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El futuro del socialismo o... ¿tiene futuro el socialismo?

jueves 21 de abril de 2016, 09:36h
Ante el nacimiento de Unión Socialistas, unión de partidos entre AS(cli-as) e ISI, partidos socialistas de carácter alternativo e independiente del estado, junto a otros partidos locales surgidos como escisiones del PSOE tanto por su izquierda como por sus malas prácticas, es imprescindible aclarar algunas cuestiones. Haciéndolo forma clara y breve.

En primer lugar el hecho que lleva a este nacimiento político y dicho sin demagogia sino con rigor científico social, es que el PSOE no es socialista. No es ya un partido socialista y no lo es puesto que no se plantea la crítica al sistema capitalista y su cambio por una sociedad sin clases y con los trabajadores y trabajadoras como propietarios de los medios de producción y de consumo que pasaran a ser de propiedad social, sino que convive con él. Los socialistas proclaman la incompatibilidad con la clase burguesa y la aspiración al poder político de la clase trabajadora En todo caso se plantea (el PSOE de hoy en día) correcciones y reformas en el sentido clásico y real de la palabra reforma, del sistema de dominación, pero no su cambio. No hay pues ya ni incompatibilidades, ni lucha de clases, ni mucho menos aspiraciones a la propiedad social con carácter general. Siendo cierto que la sociedad evoluciona, también lo es que si se renuncia a crear la nueva sociedad socialista, se renuncia al socialismo. Así pues hace falta un partido socialista.

Sabiendo que estamos pues que estamos analizando unas actuaciones políticas, hemos de afirmar que si se abandonan los principios y las finalidades, al final se acaba sosteniendo y apoyando al sistema tal y como el PSOE hace. El fin deja de ser un objetivo y Pablo Iglesias de marxista pasa a ser un elemento decorativo de despachos, el canto de la Internacional tras los congresos un acto folclórico semejante a cantar la tarara. Al objeto todo ello se seguir con una liturgia de izquierdas y obrera, al objeto de continuar engañando o contentando a la parroquia.

Con todo y con eso el PSOE ha sido tradicionalmente el partido más votado por personas humildes, trabajadores manuales y paradas y parados. Partido que ha estado presente en todos los avances producidos en España desde 1871 al menos hasta el último cuarto del siglo XX. Pero la realidad es que se ha convertido en un partido de ciertas clases medias, que ahora compite con dos nuevos partidos emergentes de distinto cariz, pero también de clases medias dirigido por ellas y que a ellas se dirigen. En el fondo, nadie se plantea un cambio de sistema.

Claro, ahora pueden venir los comentarios descalificativos de arcaicismo, de pensamientos trasnochados, de falta de nuevas ideas o de pura y dura nostalgia. No es así, veamos, en este párrafo llegamos al segundo argumento y es la batalla cultural. Los socialistas tanto los que fundaron el PSOE como otros partidos obreros de Europa y América, se plantearon la creación y difusión de una cultura obrera y de la transmisión de saber y cultura a las clases trabajadoras. Ahora esa batalla cultural se ha abandonado por completo y nadie ejerce con eficacia la educación popular. En consecuencia la cultura imperante es la neoliberal y los valores conservadores y religiosos. No hay contra-cultura o cultura alternativa y menos medios poderosos de difusión de ideas transformadoras. En cualquier caso tan solo programas concretos en televisiones y medios privados propiedad de burgueses que ceden espacios al cliente indignado, al consumidor y consumidora alternativo, al que de paso se contribuye a desmovilizar, pues si en las tertulias televisivas ya se lanzan consignas y se alegran los oídos, para que hacer huelgas o manifestaciones o ocupar las plazas, más que de forma muy concreta y controlada. No hace falta crear cultura alternativa, el neoliberalismo ya le facilita a las personas antineoliberales medios de difusión, canalizados por supuesto. Y así se nos ha convencido de que clase obrera es un concepto arcaico que no existe. Las vendedoras de Zara o Mango son clase media; las y los camareros explotados y precarios con estudios, son clase media como sus padres; los informáticos a tiempo parcial y dados de alta como falsos autónomos son clase media o cuidadoras de guarderías o ancianos o… Son clase media. No hay proletariado hay precarios. Es lo mismo, pero el matiz roba la rebeldía que puede generar el concepto. Pues bien la sociedad de precarias y precarios, de sub-empleados y autónomas a la fuerza es la versión del siglo XXI de las clases obreras del XIX y mediados del siglo XX. Es la vuelta a ofrecerse en las plazas de los pueblos, solo que en ETTs o en internet.

Por tanto vamos a no pelear por las palabras, los adjetivos, pero si por los principios, por las ideas, por los valores. Por el socialismo. Siendo las palabras determinantes a pesar de todo lo escrito, el hecho es que las cases subalternas siguen necesitando de una fuerza política propia.

Veamos pues las opciones históricas. Hay otras izquierdas. A partir de los años veinte del siglo XX, surgen las escuelas comunistas, los partidos comunistas y estos ocupan su espacio. Previamente los socialistas tan solo habían competido con el anarquismo y en el estado español, con el republicanismo burgués. Los comunistas también han tenido y siguen teniendo sus experiencias de gobierno, de poder. No es el objetivo de este artículo su descripción o critica. Pero si ha habido una voluntad de hegemonismo en las izquierdas.

