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Dos 'arcángeles' del independentismo hunden a Puigdemont

jueves 09 de junio de 2016, 07:37h

Tardaron tres meses en lograr que Artur Mas dejara a un lado sus ambiciones de presidente y prestaron ocho escaños a Convergencia y a Esquerra para que Carles Puigdemont cambiara la alcaldia de Gerona por la presidencia de la Generalitat. Los diez parlamentarios de la CUP vendieron muy caro su apoyo a la derecha catalana, a la que tanto despreciaban. Les unía tan sólo el deseo independentista, pero ese deseo apenas ha durado cinco meses.

Dimitido de su puesto Antonio Baños, el grupo radical que dirigen Gabriel Serra y Anna Gabriel, los dos " arcángeles" que anuncian un día si y otro tambien la llegada de la República catalana independiente y marxista, sigue jugando con sus apoyos condicionados a Junt pel Si. No creían que su no a los Presupuestos fuera a tener la respuesta que les ha dado Puigdemont: moción de confianza dentro de otros tres meses y aprobación o nuevas elecciones.

El chantaje permanente entre grupos políticos tan dispares es un buen ejemplo de lo que puede ocurrir a nivel nacional a partir del 26 de junio. Los pactos tan transversales suelen durar muy poco. Antonio Baños se ha enfadado con los suyos, por radicales, por querer seguir jugando a la gallinita ciega con el futuro de los catalanes, por creer que la presión que funcionó a finales de 2015 puede funcionar ahora, con unos comicoos generales a la vuelta de la esquina y unas estructuras de poder político, financiero y social que se resquebrajan.

Anna Gabriel es el rostro de una Cataluña que no existe de forma mayoritaria. Ella y Busqueta y Saladié o Salellas creen que pueden desde una minoría muy minoritaría marcarle el rumbo a todos los catalanes e incluso a todos los españoles. No asumen, de verdad, lo que significan diez escaños y 337 794 votos frente a otros 125 escaños que sean de derechas, de centro o de izquierda no están de acuerdo con sus planteamientos y formas de entender la politica, empezando por la de no cumplir con los pactos firmados en enero.

Es un mal ejemplo el que están dando los políticos catalanes desde Cataluña. Es un retrato de lo mal que salen los pactos imposibles. Un espejo en el que pueden y deben mirarse Rajoy, Sánchez, Iglesias y Rivera para no repetir ese error. En el Parlament creían tener 18 meses por delante para cumplir con los acuerdos firmados en el último minuto para evitar la repetición de las elecciones. Se han quedado en cinco, bien es cierfo que hasta septiembre vamos a ver como, otra vez, desde Puigdemont a Gabriel pasando por Junqueras y hasta Iceta las vo es pidiendo negociación y acuerdos van a repetirse hasta el mismo día de la moción de confianza. Les gusta el circo y el trapecio sin red protectora. Y siempre les quedará Ana Colau, a la que al alcaldía de Barcelona ya se le ha quedado pequeña.

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