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Los 10 mejores discos de Paul Simon

Los 10 mejores discos de Paul Simon

jueves 16 de junio de 2016, 11:58h
Paul Simon ha anunciado dos fechas en España, en Madrid y Bilbao, para el próximo noviembre. Es la primera vez en 25 años que nos visita el autor de 'Graceland'. Para celebrarlo vamos a repasar los 10 mejores discos de su carrera, desde sus tiempos como miembro de Simon & Garfunkel hasta sus aventuras en solitario.

Sounds of silence (1966)



Paul Simon y Art Garfunkel habían grabado su primer single, 'Hey schoolgirl', en 1957, siendo todavía unos adolescentes, bajo el seudónimo de Tom & Jerry. Tras pasar por la universidad, volvieron a juntarse y grabaron un disco a comienzos de 1964 totalmente influidos por la escena folk. El disco pasó totalmente desapercibido lo que llevó a Paul Simon a mudarse a Inglaterra donde llegó a grabar su primer disco en solitario, 'Paul Simon Songbook'. Mientras estaba allí, el productor Tom Wilson decidió regrabar una de las canciones de aquel primer disco del dúo, 'The sound of silence', utilizando músicos de estudio para acercarles al nuevo movimiento que estaba en auge en EEUU, el folk rock, comandado por los Byrds y la conversión eléctrica de Bob Dylan. La canción se convirtió en un éxito a finales del 65 e hizo que el dúo volviera a juntarse para grabar un disco en esa onda (a pesar de que la primera reacción de Simon al escuchar la versión eléctrica fue sentirse horrorizado). De esas sesiones saldría la primera prueba de la calidad compositiva de Paul Simon que se había traído un buen saco de canciones de Inglaterra, 6 de las canciones de este disco ya habían aparecido en 'Paul Simon Songbook'. Además de la canción titular destacan 'I am a rock', 'Richard Cory' (que sería versionada por los Them de Van Morrison y los Wings de Paul McCartney) o 'Kathy's song', una de las pocas canciones que conservan un arreglo acústico junto a las armonías del dúo.

Parsley, Sage, Rosemary & Thyme (1966)

El tercer disco del dúo fue con el que finalmente Paul Simon cogió las riendas del control creativo, no solo como único compositor, sino detrás de la mesa de mezclas. El resultado es su primera obra maestra y, posiblemente, su mejor colección de canciones. 'Homeward Bound', 'The Dangling Conversation', 'For Emily, Whenever I May Find Her', 'Scarborough Fair/Canticle', 'The 59th Street Bridge Song (Feelin' Groovy)' o 'Cloudy' demuestran que la altura de Simon como compositor está casi al mismo nivel del propio Dylan, al que se imita en la divertida 'A Simple Desultory Philippic (Or How I Was Robert McNamara'd into Submission)'. (Lo elegimos como el 39º mejor disco de los años 60)

Bookends (1968)

En 1966 Simon & Garfunkel se habían colocado a la cabeza del movimiento del folk rock, gracias a canciones como 'The sounds of silence' y discos como 'Parsley, Sage, Rosemary and Thyme'. Los ejecutivos de Columbia se frotaban las manos ante su nueva gallina de los huevos de oro. Pero, en una época en la que lo normal era entregar dos e incluso tres discos por año, el dúo no parecía tener ningún proyecto a la vista. Paul Simon, el compositor del dúo, sufría de bloqueo creativo y las canciones no salían. Entre tanto, Mike Nichols había quedado prendado de la música del dúo y quería utilizarla en su nueva película 'El graduado'. Clive Davis, ejecutivo de la discográfica, vio esto como una oportunidad y propuso a Simon que escribiera nueva música para la película. Tras conocerse Simon se vio interesado en el proyecto y le ofreció al director dos nuevas canciones 'Overs' y 'Punky's dilemma', Nichols no se mostró muy impresionado pero sí que se mostró encantado con la tercera canción que se le ofreció, 'Mrs. Robinson'. El éxito de la banda sonora elevó al dúo al nivel de los grandes de la década como Dylan, Beatles y Stones y terminó de acabar con el bloqueo de Simon que escribió alguna de sus mejores canciones para 'Bookends' como la espectacular 'America'. El disco se divide en dos partes, una primera conceptual en la que se relata el viaje de la infancia a la vejez, y una segunda donde se reúnen canciones que ya habían aparecido como singles, como 'A hazy shade of winter' y 'At the zoo', y las canciones que escribió para 'El graduado' como la versión definitiva de 'Mrs. Robinson'. El resultado confirma a Paul Simon como uno de los mejores compositores de la década. (Lo elegimos como 49º mejor disco de los años 60)

Bridge over troubled waters (1970)

El último disco del dúo fue también su mayor éxito y su colección de canciones más variadas. Paul Simon se quitaba definitivamente la máscara de cantautor folk y jugaba con los más diversos estilos, pop, rock and roll de los años 50 o folk peruano. 'El condor pasa', además de ser uno de los mayores éxitos de la banda, sirvió para demostrar que a Paul Simon le gustaba bucear en otras músicas, llegando a utilizar la pista instrumental de Los Incas, para grabar encima su adaptación de la más reconocible melodía del folklore peruano (¿se le puede considerar un 'sample'?). Además aquí se incluyen algunas de sus canciones más famosas, la increíble 'Bridge over troubled waters', una oda a la amistad (en la que Garfunkel pone la voz principal) a pesar de que la del dúo hacía aguas, 'The boxer' (con esos 'lailalais' tan imitables) o 'Cecilia' (que sirvió para rebautizar a Evangelina Sobredo Galanes, una de nuestras mejores cantautoras). Pero el verdadero éxito de este disco está en las otras canciones, las que no son tan conocidas, la maravillosa 'The only living boy in New York', la delicada 'So Long, Frank Lloyd Wright', el rock añejo de 'Baby driver' o su versión del 'Bye bye love' que los confirmaba como las mejores voces combinadas desde los hermanos Everly.

