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Julio Anguita: "Los que se regodean pensando en el 'sorpasso' porque sí, que no cuenten conmigo"

viernes 17 de junio de 2016, 12:13h
Julio Anguita: 'Los que se regodean pensando en el 'sorpasso' porque sí, que no cuenten conmigo'
(Foto: EP)
Julio Anguita no necesita presentación, y es que a sus 74 años es una de las figuras incombustibles del panorama político español. Haber sido secretario general del PCE, coordinador federal de IU, diputado nacional y autonómico, alcalde de Córdoba o fundador del Frente Cívico Somos Mayoría, le han convertido en una de esas personas que han dedicado su vida a la política, y aunque ahora no se encuentra en la llamada ‘primera línea’, su apoyo a la coalición Unidos Podemos, es sin duda, un revulsivo para la izquierda de cara a las elecciones generales del próximo 26 de junio. Diariocritico ha charlado con Anguita, que se encuentra en Ciudad Rodrigo, lugar elegido para alejarse de los megáfonos, los debates, las caravanas y los mítines de una campaña, que considera innecesaria, tal y como está concebida. Si bien es cierto que participará el próximo 22 de junio en un acto de campaña en Córdoba, el político y maestro, niega que cierre ninguna lista electoral, aunque espera que esta coalición consiga una de sus aspiraciones históricas: el sorpasso al PSOE.

En las elecciones del 20-D no pidió el voto para ninguna de las formaciones de izquierdas, y en esta ocasión ha sido uno de los grandes defensores de la coalición Podemos-IU, e incluso participará en uno de los actos de la campaña. ¿Por qué cree que fracasó la unión de cara al 20-D?

Creo que fue un error de ambas formaciones políticas no haber llegado a un acuerdo de cara a las elecciones de diciembre, y ahora se han dado cuenta de que la tarea que tenemos es ingente, y solo desde las formaciones de izquierdas se puede hacer un programa para la inmensa mayoría de la población. Generalmente la izquierda está más centrada en recalcar que es la izquierda y sus propuestas son de izquierdas, mientras que la derecha habla de propuestas para la mayoría, y ese mensaje es el que tiene lanzar la izquierda.

¿Cree que esa ilusión a la que ahora apela Unidos Podemos se ha visto empañada por estos meses de bloqueo?

Yo creo que no se ha perdido la ilusión y el 26-J es un nuevo punto de partida, pero si todo lo fiamos a unos magníficos resultados, la unión no habrá servido de nada. Desde mi punto de vista, el 26-J debe desarrollar la confluencia teniendo en cuenta que hace falta una confluencia social entre quienes se han movido y han salido a la calle durante estos años. Hay que darse cuenta de que hay que empujar a quienes estén dispuestos a cambiar. La confluencia debe ser política, social y además generar consenso. Hay que elaborar un programa de consenso para la clase media, un programa democrático, y con contenidos sociales, en el sentido marxista, ya que si no es así, será una ocasión perdida.

A usted, que es un 'rara avis' en política, en el sentido de que es uno de los pocos que han renunciado a su pensión vitalicia por su condición de ex parlamentario, ¿qué le parece que 203 diputados y 183 senadores hayan solicitado la llamada indemnización de transición por esta breve legislatura?

En algunos casos, puede estar justificado, pero desde luego, yo no lo hubiera hecho. Yo le hubiera dicho a mi organización que buscase la forma de producir los ingresos mientras soy necesario. Hay que predicar con el ejemplo, por lo que, insisto, yo no lo hubiera hecho. Se trata de situaciones excepcionales y, a veces, penosas, pero estoy seguro de que las propias organizaciones podían haber sufragado los gastos necesarios.

El hecho de que los partidos no hayan sido capaces de ponerse de acuerdo ni siquiera para limitar el techo de gasto de esta segunda campaña es un preludio de la dificultad que entrañará llegar a acuerdos de ningún tipo. ¿Usted cree que era necesaria esta segunda campaña?

Yo eliminaría las campañas y los debates, tal y como están concebidos porque son un mero espectáculo. Yo creo que los debates deberían realizarse tal y como están concebidos en sentido académico, con periodistas expertos y sobre temas monográficos. Apenas vi un rato el debate del 13-J, y me confirmó lo que pienso, y es que nadie anuda y amarra el debate, y por tanto, no hay debate. Es cierto que los periodistas preguntaron y, de vez en cuando les pusieron en un apuro, pero eso no es un debate.

Como histórico dirigente comunista, ¿cree que estamos volviendo a asistir a una caza de brujas contra el comunismo? ¿Se ha denostado el término?

