De acuerdo, papa Francisco

En una interesante crónica, desde Roma, que publica el Diario Clarín de Bs Aires se afirma con rotundidad algo en lo que estamos de acuerdo. Léanla, por favor,

El Papa pide que se confisquen los bienes de narcos y corruptos http://www.clarin.com/politica/Papa-confisquen-bienes-narcos-corruptos_0_1588641254.html

De acuerdo, papa Francisco, pero ¿por qué no comienzan ustedes a poner los inmensos bienes inmobiliarios de la Iglesia en edificios VACIOS de seminarios, noviciados, conventos, monasterios, diócesis, parroquias, órdenes religiosas, institutos seculares, y de la misma y ostentosa Sede vaticana ¡Un estado soberano, en estos tiempos!, (¿recuerdan el de Jesús?) a disposición de familias desahuciadas, refugiados que huyen de países que nosotros, gentes del "Primer mundo y encima,cristiano” , hemos expoliado, saqueado, desertificado, contaminado, humillado en su mano de obra miserable, infantil, femenina sin derecho social alguno?

Francisco, hermano, usted lo sabe muy bien, pero se empeña en no ser coherente con la explosión demográfica y condena la planificación familiar que no sea de acuerdo a unas vetustas y casi inhumanas condiciones: abstinencia y casi excomulga el uso de anticonceptivos para evitar embarazos no deseados y poder gozar de las capacidades humanas que tenemos, y aún confunden género con sexo, sexualidad con genitalidad, amor y ternura con lascivia y, sobre todo, sexualidad con procreación… qué obsesión; relean a la gran teóloga Uta Ranke Heinneman en su formidable tratado “Eunucos por el Reino de los cielos”; ténganlo claro los “eunucos, diz que, por el reino de los cielos”, pero ese reino de Jesús está aquí y somos nosotros en la justicia, solidaridad, compasión, amor y caridad, en lucha por una sociedad de sobriedad compartida.

Hágame caso, hermano Francisco, ordene un censo de propiedades inmobiliarias de la iglesia sin uso o realquiladas o infrautilizadas, exentas de impuestos en España y otros lares, o en busca de fondos, aunque sean buitres, para vendérselos al mejor postor. Ya somos mayorcitos y usted lo sabe y ahora, puede imponerlo a una Curia pertinaz y arrogante, cerrada a toda muestra de humanidad; bastantes hemos estudiado Teología en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, amén de otras disciplinas, como Derecho, Filosofía, y CC de la información en la que andan más peces que los de Tiberíades, Ah, y somos padres de familia con hijos y nietos. ¿No fue descorazonador que usted se llevase DOS familias de refugiados de Oriente Medio, de ingenieros preparados y familias educadas diz que al Vaticano pero que están en la Comunidad Seglar de San Egidio? Recuerde su pasada incomprensión y dureza con sacerdotes que compartieron la situación de familias obreras en paro... usted los prohibió y los zarandeó. No, no basta con pedir perdón de algunas de sus actuaciones episcopales, sacerdotales y como jesuita. Ahora que puede... hágalo o ya perderá el cada vez más desconcertado mundo de bautizados que no comprenden la falta de coherencia entre la vida y obra del Rabí Jesús y muchas prácticas obsoletas y, ¿me lo permite?, propia de " escribas y fariseos hipócritas, de sacerdotes que sois como sepulcros blanqueados por fuera y llenos de huesos de muerto y podredumbre por dentro; parecéis honrados pero por dentro estáis repletos de hipocresía y de crímenes”, de explotadores de viudas y etc." ¿Verdad que le suena? Recuerde a su efímero predecesor a quien sirvieron una taza de infusión antes de dormir... para siempre, porque le dio a ese bendito Juan Pablo I, por pensar en aplicar la... Buena nueva de Jesús, que “no tenia donde reposar su cabeza a diferencia de los pájaros que tenían nidos y de las zorras que tenían madrigueras”. No lo dude, hermano Francisco y Santo Padre, muchos de sus curiales ya hacen cuenta de los años que usted tiene y de la pérdida de facultades que nos traen los días. No basta con comer y dormir en una residencia de sacerdotes. Es ahora… o nunca. Recuerde lo que dijeron algunos poderosos antes de lo sucedido a John Kennedy… la bala de plata ya está en la recámara.

Y créame que lo admiro y que lo quiero, y que me atrevo a pedir su bendición, como, con todo respeto, haría con el Dalai Lama y con tantas personas de buen corazón a quienes no debería temblarles el pulso a la hora de ser coherentes en sus decisiones. (Ahora una confidencia, así entre nosotros, cuando estudiaba en Roma fui uno de los colegiales del Colegio Español, que servían a Juan XXIII cuando oficiaba en San Pedro. Un día, en la sacristía, mientras esperábamos a que se organizase el fastidioso “cortejo”, con el séquito heredado de Pio XII, con cardenales con capas de docenas de metro de seda púrpura que portaban pajes, caballeros de la nobleza negra romana, con inmensos abanicos de plumas, pesada tiara con tres coronas tres, y silla gestatoria incluidos, y que tanta pena le daban y se lo decía a los porteadores, me dijo algo desde el fondo de su atribulado corazón que, si quiere, se lo diré por un correo seguro, no me diga que la nunciatura porque, repito, ya estamos mayorcitos, yo camino de los 80, y nos entendemos). ¿Recuerda, “mira que estoy a tu puerta y llamo”? Con el debido respeto y mi personal afecto.