Paul Simon (1972)

El primer disco en solitario de Simon, tras la ruptura de Simon & Garfunkel, ve al compositor abrazando totalmente lo que se conoce como 'World music' o música global. El disco se abre con una de sus mejores canciones, 'Mother and child reunion', un reggae grabado en la capital de Jamaica, Kingston, en los estudios Dynamic Sounds Studios, con la banda de Jimmy Cliff y miembros de Toots & The Maytals ejerciendo de músicos de sesión. Aunque ahora parezca lo habitual que cualquiera se marque un reggae, estamos hablando de 1972 y Bob Marley todavía no se había convertido en la superestrella definitiva del Tercer Mundo. Luego llega 'Duncan' donde continúa su relación con Los Incas tras el éxito de 'El condor pasa', aunque el mejor momento del disco viene con 'Me and Julio down by schoolyard', una canción en la que juega con la música latina y brasileña y en la que aparece la percusión de Airto Moreira, miembro de Weather Report. Aunque el invitado más especial es Stephane Grappelli, el violinista hace su aparición en 'Hobo's blues', donde se hace un homenaje a sus tiempos con Django Reinhardt. Un disco fundamental en su carrera, grabado con arreglos sencillos y espartanos que adelantarían en unas cuantas décadas a lo que más tarde se conocería como 'indie folk'.

There goes rhymin Simon (1973)

Se podría considerar a 'There Goes Rhymin' Simon' como la mirada de Simon a la música negra americana, con una parte de él grabada en los estudios Muscle Shoals de Alabama, con Allen Toussaint y Quincy Jones haciendo arreglos de vientos para el disco, y canciones como 'Tenderness' recordando al doo wop, 'Loves me like a rock' al gospel', 'Something so right' al soul más azucarado o 'Take Me to the Mardi Gras' a la música de Nueva Orleans. Claro que también hay espacio para una de sus canciones más pop (y perfectas) como 'Kodachrome' o el folk de 'American tune', con una melodía prestada de Johann Sebstian Bach.

Still Crazy After All These Years (1975)

El disco que mejor representa líricamente a Paul Simon, alguien que ya parecía mayor con veintipocos años cuando estaba en Simon & Garfunkel, abraza su vida adulta y el paso del tiempo bastante mejor que la mayoría de sus coetáneos como se puede comprobar en este disco y en la canción que le da título. Pero, además, es capaz de meter su mayor éxito en solitario, '50 ways to leave your lover', escrita tras el fracaso de su propio matrimonio y que tiene a Steve Gadd en la batería, 'My Little Town', escrita para su ex compañero Art Garfunkel pero que terminó suponiendo el reencuentro del dúo, o 'Gone at last' otra gran canción de gospel que cuenta con la voz de Phoebe Snow.

Graceland (1986)

Paul Simon es uno de los mejores compositores de todos los tiempos pero, como muchos compañeros de generación, a mediados de los 80 su carrera no parecía estar en su mejor momento. En el año 1984 un amigo le prestó un disco de música sudafricana y Simon se entusiasmó tanto con ella, le recordaba al rock’n’roll primigenio de Sun Records, que decidió hacer las maletas y marcharse al continente negro a grabar el que sería el mejor disco de su carrera en solitario. En canciones como ‘I know what I know’ se puede rastrear la discografía completa de Vampire Weekend, claro que solo es una pequeña prueba de un disco gigantesco, con aciertos como la canción que le da nombre, 'Diamonds on the soles of her shoes', con una increíble intro vocal, junto a Ladysmith Black Mambazo, 'The boy in the bubble', con el acordeón de Forere Motloheloa en primer plano, el estribillo redondo de 'You can all me Al' o el dueto con Linda Ronstadt en 'Under african skies'. (Lo elegimos como 26º mejor disco de los años 80)

The rhythm of the saints (1990)

Tras el tremendo éxito de 'Graceland' Paul Simon decidió realizar algo parecido a lo que había hecho con la música africana con la brasileña, pero el resultado no fue tan satisfactorio. Eso no quiere decir que este disco no tenga sus méritos. Los tambores de Salvador se funden a la perfección con la bella melodía de 'The Obvious Child', uno de los mejores momentos de la discografía de Simon. El resto de las canciones no tiene ése mismo sentimiento gozoso y de exaltación, sino que son más calmadas, con bongos y congas, acompañando la guitarra del camerunés Vincent Nguini, miembro de la banda de Simon desde el disco anterior, que compone, junto a su líder, otra de las gemas del disco, 'The coast'.

Stranger to stranger (2016)

La parte creativa de Simon & Garfunkel es uno de los mejores compositores de la historia. También es uno de los más inquietos, alguien que ha buceado en otras músicas y ha sabido adaptarlas a su estilo. Tras 59 años de carrera (publicó su primer single siendo un adolescente en 1957) Paul Simon todavía es capaz de seguir siendo creativo. Su último disco, 'Stranger to stranger', le ve jugando de nuevo con su sonido y con la producción de sus canciones gracias a la mano del productor itliano de electrónica Clap! Clap!. Su música se ve rejuvenecida por ello y sus canciones siguen siendo una brillante clase sobre cómo se compone (algo que por cierto hizo realmente en 1971 en la Universidad de Nueva York). Canciones como 'Wristband', 'The werewolf' o 'Street angel', con un 'sample' distorsionado de una voz gospel, dan como resultado su mejor obra desde 'Graceland', un disco al que hace un guiño en la juguetona 'Cool papa bell'.

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