'¿Qué invadimos ahora?': El 'Yes we can' de Michael Moore

En un momento en el que Europa vive sus momentos más pesimistas desde la II Guerra Mundial, con el Estado del bienestar desintagrándose ante nuestras narices y la crisis de refugiados haciendo que se nos caiga la cara de vergüenza, viene Michael Moore a 'invadirnos' para recuperar muchas de las cosas por las que deberíamos sentirnos orgullosos, la jornada laboral, las vacaciones pagadas, la baja por maternidad, un sistema penal que apuesta por la rehabilitación o la integración de la mujer en puestos de poder.

No es éste un documental en profundidad, como no lo suelen ser los documentales de Moore, ni es tampoco un documental objetivo, el director solo se fija en las cosas que le convienen para apoyar la idea de su película, EEUU tuvo grandes ideas en relación al bienestar social pero allí ya no se llevan y solo siguen en la práctica funcionando en algunos países europeos como Noruega, Islandia, Italia o Portugal. Desde la jornada del día del trabajador del 1 de mayo, que conmemora la ejecución en Chicago de unos sindicalistas que participaban en las jornadas de lucha por la consecución de la jornada laboral de ocho horas, hasta la noción de que la cárcel debe estar orientada a la rehabilitación del preso y no a su castigo, Moore va enseñando a sus compatriotas como cosas que les pueden parecer alienígenas, como la baja por maternidad, la paga extra o un mes de vacaciones pagados son cosas que se pueden conseguir sin ningún trauma.

Es el Moore más optimista y soñador, algo así como el primer Obama, el del 'Yes we can', su epílogo en Berlín junto al Muro derruído es uno de los momentos más idealistas y esperanzadores de su filmografía. Claro que tampoco se libra de errores. '¿Qué invadimos ahora?' es también su película más reduccionista y simplista. Tras ver la película uno tiene la sensación de que Alemania es la panacea del capitalismo, un lugar utópico donde todo el mundo es feliz, desde el empresario bonachón e indulgente hasta los felices trabajadores que no tienen necesidad de tener dos salarios para llegar a fin de mes. En el resto de países pasa igual, es como si Europa viviera sin problemas propios. Evidentemente, Moore es consciente de ello y al colocar su punto de vista en su personaje de americano simplista y bobalicón lo que hace es intentar convencer a sus compatriotas, no al público europeo. En un momento dado dice: "Seguro, Italia, tiene sus problemas, como todos los países, pero mi trabajo es recoger las flores no los hierbajos". Pero es que, como el propio director ha señalado, este no es un documental sobre Italia o sobre Finlandia, ése documental lo tendría que hacer un italiano o un finlandñes, éste es un documental sobre EEUU hecho por un estadounidense.

Hay en esta visión de su país un toque mucho más optimista que en otras ocasiones, Moore ve capaz a EEUU de lograr estos avances, es alguien menos cabreado que en tiempos pasados, puede que ocho años de Obama le hayan atemperado algo tras la saga de los Bush pero lo que está claro es que Moore puede encontrar su reverso tenebroso si, finalmente, Donald Trump llega a la Casa Blanca. En el fondo son dos bufones con magnetismo ante la cámara e ideas muy reduccionistas y simples. Éso sí, éstas son cualidades interesantes para alguien que hace documentales satíricos pero una bomba de relojería cuando te presentas para hombre más poderoso del universo...