De la misma forma que con toda justicia se puede hablar de anticomunismo, se debe hablar de antisocialismo. Antisocialismo que no solo se practica por parte de poderes y poderosos sino también se practicó y se sigue practicando en personas de las escuelas comunistas, tanto veteranas… Como jóvenes e incluso muy jóvenes. Confundiendo además de forma consciente socioliberlaismo y tercera vía con socialismo, con socialismo democrático. Negando los positivo de los avances de los estados sociales, construidos en democracia, pero con luchas, esfuerzos y sacrificios. Incluso las grandes aportaciones en Europa de las socialdemocracias obreras, traicionadas ahora por partidos que siguen afirmado ser socialdemócratas a pesar de todo, son puestas en cuestión. Claro, nadie se acuerda de otros muros. Dicho esto, construir la izquierda mosaico es muy importante, pero desde el respeto, el reconocimiento de las realidades y la pluralidad.

Deseando poner las cosas en su sitio, lo único que se desea aportar desde estas letras, sin rehuir la polémica, ni la claridad de ideas y la libertad de expresión, es que hay espacio para el socialismo en el futuro. El socialismo democrático ha hecho grandes aportaciones, pero debe seguir avanzando y el avanzar no es reconocer el triunfo del mercado. Eso es lo que ha llevado al naufragio a la socialdemocracia europea y a su perdida de apoyos. fin de la lucha de clases en un mundo cada vez más desigual y pobre es una profunda equivocación y un desastre para las clases trabajadoras. El convertirse en un partido dinástico y asumir las cargas de la oligarquía como propias, por aquello de la razón de estado, es la señal de sumisión al poder, que no el sentido de la responsabilidad de sesudos estadistas.

Pero ¿Qué futuro le queda al socialismo del siglo XXI? Precisamente el modernizar su lenguaje, que no sus principios sin renunciar a eso, el socialismo, lo que pasa tan solo por una cuestión clave: hay que cambiar el sistema.

Hoy de firma gráfica son dos socialistas son los que están dando la batalla, de la que saldrán triunfantes o no, pero la están dando, en pleno corazón del Imperio. Sanders y Corbyn, dos socialistas, que están creando problemas a la City y a Wall Sreet, Sanders además habla de socialismo y de revolución y de cambio del sistema en pleno Nueva York, pero también en la América profunda, en el sur, en el medio oeste. Es la revolución Sanders y es socialista democrática. Aunque no venza en las primarías , ya a dado una gran batalla política.

Las y socialistas, las organizaciones socialistas, jamás hemos escondido nuestro nombre, ni lo que somos, a lo sumo partido obrero o laborista que es una mala traducción del partido del trabajo o de los currantes, que sería una traducción muy afortunada. También de izquierda o la izquierda. No disimulamos. Cuando algunos nos decían que la palabra socialista estaba quemada al iniciar esta andadura, respondíamos que no, que lo que había que hacer era rescatarla y reescribir el socialismo, pero no abandonarlo. Sabemos de sobra que el socialismo ha sido constructivo, es democrático y no liquida libertades civiles ni de conciencia. Es la profundización en la democracia y por tanto es algo a disputar a quienes lo usurpan, desde la legalidad, si, pero no desde la legitimidad de las ideas. Es también la hora de decir a las personas socialistas que su lugar está entre socialistas construyendo una alternativa y no trabajar para otros, sino para las personas desde el socialismo democrático. Creo.

Por eso constituimos y legalizamos Alternativa Socialista y ahora junto con Iniciativa Socialista de Izquierdas y otros partidos, Unión SOCIALISTAS. SOCIALISTAS es el agua fresca que de forma abierta, sin cerrar, en construcción pretende rescatar el orgullo de ser socialistas y para demostrar orgullo y veracidad de principios socialistas, lo primero que uno debe hacer es gritarlo desde su denominación a los cuatro vientos. Para volver a acompañar al pueblo en su ideal emancipador y de profundo cambio social y reparto de la riqueza.

El socialismo es democrático, es de clase, es de los pobres y las desahuciadas, precarias o de las y los demócratas por la justa distribución. De las y los trabajadores de los servicios, la industria o autónomos, artesanos, creadores. Pero es de izquierdas, es izquierda, no es transversal, no lo puede ser y cuando se convierte en tal, surge un Felipe González o un Blair. Nosotras preferimos estar con Lafontaine, Corbyn o Sanders.

Hay que cambiar el sistema, liquidar la corrupción privada, publica, acabar con el gobierno real de las empresas privadas multinacionales, de la sumisión a banqueros privados, financieros y grandes fortunas. Salvar de la destrucción al planeta y la sobre-explotación de la naturaleza suicida, pero inherente al propio sistema. Cambiaremos -permitirme la constante repetición- el sistema.

Carlos Martinez
Politólogo y primer secretario de Alternativa Socialista

Carlos Martínez García

Politólogo y ex portuario. Miembro de la plataforma socialista pro PSF.

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