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Podemos no puede

martes 28 de junio de 2016, 08:39h

Hay momentos en la vida en los que algunas personas vemos imágenes nuestras de hace unos cuantos años y sentimos vergüenza del corte de pelo que llevábamos al estilo de Cuéntame, la ropa con aquellos pantalones campana cuyo nivel de horterada no ha sido capaz de superar ni siquiera aquellos cantantes del Este que salían cada año en Eurovisión, o los disfraces que nos poníamos para celebrar la Navidad con peluca de colores y gorros de muñecos de Disney. Pero nada de esto, por muy ridículo que nos parezca lo anteriormente descrito, se puede igualar con el producido por cualquiera de los denominados ”expertos demoscópicos” que se han pasado semanas haciendo pronósticos sobre la intención de voto y no han acertado ni remotamente porcentajes y escaños previstos para el 26-J, desarrollando una pandemia de datos falsos.

En estas mismas páginas ya dije hace tiempo que aquel pacto de los guapos entre Pedro Sánchez y Albert Rivera, traería consecuencias graves para el PSOE, que ha obtenido el peor resultado de su historia desde 1977. Los votantes menos fieles no han entendido que se echase en los brazos de Ciudadanos con tanta celeridad como lo hizo el 20-D. Igualmente, los votantes del partido naranja no han perdonado el intento de Rivera de llevar a los socialistas a La Moncloa. Resulta curioso que los cinco diputados socialistas perdidos y los ocho centristas, casi igualan sumándolos a los catorce que ha subido el Partido Popular con respecto al 20-D. Pero, ¿es posible que haya existido un trasvase directo de votos de estas dos fuerzas al PP? Si esto fuera verdad, dejaría en evidencia la teoría de que los indecisos en lugar de haberse decantado por la abstención, han hecho suya la máxima de “más vale lo malo conocido, que lo bueno por conocer”.

El PSOE ha perdido la hegemonía andaluza en favor del PP y eso unido al retroceso en general hasta quedarse en los 85 diputados, exige una profunda reflexión en el seno del partido en vísperas de un congreso ordinario que deberá plantearse muy seriamente su política de alianzas poselectorales, su definición ideológica. Es evidente que si no han perdido su posición como segunda fuerza política, ha sido gracias a que su rival político ha sufrido una pérdida de algo más de un millón de votos. Los socialistas deben replantearse sobre todo quien debe liderar el partido, pues solo con buena presencia y apelando a la historia de un partido centenario, se ha comprobado que no ha sido suficiente para evitar la sangría de escaños.

A todos ha sorprendido el estancamiento de Unidos Podemos en número de escaños. Su mal resultado en Madrid, donde ha perdido dos escaños, si sumamos los obtenidos por IU el 20-D y sobre todo los 216.580 votos perdidos con respecto a dichos comicios, es en gran parte la clave del fracaso. Si bien en Barcelona los resultados han sido más satisfactorios que en Madrid, allí han perdido 77.758 votos. Esquerra Republicana y el PP, han subido una cifra similar entre los dos, si bien esto solo es un dato frio de la aritmética, vaya a saber lo que ha hecho el votante con su papeleta, pues en Cataluña cualquier escenario es posible.

Podemos... no ha podido. Tal vez el techo electoral de la formación de Pablo Iglesias sea el actual, aun cuando parecía que en esta ocasión, se convertirían en la segunda fuerza política española. Tal vez el error haya sido morir de éxito antes de tiempo, o bien la ambigüedad de su discurso, donde un día se convierten en socialdemócratas, otra elevan a las puertas del Olimpo a Julio Anguita y al siguiente se presentan como socialistas de izquierdas, porque también existen socialistas de derechas como todos sabemos. Podemos no ha podido evitar que el voto del miedo le afectase y eso formaba parte del guion como bien podían pensar. También deben reflexionar sobre aquellos que han preferido quedarse en casa sin ir a votar. Algo les ha decepcionado a votantes de Podemos y de IU, que no tal vez no han llevado de buen grado la coalición Unidos Podemos para el 26-J.