Yo soy comunista, siempre lo he dicho y lo diré. Claro, es que el fascismo es una estructura mental que cada cual ‘rellena’ de su ideología, y es una forma de pensar y actuar que se eleva sobre el pensamiento débil y la falta de argumentos, y necesita un maligno o enemigo al que combatir. Por ese motivo, se instala fácilmente en las mentes perezosas y funciona, pero los que lo utilizan tienen muy poca cultura política y muy poca calle. Esto también lo digo de la izquierda cuando utiliza como argumento para criticar el ser de derechas. Hay una parte de las llamadas fuerzas políticas que son de una proeza electoral que asusta y confunden ser demócrata con ser campechano. El problema es que no tienen ideas, y cuando no hay ideas, tienen que refugiarse en el argumento de qué malo es el enemigo. Cuando lanzan esos mensajes de lo que ocurre en Grecia y Venezuela, quienes lo hacen son los mismos que callan ante las barbaries cometidas en Irak, Libia o Afganistán. Ocultar lo nuestro para imputárselo al enemigo es un discurso que se desmonta. Con Fernando VII y con Francisco Franco vimos las dos reencarnaciones de la España mostrenca que no piensa y sólo odia. Esa idea ha sobrevivido a través del tiempo y por eso la gente se ha quedado en un estado de miedo a pensar. Yo eso no lo soporto, no puedo ver como mis compatriotas se despachar con el insulto. Cuando se busca el voto a base de medidas antiéticas, ese voto se transforma en alguien que no tiene fuerza para defender sus argumentos; no se puede pedir el voto a costa de lo que sea.

¿Hasta dónde podría llegar un hipotético gobierno progresista, teniendo en cuenta las ataduras de Bruselas?

Cuando se hace una constitución siempre hay que tener en cuenta dos aspectos: la constitución formal y la parte más importante, la constitución material, que es lo que hace posible que esa constitución se cumpla o no. En esta campaña, yo insisto en que hay que ir a la confluencia política y social, y cuando se tenga esa fuerza ya podemos hablar de medidas. Por ejemplo, ante la inminencia de recortar en gastos porque así lo dice el artículo 135 de la Constitución, yo propongo utilizar ese mismo artículo, que en su punto cuarto establece que, en caso de recesión o crisis grave, quedan sin efecto los demás artículos. Está claro, que simultáneamente hay que tener alianza con otras fuerzas políticas en Europa, y tener preparadas una serie de medidas de emergencia que estén consensuadas con la constitución material, y luego ya hablamos de la deuda. Ese fue el gran error de Alexis Tsipras, que no tenía esas medidas de emergencia ni había conseguido alianzas en Europa. Para conseguir el respaldo de la constitución material hay que darle señales de que estamos con ellos, con la mayoría social, y entonces ya les puedo plantear diferentes medidas y reformas desde la legalidad. Estoy preocupado porque después de 26-J no se puede estar de vino y copas, ya bastante daño ha causado Tsipras como para repetir aquí lo mismo.

¿Crees que Pablo Iglesias es el mejor candidato para la coalición o debería haber sido Alberto Garzón?

El candidato es correcto porque es el candidato de la fuerza mayoritaria y, además, es una persona que con su carisma y su esfuerzo, se ha ganado a pulso ser el candidato, pero está claro que la compañía de Garzón equilibra, porque él es más tranquilo y sereno. Pablo y Alberto son las dos caras de una misma manifestación política, son profundamente radicales, pero uno es más mesurado y otro más impetuoso. Es como un carro tirado por dos caballos. También quiero subrayar el ejemplo magnífico que ha dado Alberto Garzón al ir de número 5 por Madrid, y creo que las organizaciones deben recoger ese ejemplo. Esa unidad hay que hacerla carne y sangre en el día a día, y crear otra cosa, porque si la gente piensa que esto es una alianza coyuntural, está traicionando el proyecto.

¿Ha conseguido Pablo Iglesias el que ha sido su sueño político?

Yo soy consciente de mis limitaciones y hay una cosa que se llama ‘tempus fugit’. Yo estoy en política con un proyecto y vivo para el proyecto, si el proyecto se empieza a realizar, yo ya estoy más que pagado. Cuando se planteó hacer esto hace años, IU lo aprobó por unanimidad, pero en aquella época había un complejo de inferioridad, que yo no he tenido nunca, pero había unos hermanos mayores (PP y PSOE) que asustaban a muchos. Ahora, los hermanos mayores han demostrado lo que son, así que ese sueño que usted dice, está próximo a realizarse.

En el debate del pasado 13-J, Pedro Sánchez volvió a hablar de la pinza, evocando aquella pinza del PP-IU que podría ocurrir ahora con el PP y Unidos Podemos

Esto es lo que le decía al principio, lo de la pinza la idearon para mentes menesterosas y lo hicieron quienes dominaban la mentalidad de Goebbels (una mentira repetida mil veces se convierte en verdad). Lo que me sorprende es que quienes decían aquellos no han tenido el valor de debatir conmigo porque les puedo demostrar con creces que no hubo tal pinza. Tenemos toda la documentación y la memoria, pero lanzan estos mensajes a la gente de la calle, y lo vuelven a sacar ahora para incidir en determinado electorado que no piensa mucho, y que conste que no estoy insultando a nadie, sino describiendo la realidad. Hace falta mucha didáctica y pedagogía en política, y en la izquierda más. Tenemos que dejar un poco a Marx y Engels y poner más en valor la figura de Sócrates. Yo soy comunista, y les planteo una propuesta con la legalidad en la mano. Buscar definiciones para contentar o hacer gestos alambicados es un error, es la forma de desmontar las operaciones.

