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Escena de 'Sofía'
Escena de 'Sofía' (Foto: Sergio Parra)

'Sofía': retrato interior

jueves 09 de junio de 2016, 18:06h

Un monólogo, 'Sofía', escrito y dirigido por Ignacio García May, -exdirector, de la Real Escuela Superior de Arte Dramático-, lleva en este final de temporada teatral a doña Sofía, la reina emérita, al escenario de la Sala Margarita Xirgu del Teatro Español. La actriz Victoria Salvador, magnífica en su papel, es la protagonista de este estupendo montaje, en el que se desdobla en varios personajes: la Reina emérita, una divertida cronista de sociedad que narra el romance de los entonces jóvenes príncipes, o la reina Federica, madre de Doña Sofía, una mujer tan inteligente como abominable, "demasiado ocupada construyendo su biografía", que "nunca estaba cuando la necesitaba" y que ni siquiera asistió a la coronación de los reyes en Madrid en 1975.

Habitual de la escena valenciana con su compañía La Pavana, Victoria Salvador no es excesivamente conocida en Madrid, y es muy probable que esa misma circunstancia haya favorecido que García May se fijara en ella para encarnar el personaje de doña Sofía, porque no quería que el nombre de una actriz desviase la atención del espectador de lo que constituye lo esencial del montaje, el personaje de la mujer que ha reinado en España, junto a don Juan Carlos I, desde la muerte de Franco hasta hace solo dos años, en que este abdicó en Felipe, su primer hijo varón.

'Sofía' comienza bajo unos acordes celestiales de piano -la melomanía de la reina es más que conocida- y tiene un libro entre las manos: "Cuando han venido a anunciarte la muerte del viejo rey, tú, Sofía, estabas sola en tu cuarto leyendo un libro sobre la transmigración de las almas. El secretario te ha tendido un teléfono y has escuchado la voz de tu hijo, vigorosa, poco afectada por las circunstancias. Le has pedido que te repitiera la noticia porque no dabas crédito y entonces, en el momento en que te has convencido de que aquello no era un error ni una pesadilla, has sentido como el libro se desprendía de entre tus dedos… Y caía al suelo igual que una piedra…". Fuera de palacio llueve y doña Sofía pronuncia la primera sentencia de las muchas que el espectador va a escuchar a lo largo de los70 minutos de función: "Así debe morir un rey, en invierno y con lluvia".

La valentía de García May al abordar un tema de plena actualidad, y con su protagonista principal viva -o quizás, más bien, debiéramos hablar de sus protagonistas…-, no tiene duda. Su habilidad literaria para hacerlo ha quedado también patente al decidir que la manera de encarar el texto es escribirlo en segunda persona, una fórmula que permite la equidistancia entre la excesiva implicación de la narración en primera persona, y la distancia de la narración en tercera. La fórmula elegida permite, además, que la reina sea interpelada por ella misma. Así, y a lo largo del monólogo, la ensoñación, los recuerdos, las ideas de momentos vividos y no vividos se trenzan para recorrer los principales acontecimientos protagonizados por la reina o, más bien, para conocer qué sentimientos discurrían por su corazón ante esos hechos que la vida le ha puesto delante.

Palacio de la memoria

El pueblo español sabe que Sofía es una mujer con un alto sentido de la disciplina, fuerte y sobradamente preparada para enfrentarse a los acontecimientos adversos, esos en los que aún resulta más difícil controlar las emociones. Pero es mujer, esposa y madre y, ante el féretro de su marido, y a solas con él en el pudridero de El Escorial, afloran los verdaderos sentimientos: "El trabajo de una reina es acompañar a los muertos", "Tú, Sofía, eres la mujer de los detalles","...Y es que, incluso, como cadáver, un rey debe comportarse como rey". O ante la imagen del fantasma de su madre: !No llores, Sofía, los débiles no sobreviven!, le dice.

En la conversación que ella mantiene consigo misma, contempla a Felipe como "su obra maestra, una versión de Juanito sin sus defectos, incluida la campechanía!, mientras que a Cristina la percibe como su "calvario". ("¿Acaso es mejor un hijo leproso que una hija culpable?"). Pero en ese soliloquio no faltan tampoco alusiones a Corinna zu Sayn-Wittgenstein, ese personaje de la nobleza europea, amiga de don Juan Carlos, que media España conoció a raíz de su episodio como cazador de elefantes en Botsuana, al caso Nóos, o al retrato sobre la familia real que Antonio López tardó 20 años en pintar ("me gusta mucho el antes y el después", comenta Sofía sobre él."…Pinta y vive despacio el mundo de las apariencias"). Pero, antes también, su memoria recala en su infancia, con los bombardeos alemanes sobre Grecia, su madre, su adorado padre Pablo, sus suegros, Franco, y otra vez su marido: 2…Hasta para morirte has querido ser el primero", le reprocha al rey en su velatorio.

Sofía se duele del trato que le da su marido cuando la califica como una gran profesional (2es algo que implica que te necesita sin que medie el cariño, profesionales son las azafatas o las prostitutas"), sino también de la fría acogida del pueblo español o el trato del griego, que la obligó a exiliarsejunto a su familia, condenándola así, como Ulises, a vagar eternamente en busca de un destino: "No se puede volver a un lugar que no existe".

La acción tiene lugar en un único escenario: un palacio que parece que conoció momentos mejores pero que ahora está en pleno proceso de desmantelamiento. Acaso ese sea el palacio de su memoria. El diseño de la escenografía es de Luis Perdiguero, que también se encarga de la iluminación. En un escenario tan reducido, crea varios ambientes: ese palacio de la memoria, el pudridero de El Escorial, el palacio de su familia en Atenas, marcado con un corredor iluminado detrás, y el paseo con árboles hacia el cementerio donde está la tumba de su padre, además de un hotel en Ginebra donde la reina se esconde para poder jugar con sus nietos y verse a escondidas con su hija Cristina...

Magnífico también el diseño de vestuario, que firma Almudena Rodríguez Huertas, que viste a la reina con un traje pantalón gris claro y con detalles de distintos fulares, y con numerosos anillos y pulseras en manos y brazos...

Aunque García May ha debido leerse todas las biografías escritas sobre la reina (Pilar Urbano, Pilar Eyre, Fernando Rayón,…) y en base a ellas se alude en el montaje a muchos de los episodios ya citados de su biografía, el autor no ha pretendido que esta aparezca como un relato detallado, exhaustivo de su vida, sino más bien un ejercicio de introspección en el personaje, que ayude al espectador a entender la rica personalidad de Sofía que don Juan Carlos parece haber entendido a la perfección, ya que en un momento del monólogo, se pone en su boca esta sentencia, que resume toda una vida al servicio de la monarquía española: "Tu misión era construir la continuidad y lo has conseguido".

En resumen, un montaje valiente, más que interesante, con una interpretación brillante de Victoria Salvador, que se ha adentrado en el complejo mundo interior de la reina, y no en la mera imitación de sus gestos o de su voz. Absténganse, pues, de asistir a la función quienes busquen el morbo, el cotilleo, el periodismo rosa, o los chistes ofensivos y de mal gusto, aunque el texto está lleno de un gran sentido del humor.

'Sofía'

Autor y Director: Ignacio García May

Intérprete: Victoria Salvador

Voces en off: José Luis Patiño, Alba Redondo y Víctor SáinzRamírez

Ayudante de Dirección: Javier Sahuquillo

Fotografías: Sergio Parra

Teatro Español, Sala Margarita Xirgu. Madrid

Hasta el 26 de junio

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