(Foto: IU)

Perfiles electorales 26-J: el ciudadano Alberto Garzón

lunes 06 de junio de 2016, 12:57h

Corrían tiempos convulsos en el país vecino con motivo de la Revolución francesa de 1789, que al igual que la reciente primavera Árabe, se extendió a otras naciones de Europa enfrentando a partidarios y opositores del sistema conocido como el Antiguo Régimen. Asociada a la Revolución está la guillotina y es paradójico recordar, que la inclinación de la hoja habría sido recomendada por Luis XVI, el mismo que murió finalmente guillotinado, al igual que toda la familia real. Con la Revolución vino la derogación de la monarquía y el tratamiento de Su Majestad, empleado para tratar al monarca hasta entonces, se convirtió simplemente en el ciudadano Luis XVI.

Tal vez fruto de aquellos recuerdos históricos, cuando la ronda de contactos con todas las fuerzas políticas de la anterior legislatura, Alberto Garzón líder de la coalición de IU-UP fue a visitar al Rey Felipe VI y en la rueda de prensa posterior lo nombró en repetidas ocasiones como el ciudadano Felipe de Borbón. El joven diputado tuteó al inquilino de la Zarzuela pues como republicano convencido, “ninguna familia está por encima de otra” y por tanto le considera un ciudadano más. A partir del momentazo del ciudadano Felipe de Borbon, Garzón lo hizo extensivo al ciudadano Sánchez, al ciudadano Rajoy, al ciudadano Cholo Simeone y sobre todo al ciudadano Zinedine Zidane, que para eso es francés. Alberto jamás levanta el tono, ni siquiera en un mitin donde tanto se exceden en sus gritos algunos dirigentes y cuando clama contra la banca o los oligopolios, no parece que les este poniendo de vuelta y media. Son las ventajas de la mesura, que puedes insultar, casi pasando desapercibida la afrenta. Siempre deja señales inequívocas de su ideología, como en la elección de Papa tras la renuncia de Benedicto XVI, diciendo en un tuit: "Al Jefe de Estado del Vaticano, monarquía absoluta, lo elige una élite masculina. Aquí, nos tragamos un Borbón por herencia”. Frase con la que repartía estopa a la Iglesia y a la Constitución Española, pero en tono cordial, o como diría Felipe González, "sin acritud".

Alberto Garzón tan solo tiene treinta años a día de hoy. Esta generación de los treintañeros tiene en sus filas una larga lista de ciudadanos (no miembros de Ciudadanos, ¡cuidado!) entre los que están Pablo Iglesias 37, Albert Rivera 36, Begoña Villacís 38, Tania Sánchez 37, Inés Arrimadas 34, Andrea Levy 32, Pablo Casado 35, Iñigo Errejón 32 o César Luena 32. Son la nueva política, pero desalojar a los cuarentañeros, les va a obligar a una dura lucha cuerpo a cuerpo. En esta nueva generación, no hay puertas giratorias (aun). Son fruto del baby boom de la democracia al haber nacido después de 1976, sin cheque bebé, pero con la euforia democrática como ilusión erótica. Son políticos con otros sentimientos heredados (Transicion) y con una larga vida política por delante. Garzón ha tenido que pelear muy duro internamente, para hacerse un hueco en Izquierda Unida, entre dos veteranos como Cayo Lara y Gaspar Llamazares como se ha visto hace unos días, para hacerse con el control total de IU. Es militante del PCE y miembro de ATTAC (que promueve el control democrático de los mercados financieros). Presidió y fundó Estudiantes por una Economía Crítica, que estaba en línea con el movimiento Postautismo nacido en Francia años antes. Esta asociación denunciaba el pensamiento único y el vacío intelectual que impera en la enseñanza de la economía. Es hombre del 15M lo cual, antes de la llegada de Podemos, conllevó que se le considerara su portavoz en el Congreso. Aunque forma parte del PCE, la verdad es que Garzón ha sido tachado muchas veces de socialdemócrata por plantear medidas reformistas que no buscan acabar con el capitalismo como a un comunista de pro se le supone. Sus trabajos académicos versan sobre las interpretaciones heterodoxas a la crisis, sin que quede claro a qué escuela pertenece. Ha sido abiertamente crítico con el BCE y con Mario Draghi por avalar una rebaja de costes salariales para lograr una situación competitiva. En Twitter se refería a él en estos términos: “Draghi, ex Goldman Sachs en la época que ayudó a las trampas contablesde Grecia, viene a darnos lecciones. Un ladrón hablando de honradez”. Ha defendido la incompatibilidad de la democracia con el sistema económico actual y la imposibilidad de que aguante la presión de su modelo de producción y consumo, en clave de izquierdas de forma inequívoca, lo cual es totalmente compatible con el discurso de su nueva coalición con Podemos.