Usted que hizo famosa la proclama ‘programa, programa, programa’, ¿no ha echado de menos más programa y menos intereses partidistas y personales?

Unidos Podemos tiene un programa con 50 medidas que están ahí, y están pensadas para la inmensa mayoría. Esto es mi obsesión de que en política hay que ser didácticos y pedagógicos. Hay que relativizar porque la adscripción política real permite que la persona sea abierta, y sólo son abiertos quienes están convencidos realmente de sus ideas, y quienes no, se refugian en los dogmas. Le pongo un ejemplo, teniendo en cuenta la situación de quienes viven de la pensión de los abuelos, si mañana se fijara que la pensión mínima son 1.000 euros, con esa medida, ya teníamos a la gente convencida porque todos verían lo bien que les viene esa medida, y entenderían que hubiera subida de impuestos y estarían dispuestos a ayudar. Se acerca una época en la que nuestra militancia está en una transición a una nueva época, y es un proceso sin tiempo ni fecha, en el que unas militancias que están yuxtapuestas, deben empezar a trabajar tras las elecciones. Cuando hay una misión que se entiende, se comprende e implica un gran consenso social, hay que demostrar por vía de la unidad que esa misión es posible. En el horizonte de uno está el partido orgánico que decía Gramsci, algo nuevo que una a las formaciones de la izquierda.

Parece que hay más obsesión por conseguir el sorpasso al PSOE que por gobernar o pensar en los ciudadanos, ¿usted qué cree?

En la época en la que se planteó la idea del 'sorpasso', en el consejo de política federal de IU se dijo que el obstáculo para cambiar el país es el bipartito, ya que esos dos partidos son los que sostienen el sistema y hacen en lo sustantivo la misma política con matices diferenciados. La única forma de que esto cambiara era que uno fuera sobrepasado por otro actor. Teníamos que sobrepasar a la cariátide izquierda del edificio conservador, y eso se planteó a largo plazo porque no era algo de hoy para mañana. Esto ocurrió en una campaña electoral, en la que los responsables de campaña se volvieron locos con la idea del 'sorpasso', y lo que pasó fue que conseguimos 3 diputados más. Ahora, la gente ha visto que el PSOE es la cariátide izquierda de un edifico conservador, y el detalle que más lo revelo fue la reforma del artículo 135. La idea no es sobrepasar al PSOE porque sí, sino romper el bipartito desde una posición en la que se releve al PSOE, pero contando con él. No es lo mismo hablar con el PSOE estando en inferioridad, que en una situación de igual a igual o de superioridad. Los que se regodean pensando sólo en el 'sorpasso' porque sí, que no cuenten conmigo porque me parece una estupidez.

¿Será posible reconducir la relación el PSOE después de dos campañas de insultos, fantasmas del pasado y duras acusaciones mutuas?

El PSOE aún no ve ese sorpasso porque no ha ocurrido, pero si sucede, se acaba con el monopolio de dos partidos, y el que llega nuevo es que tiene que llevar la iniciativa, y ser inteligente para plantear propuestas para la inmensa mayoría. Si se produce el sorpasso habrá una crisis en el PSOE, una crisis que tiene que ocurrir, para que resuelvan su situación.

Usted dijo antes de diciembre que veía un gobierno de Rajoy con el respaldo de PSOE y Ciudadanos, ¿sigue creyendo que después del 26-J se producirá la gran coalición?

Yo lo veía porque hace mucho que conozco a Felipe González, y él siempre ha defendido la alianza entre PP y PSOE, y lo ha hecho con razón, porque ambos partidos defienden el mismo proyecto europeo, atlantista y económico, pero el escándalo de Valencia echó a perder esa idea de la gran coalición, porque ya ni siquiera las empresas del Ibex podían tolerar que les representara el PP. Mariano Rajoy se encastilló y Pedro Sánchez también se encastilló, pero ahora las empresas han dicho que habrá gobierno como sea, y si los resultados son los que dicen las encuestas, Rajoy tendrá que irse para que se pueda producir esa gran coalición.

El referéndum en Cataluña fue una línea roja tras las pasadas elecciones. ¿Cree que la única solución al conflicto catalán es la independencia?

Yo creo que la derecha ha hecho más por el independentismo que nadie. Independentismo en Cataluña ha habido muy poco porque Convergencia (CDC) siempre ha querido un entendimiento con España, a costa de salir beneficiada. Hay una parte del independentismo que es minoritaria y cree que su buena burguesía les resolverá el problema cuando es la misma que la burguesía española. Primero habría que negociar y dialogar sobre lo que se quiere. Si sabemos que ganarían los que no quieren que se rompa España, esa consulta les daría base para articular un Estado español desde una visión federal, por ejemplo. La Constitución dice que España tiene regiones y nacionalidades, y eso de las nacionalidades es concepto que no existe, pero esa anfibología de la Constitución ha estallado. Yo soy partidario de que, tranquilamente, se explique a los españoles que hace falta negociar y dialogar, y la gente lo entendería. Además sería un disparate que Cataluña se separase de España. Sería un disparate político, económico y social pero hace falta consenso y no forzarles a ese disparate.

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