Raquel Córcoles y Lucía Taboada: "La tiranía de la belleza está más centrada en las mujeres que en los hombres"

- ‘Fuera complejos’ es la segunda parte del libro publicado en 2014, ‘Dejar de amargarse para imperfectas’, ¿qué novedades aporta respecto al primero?

L.T. El primer manual era más general, enfocado a aprender a quitarse agobios, relativizar ciertos temas y no darle tanta importancia a las cosas. Hicimos un viaje por diversos temas: el trabajo, el amor y las relaciones, el futuro y el físico y la salud. Como el tema dedicado al físico ocupaba sólo un capítulo, y nos quedaron muchas cosas en tintero, decidimos que la segunda parte estuviera centrada en el físico, los complejos y la autoimagen.

- ¿En qué diferencia el personaje de ‘La Imperfecta’ de ‘Moderna de Pueblo’?

R.C. ‘Moderna de Pueblo’ es algo más autobiográfico, un personaje sobre una chica que llega del pueblo a ciudad y descubre el ‘moderneo’, y a partir de ahí se crean unos personajes paralelos que no intentan que el público general se identifique con ellos, sino más bien, retratar estereotipos concretos. ‘La Imperfecta’ pretendía que muchas mujeres se sintieran identificadas con el personaje, por su físico, su personalidad o su estilo de vida…. En este caso, los personajes secundarios son como satélites que giran en torno a ella y la ayudan, no es como en ‘Moderna de Pueblo’, donde cada uno tiene su historia y sus problemas. Este personaje tiene un carácter más didáctico y ‘Moderna’ está más enfocada al entretenimiento y la ficción.

- ¿Por qué parece que nos hace falta más a las mujeres que a los hombres el reivindicar nuestras imperfecciones?

R.C. Quizá nosotras tenemos menos complejos para contar nuestros problemas y querer ayudarnos, mientras que los hombres suelen ser más cerrados y no quieren reconocer que necesitan ayuda en ningún aspecto. También creo que nosotras le damos más vueltas a las cosas, y la tiranía de la belleza está más centrada en las mujeres que en los hombres.

- A veces las mujeres podemos ser nuestro peor enemigo y tendemos a ser machistas entre nosotras.

R.C. Nosotras somos parte del problema pero quizá nos comportamos así porque nos han enseñado desde pequeñas a competir entre nosotras, y eso puede hacer que juzguemos más al resto y a nosotras mismas. Aun así, yo siempre he sufrido machismo más por parte de los hombres que de las mujeres, y las mujeres siempre me han ayudado.

L.T. Yo creo que se trata más bien de un problema estructural. Sí es cierto que nosotras somos las más críticas con nosotras mismas. Nos auto presionamos, pero puede deberse a lo que dice Raquel, a que vivimos en una sociedad tan competitiva que parece que tienes que destacar por encima del resto siempre. Esto nos lleva a compararnos con otras mujeres, que es algo que hacemos a menudo, y a mí me parece bastante perjudicial.

- El libro propone un ‘entrenamiento’ de 21 días para dejar a un lado los complejos y empezar a ser feliz. ¿Es tiempo suficiente para desterrar viejas ideas y aceptarnos tal y como somos?

L.T. (Risas) No, no. Nosotras no vendemos el libro como si fuera la solución a todos los problemas con el que conseguir ser la persona más feliz del mundo. Simplemente enseñamos una pautas para aprender a combatir, pero sobre todo, a detectar los complejos. Muchas veces, somos nosotras mismas las que nos boicoteamos.

- En múltiples ocasiones habéis dicho que esto no es un libro de autoayuda, pero se presenta como un manual para librarse de los complejos, ¿cuál es la diferencia?

L.T. Es un libro de autoayuda, pero no. Es un libro de autoayuda ‘gallego’, bromea. Por un lado, es un libro de autoayuda, pero, por otro, es un manual de estilo de vida. Hemos intentado reflejar historias propias en el libro, y además, hemos tratado ciertos problemas con una pátina de humor. Quizá el humor sea lo que lo diferencia de un libro de autoayuda al uso.

- En este recorrido por los complejos que nos atormentan, ¿cuál es el más común entre las mujeres o el que más nos preocupa?

R.C. Por mi experiencia personal, yo creo que es el peso, aunque es cierto que va un poco asociado a la edad. Cuanto tienes 15 años, igual te preocupa más el acné o los cambios corporales, pero a nuestra edad, creo que lo que dice la báscula es lo que más nos preocupa.

L.T. En la sociedad sigue instalado el ‘fat shaming’ (fobia a la gordura), y creo que es el peso lo que más nos preocupa.

- El tema del peso y las tallas generan gran controversia en una sociedad en la que se vende como ‘ideal’ la delgadez extrema. ¿Qué os parece que haya iniciativas que reclamen que desaparezcan los maniquíes anoréxicos o se amplíen las tallas?

