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La lección fallida del profesor Iglesias

lunes 27 de junio de 2016, 08:13h

Pablo Iglesias aterrizó en el mundo de la política como el profesor brillante de Ciencias Políticas, excepional orador, maravilloso tertuliano televisivo y hábil principiante en el 'ruedo ibérico'. Fundó Podemos y pronto supo saborear las mieles del éxito. Primero en 2014 en las elecciones al Parlamento europeo. Un año después, en las municipales y autonómicas de mayo de 2015, su partido consiguió grandes objetivos. En noviembre, irrumpió en la política nacional con 69 diputados en total, sumando sus aliados regionales, y parecía imparable.

Pero todos conocemos el desenlace que tuvo sus negociaciones a cara de perro con Pedro Sánchez para presionarle, ser vicepresidente y ocupar algunos ministerios más que delicados. Desde entonces dejó de hacer amigos, por decirlo suavemente, y sólo al final de la legislatura fallida consiguió lavar su imagen intentando mostrarse ante la ciudadanía como el negociador que quiso lograr un gobierno progresista pero que la derecha frustró, en contra de su voluntad e incluso de la del PSOE, hablando por otros.

Ahora, 6 meses después, ve cómo su proyecto se estrella. Porque la alianza con Izquierda Unida bajo las siglas de la coalición Unidos Podemos era potencialmente un gran portaaviones de guerra, una plataforma que no podía sino triunfar. Las encuestas, todas, le ofrecían pasar al PSOE como segunda fuerza política. Suponía consumar el tan ansiado por Julio Anguita 'sorpasso'. Pero los resultados de anoche ya los conocen ustedes. Un gran fracaso que supone perder cerca de millón y medio de votos. Se dice pronto. La única cifra positiva ha sido la de sumar 71 escaños, exactamente los mismos que tenía ya en la anterior legislatura sumando a sus 69 asientos, los 2 de IU.

'Para este viaje no hacía falta alforjas', ya le dicen algunos. Además, Alberto Garzón tendrá que analizar su casa y ver si la ha dinamitado. Es imposible técnicamente saber de dónde se han perdido ese millón y pico de votos. Algunos creen que de la abstención, de la ciudadanía cansada de confiar en estos políticos jóvenes, que prometieron el cielo pero se han encontrado el más duro suelo para caer. Toda una lección para el ya viejo profesor. De humildad, primero, pero también de estrategia política. Porque algo les ha fallado a los chicos de Podemos.

Mientras, como decía en estas páginas Julio Anguita, el partido que acumula años de casos de corrupción, "escándalo tras escándalo", gana las elecciones con mejores cifras si cabe. La ciudadanía, en todo caso, ha hablado, y habrá que interpretar bien lo que ha querido decir con estos resultados. También, en el PSOE, mucho por reflexionar. Sería un grave error por su parte celebrar estos números simplemente por haber evitado la humillación histórica que hubiera supuesto el 'sorpasso'.

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