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Los 100 mejores discos de los años 90 (Del 50 al 41)
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Los 100 mejores discos de los años 90 (Del 50 al 41)

lunes 18 de abril de 2016, 11:34h

Después de repasar los 50 mejores discos de lo que llevamos de década (2010-2014), los 100 mejores discos de los años 80 y los 100 mejores discos de los años 60 ahora llega el momento de repasar los mejores discos de los 90. La última década antes de la aparición de Internet, la piratería anivel industrial y las plataformas de streaming, los años 90 vieron la aparición de los últimos grandes movimientos del rock y la consolidación de la música electrónica y el hip hop, mientras que el grunge servía de catapulta para toda la música alternativa que abandonó las radios universitarias por las listas de éxitos.

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50. The Breeders - Last Splash (1993)

En el surgimiento de 'Last splash' y las Breeders tiene mucho que ver Black Francis. El líder de los Pixies había empujado a Kim Deal a formar el grupo como su proyecto paralelo tras poner un veto a las canciones de la bajista en su banda. Cuando en enero de 1993 Francis, entonces ya Fran Black, notificó a Deal vía Fax que los Pixies habían dejado de existir, la autora de 'Gigantic' se puso manos a la obra para sacar un disco que dejara por los suelos a su antiguo jefe. Junto a su hermana Kelley, que acababa de entrar en la banda para sustiruir a Tanya Donnelly a pesar de no saber tocar la guitarra, se dirigió a San Francisco y grabó uno de los discos fundamentales del rock alternativo de los años 90. La venganza contra Francis tuvo a 'Cannonball' como protagonista. La canción se convirtió en el éxito que nunca tuvieron los Pixies e hizo de Deal un personaje mucho más popular que el 'duendecillo' jefe. Claro que a 'Last splash' le sobraban las razones, tras 'Cannonball' también estaban las imprescindibles 'Do you love me now?', 'I just wanna get along', el surf rock de 'Flipside' (que recordaba mucho a 'Bossanova'), la crudeza de 'S.O.S' (que sirvió de base para el 'Firestarter' de Prodigy), 'Saints' o la también imprescindible 'Divine hammer'.



49. Björk - Homogenic (1997)

Björk es, sin duda, la artista más original de la década, para su tercer disco 'Homogenic' volvió a dar una vuelta de tuerca a su sonido para conseguir su disco más emotivo y emocionante. Su mezcla de electrónica con bellos arreglos de cuerdas fue la constatación de que la música electrónica podía tener corazón. Y es que 'Homogenic' es la prueba evidente de que las máquinas pueden emocionar y, como le pasaba al replicante de 'Blade runner', emocionarse hasta hacer aflorar lágrimas que se pierdan en la lluvia...



48. R.E.M. - Out of Time (1991)

El cuarteto de Athens fue una de las grandes bandas de los años 80. Junto a Sonic Youth, Pixies y Hüsker Dü formó el póker de ases de la música alternativa de la década. Pero los Michael Stipe, Peter Buck, Mike Mills y Bill Berry estaban llamados a convertirse en una de las bandas más populares de la siguiente década, codeándose en popularidad con U2 o los mismísimos Stones. El culpable fue 'Out of time' y, en concreto, 'Losing my religion', la canción que puso a R.E.M. en el equipo de música de medio mundo. Lo curioso del caso es que aquí no hubo venta del alma para conseguir el éxito. 'Out of time' es uno de los discos más 'folkies' y menos directos de la banda. También es uno de los que cuentan con una de las producciones más completas, con cuerdas, vientos, mandolinas o artistas invitados como KRS-One de Boogie Down Productions o Kate Pierson de B-52's. 'Out of time' es una perfecta mezcla entre sus querencias más folk y el pop más soleado, cortesía de Mike Mills, que entrega tres de sus mejores canciones 'Near wild heaven', 'Shiny happy people' o 'Texarkana', que tienen como contrapeso las oscuras y delicadas 'Half the world away', 'Low' o 'Country feedback'.



47. Sleater-Kinney - Dig Me Out (1997)

Sleater-Kinney fue catalogado al principio como parte del movimiento 'riot grrrl', un género en el que varios grupos de chicas enarbolaban el feminismo bajo abrasivos himnos de hardcore punk. Pero el trío formado por Corin Tucker, Carrie Brownstein y Janet Weiss iba mucho más allá de éso. Con un sonido caracterizado por su formación de dos guitarras y batería, sin bajo, y los juegos de voces entre los agudos alaridos de Tucker y los coros de Brownstein, Sleater-Kinney alcanzó la perfección de la fórmula con su tercer disco, 'Dig me out', en el que los riffs más potentes se mezclaban con las melodías más instantáneas, como en la canción titular o 'One more hour'. En 'Little babies' jugaban con un inicio muy propio y un estribillo que era puro 'girl pop' de los 60, 'Words and guitar' demostraba que Tucker era capaz de helar la sangre con sus gritos y en 'Turn it on' volvían a demostrar que son capaces de entrar en ebullición en cualquier momento.



