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Paul McCartney en el Vicente Calderón: no estaba muerto, que estaba de parranda
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Paul McCartney en el Vicente Calderón: no estaba muerto, que estaba de parranda

viernes 03 de junio de 2016, 02:14h
Sobre Paul McCartney corre uno de los mitos más estúpidos y, a la vez divertidos, de la historia del rock. Es aquel que dice que McCartney falleció en 1966 y fue sustituido por un doble para no romper al grupo más famoso de la historia. Lo interesante del mito es ue establece que a McCartney lo sustituyó un tipo, no solo igual físicamente, sino con la misma facilidad melódica, habilidad para tocar varios instrumentos y un registro vocal escandaloso. Según esta leyenda este jueves el doble con más talento de la historia dio un concierto de 3 horas y 40 canciones poco antes de cumplir 74 años (diez años más que sus icónicos 64) pero, como esto no es el Oeste, ni una película de John Ford, a pesar de un escenario propicio para los indios, no se crean las leyendas, Paul está vivo y coleando, o como diría Peret, no estaba muerto que estaba de parranda.

El concierto comenzó con 'A hard day's night', una canción de Lennon. Llegados a este punto de su carrera McCartney se permite incorporar alguna canción de la otra parte del dúo compositivo más importante de la historia a su repertorio. McCartney actúa como el guardián del repertorio más importante del siglo XX pero no sé si debería tocar canciones de John. Aunque he de decir que he disfrutado con su recreación del 'Being for the benefit of Mr Kite', una de las sorpresas del repertorio. Otra ha sido la inclusión de 'Temporary secretary', una canción que juega con la electrónica y que fue vapuleada cuando apareció en 1980 en 'McCartney II' pero que ahora está siendo reivindicada por músicos como James Murphy de LCD Soundsystem. Macca la recupera ahora como muestra de que, ademas, de su enorme facilidad melódica siempre ha estado atento a la vanguardia, ya fuera Stockhausen, John Cage o, actualmente, Kanye West.

Pero para los conciertos Paul va a lo seguro, aquí no hay espacio para demasiadas aventuras, McCartney sabe lo que la gente quiere y él se lo da gustoso, los clásicos de los Beatles se suceden, intercalados con otros de Wings y unos pocos de su último disco 'New', como la redonda 'Queenie eye'. No hay lugar para indagar mucho en su propio cancionero en solitario, nada de 'Flowers in the dirt', 'Flaming pie' o 'Chaos and creation in the backyard', el autor de 'Hey Jude' tiene demasiados clásicos y poco tiempo para tocarlos todos. Hoy han sonado 'Can´t buy me love', 'Here, There and Everywhere', 'We Can Work It Out', 'And I Love Her', 'Blackbird', 'The fool in the hill', 'Lady Madonna', 'Eleanor Rigby', 'Back in the USSR', 'Let it be', 'Hey Jude', 'Yesterday' o el maravilloso medley que cerraba 'Abbey Road', 'Golden slumbers'/'Carry that weight'/'The end'. Fuera se han quedado 'Get back', Helter skelter', 'I saw her standing there', 'The long and winding road', 'Drive my car', 'Things We Said Today', 'Paperback Writer', 'For no one', 'I´ve just seen a face' o 'Penny lane'. Ser uno de los mejores compositores de la historia tiene esto.

Entre las pequeñas sorpresas, la maravillosa 'You won't see me' de 'Rubber soul', claro que sorpresa a medias, ya que en estos tiempos de Internet en los que puedes mirar los setlist del resto de conciertos, Macca se ha marcado practicamente el mismo que en los últimos conciertos de su gira. Entre las canciones de Wings han destacado las tres de 'Band on the run', la titular, 'Nineteen eghty five' y 'Let me roll it', la increíble 'Live and let die', posiblemente el mejor momento del concierto, con toda la pirotecnia incluída, o 'Maybe I´m amazed', aunque la que probablemente sea la mejor canción en solitario de su carrera ha quedado algo deslucida ya que la garganta de McCartney ya no es la que era y en algunos momentos le cuesta llegar a las notas más altas. Aun así, su enorme clase cubre los pocos errores y sus ganas de pasarlo bien y hacérselo pasar a los demás hacen que se lo perdonemos todo.

Siguiendo el original

También hubo tiempo para recordar a los amigos perdidos, una emocionante 'Here today' a la guitarra acústica para John y una espléndida versión del 'Something', con ukelele incluído, para George. Es una de las pocas canciones en las que McCartney hace una verdadera versión, en el resto suele seguir paso a paso el arreglo original pero como decia Kiko Veneno sobre él: "Yo estuve viendo a Paul McCartney en Lisboa, hace unos años, e hizo muchas canciones que los Beatles nunca llegaron a hacer en directo. Claro, era maravilloso, la interpretación era la de la partitura de los Beatles, y ver cómo el guitarrista imitaba a George Harrison, pero es que aquello son grandes partituras, y de ahí, realmente, no quieres perderte nada". Así que cuando suena 'Love me do', la armónica toca exactamente las mismas notas que tocaba Lennon y cuando lo hace 'Ob-la-di, ob-la-da' los coros repiten lo mismo. Si hubiera sonado 'Helter skelter' el batería habría gritado al final, como Ringo, 'I've got blisters on my fingers'.

En definitiva, un gran concierto, al que solo le ha faltado algo más de potencia en el sonido, y que ha tenido hasta un momento proposición de matrimonio con un Beatle de testigo. Supongo que esa pareja ya tendrá algo que contarle a sus hijos para el resto de su vida. Yo, desde luego, siempre le diré al mío que utilizaba 'And I love her' y otras melodías 'mccartianas' para dormirle y acurrucarle los primeros meses de su vida...


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