Ante el 26-J, IU ha sido una de las grandes beneficiadas por el fin tempranero de la XI Legislatura. Garzón ha sabido mover sus piezas criticando lo injusto del sistema electoral actual, viendo como con casi un millón de votos, tan solo consiguió dos diputados, los mismos que Bildu con cinco veces menos papeletas. Esta situación inesperada de la caída del voto de IU trasvasado a Podemos, provocó un grave enfrentamiento con Cayo Lara, por motivos de supervivencia económica de la formación. La presencia de tres diputados de IU incluidos en las confluencias con Podemos como Yolanda Díaz (En Marea) y Joan Mena y Félix Alonso (Cataluña En Comú Podem) sumando a los dos de IU, podría permitir tener grupo parlamentario propio con los importantes ingresos que supone y automáticamente permitiría condonar el plan previsto de recortar el 60% de la plantilla de IU. La grave situación económica interna y la huida de Tania Sánchez antes de las municipales y autonómicas del 2015, le han generado grandes desgastes a nivel de partido, pero no así a nivel popular pues es uno de los políticos mejor valorados actualmente. Su coalición con Podemos, le va a salvar de la quiebra y a Unidos Podemos le acerca ese millón de potenciales votos de IU el 20-D que presumiblemente, confluirán en su favor. Es evidente que al contrario del votante socialista que tiene indefiniciones importantes sobre el destino final del voto, el de IU extrañamente le será infiel.

Su credibilidad como hombre de izquierdas nunca ha estado en entredicho, si bien llamarle comunista es una falacia tardofranquista, que utilizaran en su contra el resto de fuerzas políticas. Ahora junto a Pablo Iglesias conformaran la coalición bolchevique-chavista-bolivariana que tanto gusta mencionar a la derecha recalcitrante y a parte de la vieja guardia socialista, pero a decir verdad, ya no quedan comunistas salvo en Corea del Norte donde tienen un presidente como Kin Jong-un timonel de la revolución comunista, pero enamorado del basket del voraz imperialismo-capitalista-norteamericano...

Garzón ha conseguido dar credibilidad a una candidatura conjunta de izquierdas, asegurándose más diputados que los conseguidos el 20-D. Es hombre reservado, de gran firmeza y de sentido práctico de las cosas, con gran control de sus emociones, lo cual afecta a su empatía, pues le hace ser frio y distante sin quererlo, como se desprende de su estudio grafológico. Precisamente ese carácter, puede ser un arma en su contra por la profusión mediática incontenible del cabeza de cartel. Iglesias puede acaparar todo el protagonismo y el electorado proveniente de IU, puede acabar castigándole por entender que ha sido fagocitado definitivamente por el partido morado y eso, si bien a larga ya se verá, es uno de los mayores puntos discrepantes de ciertos sectores de su formación originaria.

Tengo una tía un poco mayor que no ve muy bien y confunde a Alberto Garzón con Pablo Casado (PP) y cuando habla uno de ellos, no hace más que llamarle mentiroso, pues cuando dice Garzón que va a derogar la reforma laboral, ella lo confunde con Casado y dice que “¡eres más falso que los de Gran Hermano!” pero yo le digo…., “no tía, ese es el rojo, el otro va sin barba”. Yo, para mis adentros pienso, que un día Pablo Casado cuando tenga que hablar para defender a Rajoy de los sobres, los corruptos o de las criticas de Aznar, se va a dejar barba de una semana, se hará pasar por el ciudadano Garzón y dirá cuatro cosas como si fuese el mismísimo Nicolás Maduro invocando al “Rajoy cobarde” al que tanto quiere y respeta el aun presidente venezolano. Mi tía le volverá a llamar mentiroso, pero esta vez sin equivocarse, cuando quiere, ¡a ella, no se le escapa ni uno!