46. The Verve - Urban Hymns (1997)

Tras el gran disco que fue 'A northern soul' The Verve decidió separarse, pero a los pocos días Richard Ashcroft, su cantante, se volvió a reunir con el bajista Simon Jones y el batería Peter Salisbury, además de fichar a un antiguo amigo del colegio, Simon Tong para hacerse cargo de la guitarra. Pero cuando estaba en medio de la grabación del que iba a ser el tercer disco de la banda, 'Urban Hymns', deicidió que aquello no podía ser The Verve si no estaba su guitarrista original, Nick McCabe. Así que la banda se convirtió en un cuarteto y grabó su disco definitorio. Una obra dividida entre los increíbles medios tiempos de Ashcroft, que serían los que les convertirían en estrellas, como 'Bittersweet symphony', 'The durgs don't work', 'Sonnet' o 'Lucky man' y las 'jams' de space rock y psicodelia más propias de la banda como 'The Rolling People', 'Catching the Butterfly' o 'Come on'. Evidentemente son las primeras las que convierten a este disco en un clásico pero es el contraste con las segundas lo que hace de él algo todavía más especial.



45. Depeche Mode - Violator (1990)

El disco que convirtió a Depeche Mode en una de las bandas más populares de su tiempo no es solo su mejor obra, sino el mejor disco de 'synth-pop' de la historia. Martin Gore ya había demostrado que era capaz de escribir canciones que combinaran los estribillos más adictivos con los tonos más sombríos y oscuros en la música y las letras pero en 'Violator' entregó nueve de las mejores de su carrera. Si a eso le añadimos los arreglos perfectos de Alan Wilder y la cuidada producción de Flood el resultado es un disco de los que marcan época. 'Personal Jesus' y su coqueteo con el blues es el buque de proa pero 'Enjoy the silence', 'World in my eyes', 'Halo' y 'Policy of thruth' también alcanzan la perfección.



44. Hole - Live Through This (1994)

A Courtney Love le tocó ser la Yoko Ono de los 90, un papel para el que se preparó a conciencia. Pero, al igual que la japonesa, Love era mucho más que la mujer detrás de su marido. Lo malo es que un disco tan bueno como 'Live Through This', el que la debería haber convertido en la Stevie Nicks de los 90, apareció en el mercado justo una semana después del suicidio de kurt Cobain. La sombra del líder de Nirvana sobre el disco es enorme y muchos han visto en su mayor melodicismo y mejoría en la composición, con respecto al debut de Hole, la prueba evidente de que Cobain está detrás de muchas de las canciones. Courtney lo ha negado varias veces pero, a pesar de ello y de que canciones como 'Malibu' o Celebrity skin' de su siguiente disco, demuestran el gancho con la melodía de Courtney, muchos son capaces de negarle el mérito a Love. Lo que está claro es que 'Live Through This' es uno de los mejores discos de grunge de la historia, lleno de rabia y melodía a partes iguales. Es cierto que este disco es lo más parecido que hay dentro del movimiento a un disco como 'In utero' (posiblemente porque fueron escritos casi a la vez) pero el resultado, y el mérito, es 100% responsabilidad de la mujer que quería "el trozo de tarta más grande".



43. Pixies - Bossanova (1990)

Para su tercer disco los Pixies ya habían encontrado la fórmula perfecta de la canción 'indie', esa mezcla entre fuerte, calmado, fuerte que daría nombre al documental sobre la banda 20 años después de su formación. Así que muchos han visto en 'Bossanova' un pequeño resbalón, un disco continuista y, por lo tanto, inferior a 'Doolittle' y 'Surfer Rosa'. Puede haber parte de razón pero si cogemos canción por canción y lo comparamos con sus anteriores obras maestras podremos comprobar que 'Bossanova' no es para nada inferior. Influido a partes iguales por la música surf instrumental y los OVNI's Black Francis volvía a entregar una colección de canciones casi perfecta. Desde la versión instrumental de 'Cecilia Ann' hasta la caricia melódica de 'Havalina', pasando por las increíbles 'Velouria' (con Theremin incluido), 'Ana', 'Down to the well' o 'Dig for fier', las 14 canciones que lo componen vuelven a demostrar que los Pixies eran incapaces de entregar un disco que bajara del excelente. Benditos resbalones.



42. A Tribe Called Quest - The Low End Theory (1991)

Cualquiera de los tres primeros discos de Q-Tip y los suyos podría estar en este listado, pero me he decantado por su segunda obra, 'The low end theory' el disco en el que mejor se conjuga su amor por el jazz y el rap. Tanto que hasta se permitieron el lujo de contar con el bajista del mítico segundo quinteto de Miles Davis, Ron Carter, para que tocase en 'Verses from the Abstract'. Claro que la aparición que más impactó fue la del joven Busta Rhymes en el clásico 'Scenario' que, junto a las imprescindibles 'Check the rhyme' o 'Jazz (we've got)', les convertía en el grupo fundamental de todo el hip hop alternativo y el movimiento Native Tongues Posse, junto a los imprescindibles De La Soul y Jungle Brothers.



41. Nick Cave & The Bad Seeds - The Boatman's Call (1997)

La portada de 'The boatman´s call' da varias pistas sobre su contenido. Un Nick Cave en solitario en blanco y negro mira sombriamente hacia el infinito. Viene firmado como Nick Cave & The Bad Seeds pero las semillas se retiran a un discreto segundo plano y dejan todo el protagonismo a su líder que se abre en canal como pocas veces lo ha hecho y entrega su disco más personal, calmado y aclamado. La ruptura con PJ Harvey todavía dolía y Cave se lame las heridas con uno de los discos más tristes y, al mismo tiempo, bellos que conozco. El australiano mezcla la desesperación de su corazón con sus dudas religiosas y entrega las mejores canciones de su carrera como 'Into my arms', '(Are You) The One That I've Been Waiting For?', 'People Ain't No Good', 'Brompton Oratory' o 'There is a Kingdom' para conseguir, al décimo intento, la obra maestra de la que siempre pareció capaz pero no terminaba de llegar.

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