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A las urnas por la lucha de poder de los líderes políticos: una lectura de lo que está por venir

> La ciudadanía, crítica con el final de una legislatura que iba a ser la del cambio y no llegó a nacer
> ENCUESTA: ¿Quién ha tenido más culpa en que no hubiera acuerdo y se celebren nuevas elecciones?

Por Pablo M. Beleña
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miércoles 27 de abril de 2016, 08:08h
Se acabó. El cuento que no llegó a comenzar ya ha finalizado: una legislatura que iba a ser la del cambio, la de la nueva política, ha quedado como un ensayo general para unas nuevas elecciones que podrían suponer, según todos los estudios previos, un fracaso de participación. Los votantes españoles, hartos de su clase política, podrían optar por el castigo a algunos partidos que no han sabido representar sus necesidades en este tiempo trascurrido desde el 20 de diciembre para pactar un gobierno de fusión.
A las urnas por la lucha de poder de los líderes políticos: una lectura de lo que está por venir
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La culpa no es de nadie, o es del otro. Ahora la estrategia de PP, PSOE, Ciudadanos y Podemos está clara: su rival es el responsable del fracaso y toca transmitir a sus votantes que sus manos están limpias en este asunto. El caso es que no es así y todos han tenido parte de culpa. Aunque todos los ojos se dirigen, claro está, en las alianzas que iba a haber entre socialistas y Ciudadanos, o entre éstos y los miembros de Podemos.

¿Quién tiene más culpa?

Vayamos en el PSOE. Desde el principio su propuesta de pacto era imposible porque Pedro Sánchez optó desde febrero por ir hasta el final, aunque supusiera la muerte de esta legislatura, con Ciudadanos. Eligió a Albert Rivera como compañero de baile y sólo aceptó un vals con Pablo Iglesias si no soltaba de la mano al catalán. Algo que el líder de Podemos tampoco admitió como parte del juego.

Por tanto, el PSOE forzó lo imposible, a sabiendas que los grupos de izquierda, no sólo Podemos, no aceptarían nunca una coalición con Ciudadanos, así como aceptar la mayoría de sus propuestas del 'Acuerdo del abrazo', de tipo neoliberal o en todo caso, alejadas de sus exigencias sociales con las que se presentaron a las elecciones tanto la marca Podemos como las Mareas gallegas, En Comú Podem, Compromís y también IU.

Sánchez ha intentado salir reforzado en caso de elecciones, a sabiendas que sus resultados en las urnas en diciembre fueron pésimos, los peores del PSOE en la actual democracia, por lo que su tiempo estaba contado. Puede ser que ahora el PSOE no le pida la cabeza y llegue vivo al 26 de junio, pero en la ciudadanía podría suceder todo lo contrario: su imagen ha quedado dañada porque aunque se ha mostrado firme en su promesa de no aceptar al PP en un gobierno de gran coalición, prefirió al centro-derecha de Ciudadanos a la izquierda con Podemos y sus confluencias.

Podemos

Los de Iglesias tenían un objetivo que era el viejo objetivo de IU: el 'sorpasso' al PSOE. Liderar la izquierda en España y desenmascarar a los socialistas como un partido que no es realmente de izquierda sino un partido de centro que no duda en escorarse a la derecha cuando vienen mal dadas. El objetivo, en parte, está cumplido. Pero el coste electoral que tendrá cerrarse en banda a cualquier pacto le pasará factura a Iglesias, que ha quedado retratado como un líder ambicioso que antepone sus intereses personales y políticos a los de la ciudadanía.

O no. Porque está claro que gran parte de sus votantes le aplauden su postura y agradecen no haber cedido a la 'vieja política' y al bipartidismo. Sin embargo tiene en contra las encuestas -o las empresas que las realizan-, porque parecer ser que en unas nuevas elecciones, Podemos perdería una parte de sus apoyos. De ahí el cambio urgente de estrategia electoral que pasa por aceptar la antes despreciada alianza con las IU de Alberto Garzón. Iglesias es estratega y gran conocedor de las ciencias políticas -para eso era profesor de la materia-, y ha sabido leer lo que la calle ha valorado: Garzón es ahora el líder nacional mejor valorado y será un punto a favor para ese objetivo del 'sorpasso'. Ahora sí, en una 'gran coalición' de izquierdas, se estima que se podría superar en votos al PSOE. Una vez segundos en los resultados, cambia el panorama. ¿Qué sucederá entonces? ¿Se postrará entonces en ese supuesto Sánchez a Iglesias o le reforzará aún más para arrimarse a Ciudadanos?

Ciudadanos

Su papel ha sido el más inteligente. El partido de Rivera no se ha manchado, no se ha estresado y no ha tenido un castigo en su imagen pública. Todo lo contrario: se ha mostrado siempre dispuesto a negociar con PP y PSOE, sin unos y con otros, y ha sabido vender bien su único veto: la cerrazón a aceptar a Podemos como parte de un gobierno de coalición.

Pese a todo, su mejoría en las urnas podría ser más bien escasa. En cualquier caso, todo lo que le suponga mejorar sus 40 escaños será un triunfo absoluto para Rivera, que reforzará su posición de aliado querido por todos y amoldable tanto a un gobierno de centro-derecha como a otro de centro-izquierda. Sin embargo, también Rivera ha sabido interpretar los sondeos de estas últimas semanas y sabe que el PSOE ya es un contendiente herido de muerte y que debe arrimarse al PP, que incluso podría mantener o mejorar sus resultados de diciembre pese a los golpes de la corrupción. Está cerca un gobierno de mayoría con o sin mayoría absoluta. Si a ambos partidos les faltan unos pocos escaños, se acercarán con lo necesario a otros partidos como Coalición Canaria e incluso a nacionalistas vascos y catalanes si es necesario para lograr la investidura de... ¿Rajoy? Ésa es la otra gran incógnita.


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