Cuantos más casos de corrupción salen en Valencia, el PP incrementa dos diputados más y cuando Mortadelo y Filemón se cuelan en el despacho del ministro de Interior y sacan a la luz prácticas vergonzosas de conspiración a dos días de la cita electoral, esto no solo no afecta al PP, sino que le hace más fuerte. El hombre del plasma ha dejado de hacer caso al arcaico Arriola, para entregarse en los brazos del eficaz Jorge Moragas que ha hecho de Rajoy un candidato amable y cercano que ha ganado las simpatías de muchos españoles, que han caído en la amnesia de los cuatro años de recortes, austeridad y empleo precario, e ignoran que la hucha de las pensiones empieza a tener telarañas.

Lo de Ciudadanos es también para hacérselo mirar. Il bello Rivera se queja ahora de la misma ley electoral que en diciembre le dio cuarenta diputados, cuando ha perdido ocho de ellos de una tacada. Su discurso vale para un roto (PSOE) como para un descosido (PP). Es el eterno pactista y así le ha ido y le irá. Yo creo que tiene vocación de vicepresidente de cualquier cosa, incluso de la comunidad de vecinos de su casa, donde es muy importante ser de centro para evitar las derramas propuestas por los populistas que quieren poner merengue bolivariano como música del telefonillo y los de derechas que proponen poner un vigilante jurado 24 horas, que da mucho caché a los vecinos de la finca.

No habrá unas terceras elecciones para descanso de todos nosotros, si bien en el otoño tocan autonómicas en Galicia y Euskadi, donde Podemos sí que parte muy reforzado, sobre todo en la segunda de ellas. Es en esta comunidad donde los de morado han vencido desplazando al PNV al segundo lugar habiendo perdido un escaño y casi catorce mil votos. El otro gran dato que no ha pasado desapercibido en Euskadi, son los más de 30.000 votos perdidos por Bildu, a pesar del teórico efecto Otegi, pareciendo una opción política desfasada y escasamente ilusionante.

Podemos tendrá que replantearse muchas cosas después de este resultado y de su labor parlamentaria dependerá en gran parte su futuro. El PSOE ha tocado fondo y solo le queda remontar para sobrevivir. Ciudadanos puede verse afectado por el síndrome del CDS de Adolfo Suarez, que después de una emergencia brutal, fue disolviéndose hasta acabar desapareciendo por no tener espacio político. Objeto de tesis de politólogos es asistir a la anormalidad democrática de que el PP, a pesar de los múltiples casos de corrupción no se vea afectado por el desgaste que esto conlleva. En cualquier otro país europeo, casos como Gürtel, Palma Arena o Púnica se habrían llevado por delante al partido.

Mucho tienen que cambiar las cosas para que en dos años como máximo no seamos llamados de nuevo a las urnas, con una reforma constitucional inevitable de por medio, que será todo un ejercicio para poner a prueba la capacidad de consensuar parlamentariamente la actualización de la Carta Magna.

Mariano, el del plasma, ha rejuvenecido su imagen y ha sabido jugar sus bazas, el resto solo han improvisado. Ante tanta mediocridad, un paisano suyo amigo mío, le ha enviado un mensaje a La Moncloa diciéndole,” Mariano se fuerte” y él le ha contestado que “es el alcalde el que elige a los vecinos y son los vecinos los que eligen al alcalde, los vecinos……” lo que es todo un teorema de Cuarto Milenio. Rajoy sin bonsáis, ni raquetas de pádel, seguirá caminando a ese ritmo tan personal suyo por los jardines del palacio como si el autobús de Pontevedra fuese a pasar en cinco minutos y él tuviera que cogerlo sin falta. Es el único ganador cuando todos lo daban por amortizado. Mal día para José María Aznar.


JOSE JOAQUIN FLECHOSO

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