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Breyxit y otras tormentas perfectas

martes 21 de junio de 2016, 12:45h

Ricardo es, junto con otros varios de sus colegas, uno de esos editorialistas cuyo humor gráfico vale muchas veces más que mil palabras de algunos de nosotros, los plumillas. Me ha hecho reír su último dibujo: vemos a Mariano Rajoy, de espaldas pero mostrando un rostro enfadado mientras pregunta: “¡¡¡¿Quién ha dejado entrar a Albert Rivera en La Moncloa?!!!”. Se halla ante la puerta de su despacho, donde se lee ‘Mariano Rajoy Brey’ y alguien, con un rotulador rojo, ha añadido ‘xit’. Con lo que lee ‘Breyxit’. Muy oportuno el chiste en estos momentos de euroincertidumbre mezclada con la hispanoangustia: tormenta perfecta cuando, encima, nos vemos capaces hasta de ganar la Eurocopa. Que no nos falte de nada.

Soy optimista y creo que las tormentas, si son verdaderamente perfectas, lo que hacen es avisar de la catástrofe, pero no consumarla. Así que me instalo en una bastante confortable cuasi seguridad de que no habrá Brexit -porque los británicos conducirán por el lado equivocado, pero no yerran tanto en las cosas de comer- y de que, aquí en casa, el Breyxit se producirá, si se produce, con las debidas cautelas.

Analizando, como los restantes cuarenta y tantos millones de españoles y varios otros millones de europeos, la que nos puede venir, pienso que los pueblos quieren, llegado el momento, el cambio, e incluso el Cambio con mayúscula, pero difícilmente el terremoto devastador. Por eso no creo que haya Brexit, y que el Breyxit, si se da -ahora lo comento-, se hará con garantías de que no habrá vacíos que provoquen hecatombes. Ni creo que gentes como Trump o Marine Le Pen -no son tan diferentes, si usted lo mira bien- ganen jamás unas elecciones presidenciales. Ni que haya independencia en Cataluña. Ni hemos de ver a Pablo Iglesias dirigiendo los servicios secretos, por decir una ‘boutade’ que sé que el líder morado interpretará en su recta intención. Ni, glub, llegaremos al ridículo máximo de ir a unas nuevas elecciones. Porque ya digo: el hartazgo ciudadano puede hacer que las cosas lleguen al límite, al borde del barranco, dando un susto a los inmovilismos establecidos, pero difícilmente, excepto en muy contadas y lamentables ocasiones en la Historia, nos hace caer por la sima.

¿Y entonces, volviendo a casa, el Breyxit? Entiendo al presidente en funciones cuando sugiere que quienes le piden a él, que va a ganar las elecciones, que se retire, y lo dicen habiendo quedado terceros o cuartos, deben hacérselo mirar. Pero Rajoy habría de comprender también que ha llegado el momento de los cambios, y que le afectan. Bastantes de los suyos, disciplinados, no lo dicen en voz alta; lo admiten cautamente fuera de los micros. Es el momento de irse con gloria, quizá aprovechando para el relevo la proximidad del ya demasiado aplazado congreso de los ‘populares’.

He escuchado a José Bono, que es persona tan sin pelos en la lengua que a veces aloja cuchillos en ella, decir que si ‘los cuatro’ no son capaces de llegar a un acuerdo para formar Gobierno, deben irse todos ellos. Quizá exagera algo el ex de tantas cosas. Yo, al menos, creo que quizá tendrían, entonces, que marcharse dos, los que más han disfrazado sus diferencias y metas personales con ropaje de causas políticas, de ‘derechas’ versus ‘izquierdas’. El cuarto ha procurado, a veces con una base incongruente, el entendimiento entre todos: predica la gran coalición y se alía con el principal enemigo de la gran coalición; a ver quién logra explicarlo. Y el que queda, que en la noche electoral será el segundo o el tercero, a saber, jugará el papel al que le destina el futuro, es decir, canalizar los descontentos y convertirse en una masa crítica, seguramente necesaria para la buena marcha del país, pero nunca para ejercer el gobierno de esta sobresaltada nación.

Y en esas tormentas andamos, apreciados lectores, cuando quedan horas para el referéndum británico y muy pocos días para las elecciones españolas. ¿Por dónde dice usted que encontramos la salida, perdón, the exit? Y, al menos, eso sí: ya he dicho que soy optimista por naturaleza, y la Eurocopa la ganamos, vaya si la ganamos.

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