L.T. Me parece necesario que se amplíen las tallas en las tiendas, y lo que es más, aquellas tiendas que han incluido tallas más grandes deberían dejar de estereotipar ese tipo de ropa, ya que suele ser ropa muy ancha que esconde a las personas, y además es más fea que la ropa de tallas digamos convencionales. Deberían vender un producto unificado a todas las tallas. En cualquier caso, me parece muy positivo que estos asuntos estén en el debate público, y creo que las redes sociales han ayudado mucho a esto.

R.C. Es que esa ropa te hace sentir acomplejada porque te están diciendo que debes taparte, esconder tu cuerpo y que nadie te vea. Yo creo que estas iniciativas son muy positivas y tienen que salir de las mujeres, que al final somos las afectadas. Creo que aquí también radica el éxito de las blogueras, que al final son mujeres normales a las que les sienta la ropa como a la mayoría, y no como a las modelos.

- Las redes sociales han sido una herramienta clave a la hora de dar a conocer el personaje de ‘Moderna Pueblo’ y seguir creando personajes e historias, pero, ¿no son un arma de doble filo que a veces nos convierten en esclavos de lo que en ellas se habla o de la repercusión que conseguimos?

L.T. Sí, las redes sociales tienen una parte infinitamente positiva pero también tienen esa parte de ‘autoesclavitud’, de necesidad constante de aprobación externa que todos tenemos. De hecho, yo creo que el fenómeno ‘selfie’ empezó un poco por ahí, porque los ‘selfies’ se han convertido en una búsqueda de aprobación constante por parte de los demás. Hay que saber controlar las redes sociales porque esa exigencia de aparentar felicidad o perfección puede ser perjudicial y terminar amargándote.

R.C. Yo intento quedarme con la parte positiva, porque cuando empecé con ‘Moderna de Pueblo’, el hecho de subir una viñeta a las redes sociales y que tuviera una respuesta inmediata y positiva, fue lo que me motivó a seguir haciendo algo que quizá se hubiera quedado en un cajón. Si no hubiera conseguido esa respuesta, seguramente hubiera abandonado la idea porque no lo intenté con la intención de que me hicieran caso. El objetivo era publicar un libro para una beca y esa primera viñeta la publiqué para promocionar ese libro. Entonces vi que las viñetas tenían tanto éxito que decidí seguir por ahí, pero la intención inicial era la promocionar ese libro. Si las viñetas no hubieran tenido ninguna repercusión, yo no viviría de eso.

- ¿Cuál es el secreto del éxito de estos personajes, ‘Moderna de Pueblo’ y ‘La Imperfecta?

R.C. En ambos casos es la identificación. Tienen dos públicos diferentes pero, ¿quién no se identifica con ‘La Imperfecta’?.

- ¿Qué personaje nuevo o ya creado le asignaríais a los líderes políticos, Mariano Rajoy, Pedro Sánchez, Albert Rivera, Pablo Iglesias y Alberto Garzón?

R.C./ L.T. (Risas) Si empezamos por ‘La malévola’ sería Esperanza Aguirre, pero si hablamos de los líderes nacionales, Alberto Garzón, que es como el más bueno y sensato sería ‘La psicóloga’, Albert Rivera y Pedro Sánchez podrían ser ‘El estilista’ porque parece que se preocupan mucho por su imagen y su físico, Pablo Iglesias sería ‘el coach entrenador’, que animó a la gente a creer en el cambio, y para Mariano Rajoy habría que crear un personaje nuevo, que sería ‘el ausente’. Ada Colau se podría identificar con ‘La imperfecta’ porque siempre recibes críticas por ser mujer.

- Ahora que parece que nos encaminamos a nuevas elecciones, ¿a qué partido apoyaría ‘La Imperfecta’? ¿Y ‘Moderna de Pueblo’?

L.T. Estaría como todos, un poco perdida, hastiada, indignada de este proceso tan largo de negociaciones que parece que no llegan a ninguna parte. Sería la típica que no sabría qué votar en las elecciones, yo creo que estaría pensando en abstenerse.

R.C. ‘La Imperfecta’ estaría hecha un mar de dudas y le pasaría como con su cuerpo, que no le gusta nada. A ‘Moderna de Pueblo’ le pasaría lo mismo, estaría desilusionada y desencantada porque creo que votamos con más ilusión en las primeras, pero si hay nuevas elecciones, iremos sin ganas y con dudas.

- En las viñetas de ‘Moderna de Pueblo’ o en estos libros de las imperfectas, no hay apenas alusiones a la política, ¿por qué no habéis trasladado la crítica a este ámbito?

L.T. Hemos dejado este tema fuera porque en este libro nos hemos centrado en el físico y no tiene nada que ver. Si algún día hacemos un ‘imperfectas en elecciones’, iría sobre política.

R.C. Con ‘Moderna’ he tratado algún tema de política en las viñetas pero cuando lo he hecho, la gente se me ha tirado al cuello porque dicen que no siguen este canal para ver política. Como no me ‘mojaría’ por nadie, y hay mucha viñeta de política, pues me he centrado en otros temas.