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El ejemplo que piden a Rajoy y no se aplican ellos

jueves 30 de junio de 2016, 10:08h

Los tres dirigentes de otras tantas formaciones han vuelto a perder. Por segunda vez y de forma más clara y rotunda que la anterior. Pedro Sánchez ha llevado al PSOE a los peores resultados de su reciente historia. Pablo Iglesias ha llevado a la izquierda a una depresión que no conocía desde los desastres electorales del PCE. Y Albert Rivera ha consumido su crédito de alternativa liberal y de centro en apenas 5 meses. Los tres ven como las peleas internas y las divisiones a la hora de afrontar las derrotas sacuden sus partidos. Y los tres piden que el vencedor, por más que les pese a ellos y puede que a una mayoría de españoles, se sacrifique y se vaya mientras ellos ni mencionan la palabra dimitir.

Piden un ejemplo a Mariano Rajoy que ellos, los derrotados por segunda vez, no están dispuestos a aplicar en sus carnes. Podemos los ciudadanos y ellos y sus formaciones deben analizar y buscar las razones de la derrota. Pero por higiene democrática deberían, por lo menos, poner sus cargos a disposición de sus partidos. A partir de ese momento tendrían peso moral y político para pedirle algo parecido al presidente del PP. Y si de verdad creen en la democracia y no en el amor a los sillones y a la prebendas del poder, y creen que no se puede ir a otras y terceras elecciones, que dejen paso a otros dirigentes. Que sean los " nuevos" los que negocien con el PP y será entonces cuando podrán pedirle al partido ganador que piense en si la solución al enredo no estará en el último sacrificio de los contendientes de diciembre y junio.

Mientras esto no suceda y no parece que vaya a suceder, ni Sánchez, ni Iglesias, ni Rivera pueden exigir nada.

Los 137 escaños pueden ser suficientes para gobernar si el PSOE no, quiere decir, si pero decide abstenerse. El cónclave socialista del día 9 puede despejar la incógnita. Parece que los dirigentes territoriales están divididos, mitad por mitad y que Sánchez jugara esa baza para evitar la guerra, la del liderazgo. Lo que haga o no haga Rivera tras haberle dicho no a la reunión a tres carecerá de importancia, salvo, que acepte formar gobierno y coloque a Rajoy en los 169 diputados para la investidura. Si fuera así negociar con un PNV que tiene una difícil papeleta para mantener el poder en Euskadi en octubre frente Podemos será otra cuestión. Como lo será lo, que parece un imposible: que desde el, PP y desde el gobierno en funciones se hable con los nacionalistas catalanes. Con la alargada sombra de Ada Colau sobre sus cabezas, los milagros se pueden convertir en realidad.

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