos motive, en campaña nos aburriremos más que en las segundas partes del Real Madrid.

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