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Esnobismo y hábitos alimentarios

lunes 25 de abril de 2016, 09:01h

La fuerte tendencia culinaria de retorno al consumo estacional alumbra un nuevo renacimiento del sentido común entre nosotros. El esnobismo rampante se había instalado en la piel de toro hace tiempo. Se había pegado como una lapa, adoptando mil y una fórmulas en nuestros usos y costumbres, y uno ya estaba al borde de la depresión y casi derrotado por no ver la forma de extirpar tan infausta manía. La cosa había degenerado ya hasta afectar incluso a aspectos tan primordiales de la salud y de la cultura, ya que hasta los más antiguos y enraizados hábitos culinarios de nuestro país se habían visto también seriamente dañados por esta ola de idiotez.

Pero, gracias a Dios, los tiempos están cambiando y ahora, afortunadamente, esa tendencia está perdiendo fuelle. Por seguir en el terreno culinario, estos nuevos líderes de los fogones y de la opinión púbica vestidos con camisa y mandil blancos, y con gorro de cocinero se atreven a decir ya sin ambages que la gastronomía que se impone consiste en “comer como nuestros abuelos, pero en el siglo XXI”. Vamos, que una cosa no quita la otra, y no por volver al potaje de garbanzos, la ensalada de lechuga, huevo duro y bonito, o la caldereta de cordero, y salir de la dictadura de la hamburguesa, las salchichas de Frankfurt y el bacon, no hay porqué renunciar al frigorífico o al congelador para aprovechar mejor los alimentos de temporada.

Nuestros abuelos - entre otras cosas, porque no tenían otro remedio- comían siempre productos obtenidos en pocos kilómetros a la redonda y siempre de temporada. Se trata de no consumir naranjas en verano ni albaricoques o peras de San Juan en invierno de manera habitual. Las calidades de esos alimentos son inferiores, sus propiedades están alteradas y, además, los precios son mucho más altos que si los consumimos en temporada. Así las cosas, solo un idiota se saltaría esta pura norma de sentido común. Tomar los alimentos en su momento y de la huerta de nuestro pueblo o de las poblaciones vecinas supone pagar menos por ellos, al evitar el transporte y, al mismo tiempo, más sabor, colaborar con el ahorro energético y de contaminación, y contribuir al desarrollo económico de la zona. Eso sí, sin renunciar a todos los avances tecnológicos que nos permiten mejorar, como el necesario frigorífico para conservar más y mejor los alimentos y garantizar su salubridad. Un salto cualitativo respecto a generaciones anteriores.

Al mismo tiempo, cada vez son más los blogs y páginas a las que se puede acceder a través de las redes sociales que defienden el producto de origen conocido, sobre todo de alimentos y ese es un paso muy importante para que la idea básica de recurrir a los productos de temporada y de procedencia conocida, impregne también la mentalidad de los más jóvenes.

Acaso el tema no sea otra cosa que un problema de adolescencia personal y adolescencia social. En la primera, el joven pone en entredicho cualquier indicación o tendencia marcada por los mayores, especialmente de padres y profesores. En la segunda, es la modernidad, lo que suene a nuevo frente a la tradición y a la continuidad, lo que domina el ambiente. Incluso en la cocina... Y, claro, así nos va con tanta hamburguesa, salchicha y carne de aquí o de allá, de dudoso origen.

El día que acabamos por descubrir que nuestros, padres, abuelos, bisabuelos y tatarabuelos no son un atajo de fósiles cuyo único acierto ha sido generar al chico o chica que soy, ese día, digo, hemos superado la adolescencia. Ahora lo importante es evitar cualquier brote regresivo y que sepamos atajar las nuevas olas de esnobismo que, a buen seguro, volverán a atacar de nuevo al ciudadano medio y sumirlo nuevamente en la estulticia.

José-Miguel Vila

Columnista y crítico teatral

Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)

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