Cristina Cifuentes cree que el partido morado ha convertido la capital en un “laboratorio” ideológico que sólo ha traído más paro –“y todo lo que hace es con ayuda el PSOE”-, ha insinuado mediante “un hecho constatado” que las noticias judiciales sobre corrupción en el PP “siempre salen” en época electoral y, en clave personal, sólo ha adelantado que dimitirá como presidenta de la gestora madrileña del partido si decide, como todo apunta, presentarse al puesto que ha dejado vacante Esperanza Aguirre que, por supuesto, no ha acudido a la cita.
En cambio, la secretaria general, María Dolores de Cospedal, ha protagonizado la primera fila junto a los vicesecretarios Maroto, Maíllo, Casado… el portavoz del Grupo Parlamentario en el Congreso, Rafael Hernando; la ex ministra de Agricultura Isabel GarcíaTejerina, o la secretaria de Estado de Presupuestos, Marta Fernández Currás, Ignacio Burgos… un auténtico desembarco de los populares y del ‘todo Madrid’ que ha realzado aún más la estatura política de la conferenciante.
Cifuentes puede presumir, avalada por las cifras, de sentarle bien a Madrid, donde por primera vez el paro en la capital es superior al de la Comunidad. Pero eso ya lo saben en Génova, lo que querían escuchar, o más bien avalar, era la apuesta de la presidenta madrileña por dar voz a los militantes del PP en la elección de sus representantes, una tarea para la que quedan muy pocos meses. Primero a nivel regional y, luego, estatal.
"Mi compromiso es que cuando se convoque congreso regional en Madrid y si me presento, los afiliados puedan votar de manera directa igual que me he comprometido en el pacto de investidura a que si continúo al frente de esta nave cuando acabe la legislatura, los candidatos se elegirán por un sistema que permita que los afiliados puedan opinar".
Una respuesta más o menos rebuscada tras la que lanzó un mensaje: ella no cree en los ‘sucesores naturales’, una frase de su propio líder aunque Cifuentes la atribuyó en tono peyorativo -quizá sin darse cuenta de la autoría- como más propia de “otras instituciones”. En todo caso, interpretada como un aviso a navegantes de que aún no hay nada decidido.
La presidenta de Madrid también fue muy directa sobre las consecuencias de la entrada de Podemos en el Ayuntamiento. En el primer aniversario de las elecciones municipales y autonómicas, Cifuentes incluso cuantificó en 160.000 empleos los que se van a perder por el frenazo a importantes proyectos urbanísticos en la capital, convertida en su opinión en un “laboratorio” ideológico.
“Y sí hay datos de paralización de inversiones en Madrid”, afirmó tajante Cristina Cifuentes, aunque sin nombrar al ‘pecador’, pero la incertidumbre -también a la espera del 26-J- está demorando al parecer más de un proyecto y no sólo entre las grandes empresas.
La oradora repartió a diestro y siniestro. Pese a la presencia de Marta Fernández Currás, una de las manos derechas de Montoro, amenazó medio en broma con encadenarse a las puertas del Ministerio de Hacienda para reclamar mayor financiación. Y abusando de la templanza y buenas maneras de los portavoces de la oposición en la Asamblea -Ángel Gabilondo, José Manuel López y su ‘socio’ Ignacio Aguado-, les emplazó a enfrentarse a sus propias “contradicciones” en el caso de Ciudadanos y, en el del PSOE y Podemos, les acusó de haber montado un “cordón sanitario” en torno al PP.
Si (
No(
