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La fractura entre Sánchez e Iglesias difumina un debate centrado en la crítica a Rajoy
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(Foto: Podemos)

La fractura entre Sánchez e Iglesias difumina un debate centrado en la crítica a Rajoy

> Los cuatro candidatos se enrocan en sus posiciones y profundizan sus críticas en el debate decisivo

martes 14 de junio de 2016, 00:50h
Visto el debate a cuatro de este lunes, nadie diría que Pedro Sánchez contempla contar con Podemos -además de con Ciudadanos- para ser presidente y tampoco que Pablo Iglesias estuviera muy convencido al decir que continúan teniéndole la mano a los socialistas. El candidato del PSOE ha acabado sacando de sus casillas al líder de Podemos en un debate que ha estado centrado en la crítica a la gestión de un Mariano Rajoy que ha aguantado el tipo, pero ha ido perdiendo fuelle. Rivera se ha apuntado a esta estrategia respecto al presidente en funciones y, aunque ha evitado exgirle que diera un paso al lado, ha pedido que lo reflexione.

El gran debate a cuatro de la campaña del 26-J ya había hecho historia antes de comenzar. Por primera vez, el presidente en funciones, Mariano Rajoy, se ha enfrentado con los otros tres principales candidatos a liderar el Ejecutivo: Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y Albert Rivera. El debate ha estado organizado la Academia de Televisión y ha sido conducido por tres presentadores de cada una de las cadenas que participaba: Pedro Piqueras (Telecino), Vicente Vallés (Antena 3) y Ana Blanco (TVE).

Los cuatro partidos han dado máxima prioridad a la preparación de este encuentro, ya que el alto nivel de indecisos podría condicionar los resultados de las elecciones y los pactos posteriores, a pesar de que se produce en la primera semana de la campaña. Es decir, que los candidatos tendrán todavía tiempo para corregir los errores que ha habido durante el debate.

Cuatro candidatos y cuatro estrategias

Mariano Rajoy tenía el papel más complicado y ha intentado contrarrestar las críticas a su gestión en esta legislatura con los ataques por la falta de experiencia de sus contrarios. "Aquí no se viene a hacer prácticas, al Gobierno se viene aprendido", ha señalado tras insistir en varias ocasiones que gobernar es muy díficil.

Iglesias ha respondido que cuando se suspende un examen no se puede justificar este hecho en su dificultad y ha pedido, en un tono más cordial de lo normal, que reconozca que el Gobierno no ha hecho las cosas bien. El líder de Podemos se ha intentado mostrarse serio y conciliador, pero ha acabado perdiendo los nervios en muchas ocasiones principalmente ante Sánches y Rivera.

El candidato socialista se ha enfocado en recuperar la imagen de presidente y de principal alternativa a Rajoy -girándose hacia este cuando hablaba-, pero además ha insistido en muchas ocasiones en que la culpa de esta repetición de elecciones ha sido también de Iglesias.

Por su parte, Rivera -que ha acudido al debate con poco que perder- ha intentado mantener la tranquilidad, un objetivo que a veces ha sido incompatible con encontrar su hueco en el debate. El presidente de Ciudadanos se ha mostrado más al ataque, esó sí, y ha cargado especialmente contra las promesas de Podemos y contra el Gobierno de Rajoy. "No comparto el triunfalismo del señor Rajoy. No podemos conformarnos con el paro más alto de Europa", ha lanzado el candidato de Ciudadanos.

Los momentos más broncos

Aunque el debate ha empezado con un tono calmado y todos los candidatos habían prometido no caer en los insultos, la discusión se ha ido embarrando hacia el final. Los momentos más tensos se han dado especialmente en el apartado sobre corrupción, en el que se ha vivido un auténtico fuego cruzado.

Pedro Sánchez iba con la intención de no repetir el momento de llamar "indecente" a Rajoy, pero sí le ha dicho que debería haber dimitido cuando se dio a conocer el dinero que tenía Luis Bárcenas en Suiza o, al menos, cuando el ex ministro Soria dimitió tras aparecer en los papeles de Panamá.

Rajoy se ha mostrado contenido, aunque no ha podido disimular cierta irritación, y ha respondido Sánchez que podría hacerle reproches parecidos por casos de corrupción del PSOE. El presidente en funciones también se ha metido en un rifirrafe más paqueño cuando ha señalado que Rivera le responsabiliza de la supuesta caja B del PP cuando él admitió en una entrevista haber cobrado en negro cuando era joven.

El líder de Ciudadanos ha apuntado que Rajoy no transmite confianza tras aparecer en los papeles de Bárcenas y le ha pedido que "reflexione" sobre la conveniencia de dar un paso al lado para que otro político del PP tome las riendas del partido. "Un poco de modestia y humildad no le vendría mal", le ha espetado Rajoy a Rivera.

Otro de los momentos más tensos lo ha protagonizado Iglesias. En primer lugar con Sánchez, ya que después de que el líder de Podemos enumerara casos concretos de dirigentes socialistas y populares que han utilizado las pueras giratorias, el candidato socialista le ha preguntado que por qué no incluía en la lista a Juan Carlos Monedero o a la beca de Íñigo Errejón. "Se equivoca usted. El adversario es Rajoy", ha acabado diciendo Iglesias en un todo de profunda desesperación.

Ninguna suma clara

El debate ha ido de más a menos, en parte por su larga duración, y ha empezado con propuestas económicas y con razonamiento de medidas en el aspecto económico. Eso sí, entre medias de una auténtica revisión crítica de la gestión de Rajoy, que ha acabado acusando a sus tres oponentes de tener una visión "triste" de España.

El presidente en funciones se ha quedado sólo defendiendo una bajada inmediata de impuesto y no ha podido convencer al resto de candidatos de que no va a acabar haciendo más recortes. A su vez, Rajoy ha criticado que los otros líderes políticas propongan "soluciones mágicas" y ha destacado que lo importante es continuar con la senda ya iniciada.

Las distancias entre los candidatos se han ido agrandando desde entonces en casi todos los frentes, salvo entre Rivera y Sánchez que apenas han intercambiado críticas. Al final, la pregunta lanzada por los moderadores para cerrar el debate parecía tener, ya de salida, una díficil solución: ¿con quién pactará cada partido?

Pablo Iglesias ha sido el más claro en su respuesta y ha prometido que volverá a ofrecer un Gobierno de coalición con el PSOE, independientemente de quién quede por delante. Sin embargo, ha añadido que es lógico que el partido con más votos en esa coalición tenga la presicencia.

Rajoy ha propuesto, primero, que se deja gobernar a la lista más votada y, segundo, -si aún no hay acuerdo- que se pacte una gran coalición entre los partidos moderados, es decir, PP, PSOE y quizás Ciudadanos.

Ni Sánchez ni Rivera han dejado claro su fórmula preferida para gobernar, pero ambos han coincidido en distanciarse de Rajoy. En el caso de Sánchez, en referencia a todo el PP y en el caso de Rivera sólo en lo que concierne al actual líder de los populares.

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